Выбрать главу

De las experiencias profesionales y militares de Boulle arranca en buena parte el ánimo de documentalismo que aflora en tramos de su novela sobre el río Kwai y que destaca tanto con respecto a la construcción del puente como con relación a las actividades de los comandos; es una aportación que prácticamente no aparece en el film y que, literariamente, anticipa de algún modo la inclinación a tal estrategia por representantes del género de espionaje como Frederick Forsyth o Tom Clancy. En esta táctica de Boulle debió de repercutir probablemente su etapa de condenado a trabajos forzados a continuación de haber sido capturado por los japoneses; en 1944 logró escapar a Calcuta.

En alguna ocasión Boulle manifestó haberse inspirado en dos oficiales franceses para idear el personaje del coronel Nicholson, pero se acostumbra situar su fuente primordial al efecto en la figura del británico John Dentón Toosey -aunque el escritor nunca le conoció personalmente-. Después de la retirada de Dunkerque, Toosey fue destinado a territorio asiático, cayó en poder del enemigo en 1942 y estuvo al mando de prisioneros; en tal labor adquirió la reputación de favorecer las condiciones de vida y trabajo de sus hombres gracias a una singular habilidad para tratar a los japoneses, todo lo cual quedaría reflejado en la novela de Boulle según ciertos aspectos de la personalidad de Nicholson. A diferencia, por supuesto, del personaje de ficción, Toosey ejerció una labor muy positiva: en 1945 resultó galardonado con la Distinguished Service Medal por su valentía frente a los japoneses en el Sudeste asiático, y luego se le nombró Officer of the British Empire por su comportamiento como oficial de alto rango en el campo de prisioneros.

Al tiempo que subrayaba el carácter de ficción de la susodicha novela, Boulle declaró que se había documentado muchísimo antes de escribirla y que «algunos siguen creyendo que la historia narrada es auténtica». Puntualizó que el río Kwai existía: «había encontrado su nombre en un atlas». Tal corriente, conocida con prioridad como Khwae Noi, crece en una zona montañosa de Tailandia, cerca de la frontera birmana y sigue un curso paralelo a ésta en dirección al Sudeste. Sobre el río se halló un puente construido por los japoneses -con prisioneros de las fuerzas aliadas como mano de obra- y próximo a la ciudad de Kanchanaburi, donde hay un cementerio con las tumbas de multitud de hombres, capturados por el ejército invasor, que fueron obligados a trabajar en el proyecto y murieron en tales condiciones. Este puente, al igual que otros, se hallaba destinado a la vía férrea, de más de 400 kilómetros, con la que los japoneses pretendían unir Bangkok, en Tailandia, con Rangún, en Birmania; las obras referidas a la vía se extendieron desde mediados de 1942 hasta noviembre de 1943. En la novela, Boulle habla de un ferrocarril ideado para unir el golfo de Bengala con Bangkok y Singapur, así como del otoño de 1942 como época del inicio de los trabajos; Singapur había sido tomada por los que se autodenominaban «hijos del cielo» en febrero de aquel año, siete meses después de que Boulle llegase allí para unirse a los combatientes de la Francia Libre.

Terminada la guerra, el futuro novelista escribió sus recuerdos de aquellos tiempos, desde la declaración de hostilidades, pero no los publicó hasta 1967. El nombre del volumen, vinculado al de la novela y la película que hicieron famoso al autor, fue Aux sources de la riviére Kwai (En las fuentes del río Kwai), y Boulle añadió un prólogo en que se refería al contenido como una tentativa de narrar con fidelidad «algunas aventuras personales que tuve la suerte de vivir en Extremo Oriente, con ocasión de la Segunda Guerra Mundial». Decía también que uno de los motivos para la publicación de aquellos recuerdos era que los conceptos de la novela procedían de su memoria particular y de la transcripción en dichos textos una vez finalizado el conflicto.

Después de regresar a Francia en 1948, Boulle se dedicó a escribir. Ya se ha citado anteriormente su debut literario. Le siguieron, entre otras obras con posterioridad a la objeto del presente prólogo, La face (1953, La cara) y Le bourreau (1954, El verdugo), junto con alguna colección de relatos donde exploró los terrenos de la fantasía. Decididamente fantástica, en más de un sentido, fue la implicación de Boulle en la ceremonia de concesión de los Oscar que acumuló recompensas a The Bridge on the River Kwai. Todo provino de que los principales autores del guión de la película habían sido Cari Foreman y Michael Wilson, dos americanos incluidos en las listas negras de Hollywood a consecuencia del maccartismo y cuyos nombres no podían figurar en los títulos de crédito; el productor Sam Spiegel pensó que la solución era situar oficialmente a Pierre Boulle como guionista del film, y convenció al novelista asegurándole que el libreto seguía paso a paso la obra original y que diversos colaboradores en el guión habían aportado poco creativamente hablando. En la gala de la Academia de Hollywood celebrada el 26 de marzo de 1958 The Bridge on the River Kwai obtuvo siete Oscar, correspondientes a las categorías de film, dirección, actor principal (Alee Guinness), fotografía, montaje, partitura y guión. La estatuilla por este último concepto fue adjudicada al escritor francés a causa de la mencionada acreditación, cuando todo el mundillo cinematográfico sabía que Boulle no podía escribir en inglés -incluso hablaba entonces este idioma con enormes dificultades y escasísimo vocabulario- y la autoría de Foreman y Wilson resultaba sobradamente conocida.

Kim Novak subió al estrado, en representación de Columbia -la compañía distribuidora del film-, para recoger de las manos de Clark Gable y Doris Day el Oscar destinado a Boulle. Obviamente, Boulle no había asistido a la ceremonia. También influyó en esta falta de comparecencia un chusco incidente que había tenido lugar poco antes. La Academia de cine británica se había adelantado en conceder sus premios referidos a 1957 e igualmente en dar el de guión a Boulle. Éste dijo, con honradez, que se le había otorgado en virtud de la novela, no por una verdadera escritura del libreto; y Spiegel, temeroso de que la declaración impidiese la concesión del Oscar al guión, se apresuró a declarar que Boulle, haciendo gala de modestia, había querido indicar que había recibido constante ayuda de productor y director en lo concerniente al trabajo por el que se le laureaba.

Muchos años después -en 1984-, la Academia de Hollywood expresó públicamente su reconocimiento de que Foreman y Wilson habían escrito el guión del film. Y, en 1985, entregó a familiares de tales autores, ambos fallecidos, las estatuillas correspondientes. En realidad, no se trató de una colaboración conjunta, sino de trabajos sucesivos: Foreman trazó las primeras versiones y Wilson intervino más tarde, con la producción en marcha. Como es sabido, el rodaje no se llevó a cabo en el lugar de los hechos sino en Ceilán, a lo largo de la temporada 1956-1957, y el montaje fue realizado en París durante la primavera de este último año. La empresa de Spiegel, Horizon Pictures, se hizo cargo de la producción, amparada económicamente por la Columbia, y el film se estrenó el 2 de octubre de 1957 en Londres y el siguiente 18 de diciembre en Nueva York. Al enterarse del caso de Foreman y Wilson, el autor de la novela quiso dejar claro que no había sabido nada del problema de ambos con las listas negras y que había entendido la propia acreditación como guionista en función de un hipotético exceso de colaboradores en el libreto y a causa de que Spiegel le había garantizado que el texto hegemónico en el film era la novela.

Aún obtuvo Boulle otro éxito sonado en el tránsito de una obra suya a la pantalla, esta vez con mucho más amplias libertades por parte de los adaptadores. Publicó la novela -más bien corta- La planéte des singes (1963, El planeta de los simios) en 1963, con adherencia al género de ciencia-ficción, y Franklin J. Schaffner dirigió, al cabo de pocos años, la versión cinematográfica, Planet of the Apes (1968, título español homónimo al del libro), con Michael Wilson como uno de los dos guionistas acreditados. Anteriormente, en el ocaso de la década de los cincuenta, Otto Preminger pretendió llevar al cine, con el título The Other Side of the Coin, una novela de Boulle que se llamó en España El reverso de la medalla, pero el proyecto no prosperó. Por el contrario, Planet of the Apes generó una segunda oleada de gran popularidad de Boulle, ya que al film, con alto éxito de taquilla, le siguieron secuelas diversas y series de televisión en imagen real y en dibujos animados. Durante la década de los sesenta, las ediciones hispanas de volúmenes del novelista se sucedían sin descanso: así, las de Una noche interminable, Una profesión de caballeros, La prueba de los hombres blancos, El fotógrafo y La extraña cruzada de Federico II.