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Vorhalas esbozу una sonrisa nerviosa.

— Creo que usted tambiйn lo harб, seсora. — Intercambiaron un saludo breve y respetuoso, despuйs de lo cual Cordelia se volviу para coger a Vorkosigan del brazo y acompaсarlo en su siguiente misiуn, seguidos por Koudelka y Droushnakovi.

El emperador de Barrayar entrу en su coma final a la semana siguiente, pero aъn resistiу una semana mбs. A primera hora de la maсana, un mensajero de la Residencia Imperial pidiу que despertaran a Aral y Cordelia. El hombre pronunciу unas palabras muy simples:

— El doctor cree que ha llegado el momento, seсor.

Despuйs de vestirse rбpidamente, acompaсaron al mensajero hasta la hermosa alcoba que Ezar habнa escogido para pasar su ъltimo mes de vida. Las exquisitas antigьedades quedaban ocultas tras los equipos mйdicos importados de otros planetas.

La habitaciуn estaba atestada con los mйdicos personales del anciano, Vortala, el conde Piotr y ellos dos, la princesa y el prнncipe Gregor, varios ministros y algunos hombres del estado mayor. Todos permanecieron de pie y en silencio durante casi una hora ante la figura inmуvil y consumida que yacнa en la cama. Al fin, de forma casi imperceptible, el emperador se tornу aъn mбs inmуvil. Cordelia considerу que era una escena horrible para que el niсo se viese sometido a ella, pero al parecer el ritual exigнa su presencia. Con mucha suavidad, comenzando por Vorkosigan, todos desfilaron para arrodillarse y colocar sus manos entre las del pequeсo, renovando sus votos de lealtad.

Cordelia tambiйn fue guiada por su esposo para que se arrodillara frente al niсo. El prнncipe — el emperador — tenнa el cabello de su madre, pero sus ojos almendrados eran como los de Ezar y Serg, y Cordelia se preguntу cuбnto de su padre o de su abuelo estarнa latente en йl, aguardando el poder que llegarнa con la edad.

їLlevas una maldiciуn en tus cromosomas, pequeсo?, preguntу en silencio mientras sus manos eran colocadas entre las de йl. Maldito o bendito, de todos modos le jurу fidelidad. Las palabras parecieron cortar su ъltimo lazo con la Colonia Beta; йste se rompiу con un Ўping! que sуlo fue audible para ella.

Ahora soy de Barrayar. Habнa sido una travesнa larga y extraсa que comenzara con la imagen de un par de botas en el lodo y terminara en las limpias manos de un niсo. їTъ sabes que yo ayudй a matar a tu padre, muchacho? їLo sabrбs alguna vez? Espero que no. Se preguntу si el hecho de que nunca le hubiesen pedido que jurara lealtad a Ezar Vorbarra habнa sido por delicadeza o por descuido.

De todos los presentes, sуlo el capitбn Negri llorу. Cordelia lo supo porque se encontraba a su lado, en el rincуn mбs oscuro de la habitaciуn, y lo vio secarse las lбgrimas dos veces con el dorso de la mano. Su rostro se ruborizу y pareciу mбs arrugado por unos momentos, pero cuando llegу el momento de prestar su juramento, habнa recuperado su dureza habitual.

Los cinco dнas de ceremonias funerarias fueron agotadores para Cordelia, pero segъn le explicaron no fueron nada comparados con los funerales de Serg, que habнan durado dos semanas a pesar de la ausencia del cuerpo. Para la imagen pъblica, el prнncipe Serg habнa muerto como un hйroe. Segъn los cбlculos de Cordelia, sуlo cinco seres humanos conocнan toda la verdad acerca de ese sutil asesinato. No, cuatro, ahora que Ezar ya no estaba. Probablemente la tumba era el refugio mбs seguro para los secretos de Ezar. Bueno, los tormentos del anciano ya habнan pasado, asн como sus dнas y su йpoca.

No hubo coronaciуn propiamente dicha para el niсo emperador. En lugar de ello se dedicaron varios dнas a recoger juramentos de ministros, condes, familiares y otras personas en las cбmaras del Consejo. Vorkosigan tambiйn recibiу juramentos, y con cada uno parecнa soportar una carga mayor, como si tuviesen peso fнsico.

El muchacho, siempre acompaсado por su madre, lo soportу bien. Kareen se asegurу de que los hombres ocupados e impacientes que llegaban a la capital para cumplir con su obligaciуn respetasen los horarios de descanso del niсo. Poco a poco, Cordelia se fue dando cuenta de lo peculiar que era el sistema gubernamental de Barrayar, con todas sus costumbres tбcitas y que, a pesar de todo, parecнa funcionar para ellos. Ellos lo hacнan funcionar. Simular la existencia de un gobierno. Tal vez en el fondo, todos los gobiernos eran ficciones consensъales.

Cuando finalizaron las ceremonias, Cordelia pudo comenzar a establecer una rutina domйstica en la Residencia Vorkosigan. Aunque realmente no habнa gran cosa que hacer. Casi todos los dнas su marido se marchaba al alba, acompaсado por Koudelka, y regresaba despuйs del anochecer para cenar algo rбpido y encerrarse en la biblioteca, o mantener reuniones allн, hasta la hora de acostarse. Cordelia se dijo que esto era porque era el principio. Llegarнa a asentarse con la experiencia y se tornarнa mбs eficiente. Recordaba su primer viaje como comandante de una nave en Estudios Astronуmicos Betaneses, no hacнa mucho, y sus primeros meses de nerviosa preparaciуn. Mбs adelante, las tareas se habнan vuelto automбticas y luego casi inconscientes, y su vida personal habнa vuelto a emerger. Lo mismo ocurrirнa con la de Aral. Ella aguardу con paciencia, sonriendo cada vez que lo veнa.

Ademбs, ella tenнa un trabajo. Gestar. Era una tarea de bastante nivel a juzgar por los cuidados que recibнa de todos, desde el conde Piotr hasta la doncella de cocina, quien le llevaba bocados nutritivos a todas horas. No habнa recibido tantas atenciones ni siquiera cuando regresу de una misiуn exploratoria de un aсo, con un rйcord de cero accidentes. En Barrayar parecнan alentar la reproducciуn con mбs entusiasmo que en Colonia Beta.

Una tarde, despuйs de comer, se echу en un sofб con los pies levantados en un patio sombreado entre la casa y el jardнn trasero, y reflexionу sobre las diferentes costumbres reproductivas. La gestaciуn en rйplicas uterinas, en matrices artificiales, parecнa desconocida allн. En Colonia Beta habнa tres gestaciones de este tipo por cada una en el vientre materno, pero una gran cantidad de personas todavнa defendнan las ventajas del antiguo mйtodo natural. Cordelia nunca habнa detectado ninguna diferencia entre los dos sistemas, y tampoco habнa visto que causasen ningъn efecto en el desarrollo normal de las personas. Su hermano habнa sido gestado en el vientre materno y ella en una matriz artificial; la co-progenitora de su hermano habнa elegido el primer mйtodo para sus dos hijos, y se vanagloriaba de ello.

Cordelia siempre habнa supuesto que cuando llegase el momento, harнa que su hijo comenzase a gestarse en una rйplica al iniciar una misiуn exploratoria. De ese modo estarнa listo y aguardando a ser cobijado en sus brazos para cuando ella regresase. Suponiendo que regresase… siempre existнa ese peligro cuando se salнa a explorar lo desconocido. Y suponiendo, ademбs, que lograse identificar a un co-progenitor dispuesto a pasar por las pruebas fнsicas, psicolуgicas y econуmicas, y a tomar el curso que lo habilitarнa para recibir su licencia de padre.

Aral serнa un co-progenitor excelente, estaba segura. Si alguna vez aterrizaba de las alturas de su nueva posiciуn. Seguramente los primeros ajetreos debнan de estar a punto de terminar. Serнa una larga caнda, sin ningъn sitio donde tocar suelo. Aral era su puerto seguro, si йl caнa primero. Con un violento esfuerzo, Cordelia desviу sus pensamientos hacia canales mбs positivos.

Tambiйn estaba la cuestiуn del tamaсo de la familia; йse era un tema que fascinaba a los barrayareses. No existнan lнmites legales aquн, no habнa que conseguir ningъn certificado, nadie ponнa obstбculos a la posibilidad de un tercer hijo; resumiendo, no habнa ninguna regla al respecto. En la calle habнa visto a una mujer seguida por cuatro hijos, y nadie la miraba siquiera. Cordelia habнa extendido sus pretensiones de dos a tres hijos, sintiйndose deliciosamente pecadora, hasta que conociу a una mujer con diez retoсos. їCuatro tal vez? їSeis? Vorkosigan serнa capaz de afrontarlo. Cordelia agitу los pies y se acurrucу entre los cojines, flotando en una nube atбvica de voracidad genйtica.