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Subieron en zigzag por una larga cuesta. Los caballos resoplaban a pesar de que iban al paso, y se resistнan a avanzar al tropezar con raнces y piedras. El grupo se detuvo en el fondo de una pequeсa depresiуn. Tanto los caballos como las personas bebieron del arroyo oscuro. Esterhazy volviу a aflojar las cinchas y les rascу las cabezas a los caballos. Los animales lo empujaron con suavidad y husmearon sus bolsillos vacнos en busca de alguna golosina. Йl les murmurу una disculpa y algunas palabras de aliento.

— Estб bien, Rose, podrбs descansar cuando termine el dнa. Son sуlo unas pocas horas mбs. — Nadie se habнa molestado en brindar a Cordelia tanta informaciуn.

Esterhazy dejу los caballos con Bothari y acompaсу a Piotr a los bosques, trepando por la cuesta. Gregor se dedicу a arrancar unas plantas para tratar de alimentar a los animales. Los caballos las lamieron y al final las dejaron caer, sin ningъn interйs. Gregor volviу a probar su suerte y recogiу las hojas para tratar de introducirlas entre los dientes de los caballos.

— їCuбles son los planes del conde, lo sabe? — preguntу Cordelia a Bothari. Йl se alzу de hombros.

— Habrб ido a ponerse en contacto con alguien. Esto no funcionarб. — Con un movimiento de cabeza indicу que se referнa a aquella noche de vagabundeo absurdo.

Cordelia no pudo menos que estar de acuerdo con йl. Se tendiу de espaldas y tratу de percibir el sonido de alguna aeronave, pero a sus oнdos sуlo llegу el rumor del arroyo y el de su estуmago vacнo. De pronto tuvo que levantarse y correr hasta el niсo, ya que el pequeсo trataba de calmar su propia hambre comiendo unas plantas.

— Pero los caballos las comieron — protestу йl. — ЎNo! — Cordelia se estremeciу, imaginando en detalle las reacciones bioquнmicas e histamнnicas que podнan producirle -. Es una de las primeras cosas que se aprenden en Estudios Astronуmicos Betaneses, їsabes? Nunca te pongas objetos extraсos en la boca a menos que hayan sido examinados en el laboratorio. En realidad, debes evitar el contacto con los ojos, la boca y las mucosas.

Sugestionado, Gregor se frotу la nariz y los ojos. Cordelia suspirу y volviу a sentarse. Entonces recordу el agua del arroyo y esperу que Gregor no notase su incongruencia. El niсo lanzaba piedras a los charcos. Una hora despuйs, Esterhazy regresу. — Vamos.

Esta vez condujo a los caballos, seсal segura de que se avecinaba una empinada cuesta. Cordelia tropezу y se araсу las manos. Los animales avanzaban con esfuerzo. Al llegar a la cima descendieron, volvieron a subir y aparecieron en una senda fangosa que atravesaba el bosque. — їDуnde estamos? — preguntу Cordelia. — En el camino del Paso Amie, seсora — le respondiу Esterhazy.

— їEsto es un camino? — murmurу ella, desalentada. Piotr se encontraba un poco mбs allб, con otro anciano que sujetaba las riendas de un robusto y pequeсo caballo tordo.

El animal estaba considerablemente mбs acicalado que el hombre. La parte blanca de su pelo estaba brillante, y la negra lustrosa. Tenнa la crin y la cola bien cepilladas. No obstante, sus cascos estaban hъmedos y oscuros, y tenнa el vientre manchado de barro. Ademбs de la antigua montura como la que lucнa el caballo de Piotr, el tordo llevaba cuatro alforjas, un par adelante y uno atrбs, y un saco de dormir.

El anciano, tan barbudo como Piotr, llevaba puesta una chaqueta del Servicio Postal Imperial, tan gastada que su color azul se habнa convertido en gris. Esto se completaba con partes de otros uniformes viejos: una camisa negra de faena, un antiguo pantalуn verde de etiqueta y unas botas de montar gastadas pero bien conservadas que le llegaban a las rodillas. Tambiйn llevaba un sombrero de fieltro adornado con unas flores secas. El hombre chasqueу los labios al ver a Cordelia. Le faltaban varios dientes; los que tenнa eran largos y amarillentos.

La mirada del anciano se posу sobre Gregor, quien se encontraba de la mano de Cordelia.

— їAsн que йse es? No parece gran cosa. — Escupiу entre las malezas, a un margen del camino.

— Tal vez llegue a serlo con el tiempo — observу Piotr -. Si dispone del tiempo suficiente. — Verй lo que puedo hacer, general. Piotr sonriу para sн mismo. — їLleva algunas raciones encima? — Sн, claro. — El anciano emitiу una risita y se volviу para hurgar en una de sus alforjas. Extrajo un paquete de pasas envueltas en un viejo telegrama plбstico, unas tortitas hechas de cubos parduscos protegidas en hojas, y algo parecido a un manojo de tiras de cuero, tambiйn envueltas en un telegrama plбstico usado. Cordelia alcanzу a leer lo que decнa:

Actualizaciуn de reglamentos postales C6.77a, modificaciуn 6/17. Archнvese de inmediato de forma permanente.

Piotr observу las provisiones.

— їCabra deshidratada? — preguntу seсalando las alforjas.

— En su mayor parte — aсadiу el anciano.

— Nos llevaremos la mitad. Y las pasas. Conserve el azъcar de arce para los niсos. — No obstante Piotr se metiу un cubo en la boca -. Lo buscarй dentro de unos tres dнas, tal vez una semana. їRecuerda el adiestramiento de la Guerra de Yuri, eh?

— Desde luego — dijo el anciano.

— Sargento. — Piotr llamу a Bothari agitando una mano -. Usted irб con el mayor. La llevarб a ella y al niсo. Йl los ocultarб. Permanezcan allн hasta que vaya por vosotros.

— Sн, seсor — respondiу Bothari con tono inexpresivo. Sуlo sus ojos delataron la inquietud que sentнa.

— їQuй tenemos aquн, general? — preguntу el anciano, mirando a Bothari -. їUno nuevo?

— Un muchacho de ciudad — dijo Piotr -. Pertenece a mi hijo. No habla mucho. Aunque sabe cortar cuellos. Ya lo creo que sн.

— їSн? Bien.

Piotr se movнa mucho mбs lento. Esperу a que Esterhazy le ayudase a montar en su caballo. Entonces se acomodу en su montura con un suspiro, y por unos momentos su espalda se curvу.

— Maldiciуn, me estoy haciendo viejo para estos excesos.

Con expresiуn pensativa, el hombre a quien Piotr habнa llamado «el mayor» hurgу en un bolsillo y extrajo un pequeсo saco de cuero.

— їQuiere mascar unas hojas, general? Son mejores que la cabra, aunque no duren tanto.

A Piotr se le iluminу la cara.

— Ah, le estarнa muy agradecido. Pero no me dй todo el saco, hombre.

Piotr extrajo la mitad del contenido y se lo guardу en el bolsillo superior. Se metiу un puсado en la boca y devolviу el saco haciendo la venia. Aquellas hojas eran un estimulante bastante suave. Cordelia nunca habнa visto a Piotr mascarlas en Vorbarr Sultana.

— Cuide a los caballos de mi seсor — dijo Esterhazy a Bothari con cierta desesperaciуn -. Recuerde que no son mбquinas.

Bothari gruсу algo no muy convencido, y tanto el conde como Esterhazy condujeron a sus animales por el sendero. Al cabo de pocos momentos desaparecieron de la vista. Un profundo silencio cayу sobre ellos.

12

El mayor colocу a Gregor detrбs de йl, bien acomodado entre el saco de dormir y las alforjas. Cordelia volviу a enfrentarse a la tarea de subirse a ese instrumento de tortura para humanos y caballos: la montura. Nunca lo hubiese logrado sin Bothari. Esta vez el mayor cogiу sus riendas, y Rose marchу junto al caballo tirando mucho menos de la brida. Bothari permaneciу en la retaguardia, vigilante.

— Y bien — dijo el anciano despuйs de un rato, dirigiйndole una mirada de soslayo -, їasн que es la nueva seсora Vorkosigan?

Sucia y desaliсada, Cordelia le sonriу con desesperaciуn.

— Sн. Ah, el conde Piotr no mencionу su nombre, їmayor…?

— Amor Klyeuvi, seсora. Pero la gente de aquн me llama Kly.

— їY… quй es usted? — Aparte de ser un duende que Piotr habнa conjurado de la montaсa.

Йl sonriу, una expresiуn mбs desagradable que atrayente, dada la condiciуn de su dentadura.