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—¿Habrá vuelto mamá cuando lleguemos? —preguntó David.

CAPITULO VII

Un vaso estriado, de color violeta veteado de azul, y una jarra de ponche caliente, están sobre la mesita de noche de Ember. Una serie de tres grabados pende de la pared color ante, directamente sobre su cabeza (Ember tiene un fuerte resfriado).

El grabado número uno representa a un caballero del siglo xvi en el acto de entregar un libro a un hombre humilde que sostiene un venablo y un sombrero coronado de laurel en la mano izquierda. Adviértase el detalle siniestro (¿Por qué? Ah, «ésta es la cuestión», como observó una vez MonsieurHomais, citando el journal d'hier; una cuestión que es contestada con voz torpe por el Retrato de la página titular del Primer Infolio). Adviértase también el pie: Ink, a Drug(La Tinta, una Droga). El lápiz ocioso de alguien (Ember aprecia muchísimo este escolio) numeró las letras de manera que digan Grudinka, que significa «tocino» en varias lenguas eslavas.

El número dos muestra al rústico (vestido ahora con las ropas del caballero) quitando de la cabeza del caballero (ahora escribiendo sentado a una mesa) una especie de shapska. Garrapateado al pie, en la misma caligrafía: «Hamlet, u Homelette aun Lard

Por último, el número tres representa una carretera, un viajero a pie (que lleva la shapskarobada) y un rótulo indicador: A High Wycombe.

Su nombre es proteico. Engendra dobles en cada esquina. Su caligrafía es imitada inconscientemente por abogados que escriben en parecido estilo. En la húmeda mañana del 27 de noviembre de 1582, es Shaxpere, y ella es una Wately de Temple Grafton. Un par de días más tarde, él es Shagspere, y ella es una Hathway de Stratford-on-Avon. ¿Quién es él? William X, astutamente compuesto de dos brazos izquierdos y una máscara. ¿Quién más? La persona que dijo (no por primera vez) que la gloria de Dios es esconder las cosas, y la gloria del hombre, encontrarlas. Sin embargo, el hecho de que el hombre de Warwickshire escribió las obras está satisfactoriamente demostrado por la fuerza de una manzana tardía y de una pálida vellorita.

Ahora, pueden tratarse dos temas: el shakespeariano vertido en tiempo presente, con Ember presidiendo en su melle; y otro completamente distinto, una complicada mezcla de pasado, presente y futuro, con la monstruosa ausencia de Olga causando una terrible turbación. Éste era su primer encuentro desde la muerte de ella. Krug no quiere hablar de ella, ni siquiera quiere preguntar por sus cenizas; y Ember, que siente también la vergüenza de la muerte, no sabe qué decir. Si hubiese podido moverse libremente, tal vez habría abrazado a su gordo amigo en silencio (una miserable derrota en el caso de los filósofos y los poetas acostumbrados a creer que las palabras son superiores a los hechos), pero esto es imposible cuando uno de los dos yace en la cama. Krug, semiintencionadamente, se mantiene fuera del alcance del otro. Es una persona difícil. Describe la habitación. Alude a los brillantes ojos castaños de Ember. Ponche caliente y un poco de fiebre. Su firme y reluciente nariz surcada de venas azules, y el brazalete en su hirsuta muñeca. Di algo. Pregunta por David. Relata el horror de aquellos ensayos.

—David está también en cama, resfriado ( ist auk beterkeltet), pero no ha sido ésta la causa de nuestro regreso ( zueruk). ¿Qué ( shto bish) estabas diciendo sobre esos ensayos ( repetitia)?

Ember recibe con agradecimiento el tema elegido. Podía haber preguntado: «entonces, ¿por qué?» Tardará un poco en aprender a razonar. Percibe vagamente peligros emocionales en esta vaga región. Prefiere hablar de negocios, ultima oportunidad de describir la habitación.

Demasiado tarde. Ember habla a chorros. Exagera su propia verborrea. En forma deshidratada y condensada, las nuevas impresiones de Ember como Asesor Literario del Teatro del Estado pueden expresarse en estos términos:

—Los dos mejores Hamlet que teníamos, en realidad los únicos aceptables, salieron disfrazados del país y, según se dice, están ahora intrigando furiosamente en París, después de haber estado a punto de matarse el uno al otro en el camino. Ninguno de los jóvenes a quienes hemos entrevistado valen para nada, aunque uno o dos de ellos tienen, por lo menos, la apostura que requiere el personaje. Por razones que en seguida explicaré, Osric y Fortinbras han adquirido un tremendo ascendiente sobre el resto del reparto. La reina está embarazada. Laertes es constitucionalmente incapaz de aprender los rudimentos de la esgrima. He perdido todo interés en el montaje de la obra, porque no puedo cambiar el grotesco rumbo que ha tomado. Mi único y pobre objetivo actual es hacer que los actores adopten mi propia traducción, en vez de aquella, abominable, a la que están acostumbrados. Por otra parte, su trabajo de aficionados, empezado hace mucho tiempo, no ha terminado aún del todo, y el hecho de tener que acelerarlo con un propósito bastante incidental (por no decir algo peor) me causa una intensa irritación, que, sin embargo, no es nada en comparación con el horror de oír que los actores se entregan, con una especie de alivio atávico, a la jerga de la versión tradicional (de Kronberg), siempre que Wern, hombre débil y que prefiere las ideas a las palabras, se lo permite a espaldas mías.

Ember sigue explicando por qué el nuevo Gobierno creyó que valía la pena sufrir la producción de una embrollada obra isabelina. Explica la idea en que se basa la producción. Wern, que propuso humildemente el proyecto, tomó su concepción de la obra del extraordinario libro del difunto profesor Hamm, La verdadera trama de Hamlet.

«"Hierro y hielo (escribió el profesor): ésta es la amalgama física sugerida por la personalidad del extrañamente rígido y grave Fantasma. De esta unión nacerá Fortinbras ( Ironside). Según las normas inmemoriales de la escena, lo que es presagiado debe ser incorporado: la erupción debe producirse a toda costa. En Hamlet, la exposición promete oscuramente al auditorio una obra fundada en el intento del joven Fortinbras para recobrar las tierras perdidas por su padre en favor del rey Hamlet. Éste es el conflicto, ésta es la trama. Desviar subrepticiamente la tensión de este tema saludable, vigoroso y claramente nórdico, al humor camaleónico de un impotente danés, representaría, en la escena moderna, un insulto al determimsmo y al sentido común.

»"Fuesen cuales fueren las intenciones de Shakespeare o de Kyd, no hay duda de que la clave, la fuerza impelente de la acción, es la corrupción de la vida civil y militar en Dinamarca. Imagínate la moral de un Ejército donde un soldado, que no debería temer los truenos ni el silencio, ¡dice que tiene enfermo el corazón! Consciente o inconscientemente, el autor de Hamlet creó la tragedia de las masas y, de este modo, fundó la soberanía de la sociedad sobre el individuo. Esto no quiere decir que no haya un héroe tangible en la obra. Pero no es Hamlet. El verdadero héroe es sin duda Fortinbras, un brillante y joven caballero, hermoso y sensato hasta la médula. Con la aprobación de Dios, este magnífico joven nórdico asume el control de la mísera Dinamarca, que ha sido tan criminalmente gobernada por el degenerado rey Hamlet y el judeo-latino Claudius.