16. Cuando no había suficientes boxes, lo hacían también de la siguiente manera. En el NKVD de Novocherkask, a Ye-lena Strutínskaya la mantuvieron seis días en un pasillo sentada en una banqueta de manera que no pudiera recostarse en ninguna parte, sin dormir, sin caer ni -levantarse. ¡Durante seis días! Intenten ustedes permanecer sentados así tan sólo seis horas.
También, como variante, podían sentar a un detenido en un taburete alto como los de los laboratorios, de manera que sus pies no llegaran al suelo y se le entumecieran de lo lindo. Lo dejaban así sentado de ocho a diez horas.
O bien, durante el interrogatorio, cuando el acusado está a la vista de todos, sentarlo en una silla corriente pero de la siguiente manera: en el extremo del asiento, en el borde mismo (¡Un poco más adelante! ¡Un poco mas!), de modo que no se caiga pero se le clave el borde dolorosamente durante todo el interrogatorio. ¿Sólo eso? Sí, sólo eso. Pruébelo.
17. Según las condiciones del lugar, el box puede sustituirse por el foso de la división,como era costumbre en los campos militares de Gorojovets durante la gran guerra patria. [83]A esta fosa, de tres metros de profundidad por unos dos de diámetro, se arrojaba al preso, y lo tenían ahí metido varios días, a cielo abierto, a veces bajo la lluvia. Era a la vez celda y retrete. Y le bajaban con una cuerda trescientos gramos de pan, y agua. Imagínese en esa situación, además recién arrestado, cuando eres un manojo de nervios.
Ya sea porque todas las Secciones Especiales del Ejército Rojo recibieron las mismas instrucciones o bien porque compartieran una situación similar en campaña, el caso es que este procedimiento tuvo una gran difusión. Así, en la 36 ªDivisión de infantería motorizada, que había participado en la batalla de Jaljin-Gols y que en 1941 estaba destacada en el desierto de Mongolia, al recién arrestado, sin más explicaciones, le alargaban una pala (el jefe de la Sección Especial Samuliov) y le ordenaban excavar una zanja de las medidas exactas de una tumba (¡un procedimiento que enlaza,pues, con el psicológico!). Cuando el detenido había profundizado hasta la cintura, detenían la excavación y le ordenaban que se sentara en el fondo: la cabeza ya no quedaba visible. Un solo centinela vigilaba varias zanjas de este género y parecía que no hubiera nada a su alrededor. [84] 6En aquel desierto los acusados soportaban el tórrido calor mongol con la cabeza descubierta, y el frío nocturno sin abrigo, sin torturas, eso sí. ¿Para qué iban a malgastar energías en ellas? Y mirad qué ración: cien gramos de pan y un vaso de aguaal día. El teniente Chulpeniov, un gigantón de veintiún años, boxeador, estuvo así un mes. A los diez días estaba plagado de piojos. A los quince días lo llamaron por primera vez a declarar.
18. Poner al acusado de rodillas,pero no en sentido figurado sino en el literaclass="underline" arrodillado sin apoyarse en los talones y con la espalda recta. En el despacho del juez de instrucción o en el pasillo se le podía obligar a permanecer así doce horas, veinticuatro y hasta cuarenta y ocho. (El juez podía marcharse a casa, dormir, divertirse; era un sistema bien elaborado: junto al hombre de rodillas se ponía un puesto de guardia y se relevan los centinelas.) [85] 7¿A quien convenía poner de esta manera? Al que ya estaba desmoralizado, al que ya se inclinaba a ceder. Daba buen resultado con las mujeres. Ivanov-Razúmnik comunica una variante de este método: después de haber puesto al joven Lordkipanidze de rodillas, ¡el juez de instrucción se le meó en la cara! ¿Y qué pasó? Después de haberlo aguantado todo, con esto, Lordkipanidze se desplomó. Por lo tanto, también funciona espléndidamente con los orgullosos...
19. O basta con obligarle a estar de pie.Se le puede dejar de pie sólo durante los interrogatorios, y eso cansa y quiebra lo suficiente. También se le puede dejar que preste declaración sentado, pero siempre que permanezca de pie entre interrogatorios (se coloca un centinela y el vigilante cuida de que no se apoye en la pared, y si se duerme y se derrumba le propina unos puntapiés para que se levante). A veces, veinticuatro horas seguidas de pie son suficientes para que un hombre desfallezca y declare lo que haga falta.
20. Es habitual que, cuando a un detenido se le tiene de pie durante tres, cuatro o cinco días no se le dé de beber.
Cada vez resultan más claras las posibilidades de combinación entre procedimientos psicológicos y físicos. Se comprende también que todas las medidas precedentes puedan combinarse con:
21. El insomnio,que no supieron valorar en la Edad Media: no sabían que los márgenes dentro de los cuales el hombre conserva su personalidad son muy estrechos. El insomnio (unido además al estar de pie, la sed, la luz cegadora, el terror y la incertidumbre. ¿En qué quedan tus torturas ante esto, Edad Media?) nubla la razón, socava la voluntad, el hombre pierde su «yo». (Es el Ganas de dormir,de Chéjov, aunque ahí era mucho más suave, pues la niña podía tenderse un poco, dar reposo a su conciencia durante un minuto que le refresca salvadoramente el cerebro.) [86]Cuando un hombre actúa medio inconsciente, o completamente inconsciente, no debemos culparle por las declaraciones que haya podido hacer...
Imagínense en este estado de turbación a alguien que además es extranjero y no conozca el ruso, y que le den algo a firmar. Así fue como el bávaro Jupp Aschenbrenner firmó que había trabajado en una cámara de gas. Sólo en 1954 consiguió demostrar, ya en el campo penitenciario, que en aquella época estaba en Munich asistiendo a unos cursos de soldadura eléctrica.
Te lo decían así: «No ha sido sincero en sus declaraciones, por tanto no se le permite dormir!». A veces se mostraban más refinados, no te ponían de pie sino que te sentaban en un sofá mullido que predisponía de forma especial a dormir (el vigilante de turno se sentaba a tu lado en el sofá y te daba una patada cada vez que fruncías los ojos). He aquí cómo describe una víctima (que previamente había pasado días enteros en un box lleno de chinches) sus sensaciones después de esta tortura: «Tenía escalofríos por la gran pérdida de sangre. Tenía las membranas oculares secas, como si alguien sostuviera un hierro candente ante mis ojos. Se hincha la lengua de sed y pincha como un erizo al menor movimiento. Los espasmos de la glotis te rajan la garganta».
El insomnio es un gran medio de tormento y no deja ninguna huella visible, ni siquiera motivos de denuncia si se presentase mañana mismo una improbable inspección. [87] 8«¿Que no le dejan dormir? ¡Y qué se cree, que está en un balneario ! Los agentes que han estado con usted tampoco han dormido» (pero descansaban de día). Podemos afir-mar que el insomnio se convirtió en el procedimiento universal de los órganos, que dejó de ser un tipo de tortura para convertirse en método reglamentario y que se utilizó de la forma más económica, sin recurrir a ninguna clase de centinelas. En todas las prisiones judiciales no se permitía dormir ni un minuto entre el toque de diana y el de retreta (en Sujá-novka y en otras prisiones más, de día retiraban los catres contra la pared; en otras, sencillamente, no dejaban tenderse, ni siquiera bajar los párpados estando sentado). Y los principales interrogatorios eran siempre de noche. Era automático: el que estaba sometido a la instrucción del sumario no tenía tiempo para dormir por lo menos durante cinco días a la semana (la noche del sábado y del domingo los jueces de instrucción procuraban descansar).