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— Dios, me pregunto si estarб llena de bombas.

— їQuй? — preguntaron al unнsono Aral y Piotr, y se acercaron rбpidamente a la ventana, Aral a su derecha y Piotr a su izquierda.

— Tiene insignias de Seguridad Imperial — observу Aral.

Los viejos ojos de Piotr se esforzaron por divisarlas.

—їSн?

Mentalmente, Cordelia planeу una carrera por el pasillo hasta la puerta trasera. Habнa una pequeсa zanja al otro lado de la calzada, y si se tendнan boca abajo en el interior tal vez… Pero la aeronave disminuyу la velocidad y aterrizу bamboleante en el jardнn delantero. Con cautela, los hombres de librea y de uniforme verde se acercaron a ella. La mбquina habнa sufrido graves desperfectos: un agujero producido por una descarga de plasma, manchas negras de hollнn, abolladuras… era un milagro que hubiese logrado volar.

— їQuiйn…? — dijo Aral.

Piotr forzу la vista hasta que divisу al piloto bajo la cubierta rota.

— Por Dios, Ўes Negri!

— їPero quiйn es el que…? ЎVamos! — gritу Aral, corriendo hacia la puerta. Los dos lo siguieron rбpidamente hasta el jardнn.

Los guardias tuvieron que forzar la cubierta con una palanca. Negri cayу en sus brazos. Lo tendieron sobre el cйsped. Tenнa una grotesca quemadura sobre el lado izquierdo del torso y el muslo. Su uniforme verde se habнa fundido y chamuscado revelando burbujas blancas y ensangrentadas de carne deshecha. Negri temblaba de forma incontrolable.

La pequeсa figura asegurada al asiento de pasajeros era el emperador Gregor. El niсo de cinco aсos lloraba aterrorizado, no en voz alta, sino con sollozos contenidos. A Cordelia le pareciу siniestro que alguien tan joven mostrase semejante control. Ella hubiese gritado. Sentнa deseos de chillar. Gregor vestнa ropas corrientes, una camisa suave y pantalones azul oscuro. Le faltaba un zapato. Un guardia de Seguridad Imperial le desabrochу el cinturуn y lo sacу de la aeronave. El niсo mirу a Negri completamente horrorizado y confundido.

ї Creнas que los adultos eran indestructibles, pequeсo?, preguntу Cordelia en silencio.

Kou y Drou se materializaron de sus respectivos refugios en la casa, y quedaron paralizados junto con los demбs guardias. Gregor alcanzу a ver a Droushnakovi y corriу hacia ella como una flecha, aferrбndola por la falda.

— ЎDroushie, ayъdame! — Entonces su llanto se intensificу. Ella lo abrazу y lo levantу.

Aral se hincу junto al jefe de Seguridad Imperial.

— їQuй ocurriу, Negri?

Negri se aferrу a su chaqueta con la mano derecha.

— Estбn intentando un golpe en la capital. Sus tropas tomaron Seguridad Imperial, tomaron el centro de comunicaciones… їpor quй no respondнan aquн? El cuartel general estб rodeado, infiltrado… Se combate en la Residencia Imperial. Nosotros estбbamos tras йl… pensбbamos arrestarlo… pero actuу demasiado pronto. Creo que tiene a Kareen…

— їQuiйn, Negri, quiйn? — preguntу Piotr.

— Vordarian.

Aral asintiу con expresiуn sombrнa.

— Sн…

— Llйvese… al niсo — susurrу Negri -. Pronto llegarб aquн… — Los temblores se transformaron en convulsiones, los ojos se le pusieron en blanco y empezу a jadear. De pronto volviу a mirarlo fijamente.

— Dнgale a Ezar… — Las convulsiones volvieron a sacudir su cuerpo. De pronto se detuvieron. Ya no respiraba.

11

— Seсor — dijo Koudelka a Vorkosigan -, la consola de seguridad ha sido saboteada. — A su lado, el jefe de guardia asintiу con un gesto -. Precisamente venнa a decнrselo.

Koudelka observу con temor el cuerpo de Negri, tendido en el cйsped. A su lado habнa dos hombres de Seguridad Imperial, aplicando frenйticamente los primeros auxilios: masajes cardнacos, oxнgeno e inyecciones. Pero el cuerpo permanecнa inerte y el rostro cerъleo. Cordelia habнa visto antes la muerte, y reconocнa los sнntomas.

No servirб de nada, amigos. No podrбn hacerle regresar. Esta vez no. Se ha ido a entregar su mensaje a E zar en persona. El ъltimo informe de Negri…

— їCуmo se realizу el sabotaje? — preguntу Vorkosigan -. їHabнa un dispositivo temporal o fue inmediato?

— Al parecer fue hecho al instante — informу el jefe de la guardia -. No hay seсales de un temporizador. Simplemente, alguien la abriу y la destrozу por dentro.

Todos los ojos se volvieron hacia el hombre de Seguridad Imperial que montaba guardia en la puerta de la habitaciуn donde estaba la consola. Vestido como casi todos los demбs con su uniforme negro de fajina, йl se encontraba desarmado entre dos de sus compaсeros. Habнan seguido a su comandante cuando se iniciу el alboroto en el jardнn delantero. El rostro del prisionero estaba casi tan gris como el de Negri, pero se encontraba animado por una expresiуn aterrada.

— їY? — dijo Vorkosigan al jefe de guardia. — El niega haberlo hecho — respondiу el comandante, encogiйndose de hombros -. Como cabнa esperar.

Vorkosigan mirу al arrestado. — їQuiйn entrу despuйs de mн? El guardia mirу a su alrededor con desesperaciуn. De pronto seсalу a Droushnakovi, quien aъn tenнa a Gregor en brazos. — Ella.

— ЎNo es cierto! — exclamу Drou con indignaciуn, y sujetу al niсo con mбs fuerza. Vorkosigan apretу los dientes. — Bueno, no necesito pentotal para saber quiйn de los dos estб mintiendo. Y ahora no disponemos de tiempo. Comandante, arreste a los dos. Mбs tarde nos ocuparemos del asunto. — Los ojos de Vorkosigan escudriсaron el horizonte con ansiedad -. Usted — dijo, seсalando a otro hombre de Seguridad Imperial -, reъna todos los aparatos de transporte que encuentre. Evacuaremos el lugar de inmediato. Usted — continuу, volviйndose hacia un hombre de Piotr -, vaya a poner sobre aviso a los habitantes de la aldea. Kou, coja todos los archivos y un arco de plasma, y termine de destruir esa consola. Luego regrese conmigo.

Con una mirada angustiada a Droushnakovi, Koudelka regresу a la casa. Drou permaneciу paralizada, confundida, furiosa y asustada, con la falda agitada por el gйlido viento. Miraba a Vorkosigan con el ceсo fruncido. Apenas si notу la partida de Koudelka.

— їIrбs a Hassadar primero? — preguntу Piotr a su hijo en un extraсo tono afectuoso.

— Sн.

Hassadar, la capital del Distrito Vorkosigan. Allн habнa acuarteladas tropas imperiales. їSerнa una guarniciуn leal?

— Confнo en que no planearбs defenderla — le dijo Piotr.

— Por supuesto que no — respondiу Vorkosigan con una sonrisa de lobo -. Hassadar serб mi primer obsequio al comodoro Vordarian.

Piotr asintiу con un gesto, satisfecho. A Cordelia la cabeza le daba vueltas. A pesar de lo de Negri, ni Piotr ni Aral parecнan atemorizados. No desperdiciaban ni un movimiento, ni una palabra.

— Tъ — dijo Aral a Piotr en voz baja -, llйvate al niсo. — El conde asintiу con la cabeza -. Reъnete con nosotros… no. Ni siquiera me digas dуnde. Ponte en contacto.

— De acuerdo.

— Llйvate a Cordelia.

Piotr abriу la boca y volviу a cerrarla.

— Ah — dijo solamente.

— Y al sargento Bothari, para que cuide a Cordelia. De momento… Drou se encuentra fuera de servicio.

— Entonces me llevarй a Esterhazy — dijo Piotr.

— Quiero al resto de tus hombres.

— De acuerdo. — Piotr llamу a su asistente Esterhazy y le hablу en voz baja. El hombre partiу a toda prisa colina arriba. Los hombres se dispersaban en todas direcciones, como si las уrdenes se hubiesen ido reproduciendo a travйs de la cadena de mando. Piotr llamу a otro criado de librea, y le pidiу que cogiese su vehнculo terrestre y comenzase a conducir hacia el oeste.

— їHasta dуnde, seсor?

— Hasta donde lo lleve su ingenio. Entonces escape

si puede y vuelva a reunirse con el lord regente, їde

acuerdo?

El hombre asintiу con la cabeza y se marchу a toda