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Creo que algunos han intentado ver también a Allie.

Naturalmente, las enfermeras no lo han permitido.

– Les hará bien cuando estén un poco mejor.

– “Cuando lo estén, si llega ese día…

acaso nunca,”, pensó Page-.

La noticia se ha extendido por el instituto como reguero de pólvora.

A todos les había sobrecogido la muerte de Phillip Chapman.

– Un muchacho me ha contado que hoy se personaron varios periodistas en el instituto para hablar con los alumnos acerca de Phillip, de la clase de chico que era.

Fue la estrella del equipo de natación, sacaba calificaciones espectaculares y era el estudiante perfecto.

Eso da mayor dramatismo a la historia.

Trygve meneó la cabeza meditando, al igual que Page, que sus hijas podrían haberse desnucado tan fácilmente como Phillip.

Aquel día, los periódicos publicaban en grandes titulares un artículo sobre el accidente, con fotografías y semblanzas de los cuatro jóvenes.

Desde luego, la figura predominante había sido Laura Hutchinson y su desolación por el fallecimiento de Phillip Chapman.

Se había negado a conceder entrevistas, pero en la prensa aparecía una encantadora fotografía suya encabezando algunas declaraciones de un secretario del senador.

Este portavoz explicaba que la señora Hutchinson se hallaba demasiado conmovida por la tragedia para hacer ningún comentario.

Como madre, se solidarizaba plenamente con la aflicción de los Chapman y con el suplicio que estaban viviendo los padres de los heridos.

En lo esencial, el artículo la exoneraba de toda responsabilidad y dejaba implícito que, si bien el joven Chapman no iba legalmente ebrio, el grupo de chicos había ingerido alcohol.

La conclusión que extraía el lector era que Phillip había sido el culpable del choque, aunque el columnista no lo decía expresamente.

– Está muy bien escrito -dijo Trygve con cierta reserva-.

No le acusan de embriaguez pero provocan sutilmente esa impresión, a la vez que elogian a la señora Hutchinson como una ciudadana madura y honrada, además de una madre modelo.

¿Cómo iba a ser ella responsable de la muerte de un muchacho y casi de tres más? -Presiento que tú no lo crees.

Page estaba desconcertada, ya no sabía qué pensar.

En el hospital habían comprobado que Phillip no estaba ebrio, y sin embargo el accidente tuvo que ser culpa de alguien…

aunque, bien mirado, tampoco importaba.

Saber quién fue el causante no sacaría a Allyson de la UCI ni soldaría las piernas de Chloe.

No alteraría nada.

Lo único que quizá cambiaría serían los pleitos subsiguientes, pero ahora Page no podía pensar en eso.

Demandar a quienquiera que fuese no ayudaría a las chicas ni devolvería la vida a Phillip.

La sola idea de los litigios la ponía enferma.

Era demoledor.

– No es que no lo crea -respondió Trygve-, sino que conozco las intrigas de los reporteros, las insinuaciones veladas, las patrañas, cómo se curan en salud o cómo tergiversan una historia para que coincida con sus opiniones.

Los informadores políticos son los más recalcitrantes.

Sólo cuentan aquello que se ajusta a su esquema mental, a su punto de vista o el de su periódico, lo cual no es necesariamente verdad.

Es una manipulación destinada a encajar en un marco preconcebido.

En este caso podría estar sucediendo algo parecido.

No hay más que ver la propaganda que han montado los hombres de Hutchinson para salvaguardar a su mujer y promocionar su imagen.

Tal vez el accidente no fue culpa suya, pero podría haberlo sido, así que necesitaban presentarla ante la opinión pública como la Señora Bondadosa e Intachable, Madre y Conductora Ejemplar.

– ¿Piensas que es culpable, Trygve? -Tal vez.

Pero es indudable que tanto pudo ser ella como Phillip.

Hoy he hablado con la policía de tráfico y me han repetido que no tienen pruebas concluyentes, y que las que poseen comprometen por igual a ambos coches.

La única diferencia estriba en que Phillip era un joven, mucho más inexperto que la Hutchinson, y que su juventud le perjudica, porque siempre partimos de la base que los jóvenes son unos locos al volante, lo que a menudo es falso.

Según todos sus amigos, el chico Chapman era muy concienzudo y responsable.

El mismo Jamie Applegate dijo que había tomado media copa de vino y dos tazas de café fuerte.

Alguna que otra vez yo he conducido bastante más cargado.

O sea, que en ocasiones he sido más imprudente que él.

Además, a un chico sano y atlético no puede tumbarle media copita, y menos aún seguida por dos cafés.

Sin embargo, la señora Hutchinson declaró que no había probado alcohol en toda la noche y, dado que es una persona mayor, más cabal, más conocida y respetable, una dama madura con un pasado intachable, Phillip se empieza a perfilar como el autor de la catástrofe.

No es justo.

Eso es lo que me subleva.

A los adolescentes se les cuelga sistemáticamente el sambenito, lo merezcan o no.

Y para la familia Chapman ese comportamiento resulta todavía más cruel.

¿Por qué han de manchar la memoria de su hijo sin saber a ciencia cierta quién tuvo la culpa? "Hace un rato he hablado con Jamie, y ha insistido en que nadie bebió de más y que Phillip no tuvo ninguna distracción.

Al principio incluso yo intenté culparle…

Necesitaba ensa ñarme con alguien, y él, como conductor del Mercedes, era el blanco perfecto.

Pero ahora me guardaría mucho de decir nada en su contra.

Y admito que en el primer momento también habría matado al chico Applegate por conspirar con Chloe, por inducirla a mentir, por meterla en aquel maldito coche.

No obstante, es un joven muy normal.

Su padre me ha telefoneado dos veces.

El pobre Jamie está destrozado.

Se empeña en ver a Chloe, pero a mí me parece un poco pronto.

Le he aconsejado que espere unos días.

¿Permitirás que la visite? Page quedó impresionada por el sentido de la justicia de Thorensen, e intrigada también por sus sospechas respecto a Laura Hutchinson.

Probablemente había sido lo que aparentaba: un desgraciado accidente.

Las recriminaciones estaban fuera de lugar, eran ya muchos los que habían pagado un alto precio por un segundo de distracción, una mirada en la dirección indebida, un ligero movimiento del volante y, como resultado, la tragedia colectiva.

Page no le guardaba inquina a nadie.

Sólo deseaba que Allyson sobreviviera.

Trygve asintió en respuesta a su pregunta sobre Jamie Applegate.

– Dejaré que vea a Chloe si ella lo desea.

Cuando se sienta algo mejor, la consultaré al respecto.

Quizá se niegue a dirigirle la palabra, pero Jamie están tan dolorido que ver a mi hija podría serenarle un poco.

Su padre dice que el muchacho se ha empecinado en que…

– Thorensen calibró la crudeza de las palabras que iba a emplear, y no quiso hundir a Page todavía más-.

En fin, teme que las chicas mueran, y tiene un gran complejo de culpabilidad por haber salido bien librado.

No habla de otra cosa, insiste una y otra vez en que debería haber caído él en lugar de Phillip, en lugar de Chloe y de Allie.

Al parecer, el joven Chapman y él fueron amigos íntimos durante años.

Se encuentra en un estado lastimoso.

– Miró de soslayo a Page, y le preguntó delicadamente-: ¿Asistirás mañana al sepelio de Phillip Chapman? Ella asintió lentamente.

Había tenido reparos, pero ahora estaba convencida de que debía ir.

Era lo mínimo que podía hacer por el matrimonio Chapman.

Habían perdido a su hijo y ella casi había perdido a Allie, pero el nncasi" marcaba un matiz fundamental.

El corazón le dio un vuelco al imaginar su sufrimiento.

– Tiene que ser espantoso para ellos -dijo a media voz.