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— Esto es muy indecoroso — se quejу Aral cuando ella lo dejу levantarse.

— їTemes escandalizar a esos hombres de Negri que se hacen pasar por pescadores?

— Te aseguro que no se escandalizan por nada. Cordelia saludу con la mano a la embarcaciуn lejana, cuyos ocupantes ignoraron su gesto. Al principio ella se habнa sentido enfadada, pero al fin se habнa resignado al hecho de que Seguridad Imperial vigilase constantemente a Aral. Era el precio de su participaciуn en la polнtica secreta y mortнfera de la Guerra de Escobar, y la penalidad por algunas de las opiniones que habнa expresado.

— Tal vez debamos invitarlos a almorzar, o algo parecido. Deben de conocerme tan bien que me gustarнa charlar con ellos.

їLos hombres de Negri habrнan grabado la conversaciуn domйstica que acababan de tener? їHabrнa micrуfonos en su dormitorio? їO en el baсo? Aral esbozу una sonrisa.

— No les permitirнan aceptar. No comen ni beben nada que no hayan traнdo ellos mismos.

— Por Dios, cuбnta paranoia. їDe verdad es necesaria?

— A veces. Tienen una profesiуn peligrosa. No los envidio.

— A mн me parece que eso de permanecer sentados observбndote es como tomar unas buenas vacaciones. Ya deben de estar muy bronceados.

— Lo peor de todo es permanecer sentado. Pueden hacerlo durante un aсo seguido, y actuar en cinco minutos de una importancia trascendental. Pero deben estar preparados para esos cinco minutos durante todo el aсo. La tensiуn es insostenible. Realmente, prefiero el ataque a la defensa.

— Todavнa no comprendo por quй alguien querrнa molestarte. Sуlo eres un oficial retirado que vive en la oscuridad. Debe de haber cientos como tъ, incluso de sangre Vor.

— Humm. — Йl habнa posado los ojos sobre el bote distante, evitando una respuesta, y luego se habнa levantado de un salto.

— Ven. Vamos a darle la buena noticia a papб.

Bueno, ahora Cordelia lo comprendнa. El conde Piotr la cogiу por el brazo y la llevу hasta el comedor, donde se dedicу a cenar mientras se interesaba por el ъltimo informe obstйtrico y le insistнa para que probase las frutas frescas que le habнa traнdo del campo. Ella comiу las uvas obedientemente.

Cuando el conde terminу de cenar y Cordelia se dirigнa al vestнbulo cogida de su brazo, oyу unas voces alteradas que provenнan de la biblioteca. Resultaba imposible captar las palabras, pero el tono era duro y cortante. Cordelia se detuvo, perturbada.

Un momento despuйs la supuesta discusiуn se interrumpiу, se abriу la puerta de la biblioteca y un hombre saliу de la habitaciуn. Cordelia vio a Aral y al conde Vortala por la rendija. El rostro de Aral estaba tenso, con los ojos llameantes. Vortala, un anciano consumido por los aсos, con una calva manchada y unos ralos cabellos blancos, estaba completamente ruborizado. Con un gesto brusco, el hombre llamу a su criado de librea, quien lo siguiу rбpidamente con el rostro pбlido.

El hombre brusco rondaba los cuarenta, calculу Cordelia. Tenнa el cabello oscuro y vestнa con elegancia al estilo de la clase superior. La frente y la mandнbula eran un poco prominentes, y tanto la nariz como el bigote tenнan problemas para destacarse. No era ni apuesto ni feo, y en otro momento se podrнa haber dicho que sus facciones eran fuertes. Ahora simplemente parecнa enfadado. Al encontrarse con el conde Piotr en el vestнbulo, el hombre se detuvo y lo saludу con un imperceptible movimiento de cabeza.

— Vorkosigan — murmurу. Se agachу en un brusco intento de reverencia que quiso expresar «buenas noches».

El conde inclinу la cabeza a modo de respuesta, alzando las cejas.

— Vordarian. — Su tono fue interrogante.

Los labios de Vordarian estaban tensos, y sus puсos se apretaban en un ritmo inconsciente junto con la mandнbula.

— No olvide mis palabras — gruсу -. Usted, yo, y cualquier otro hombre de valor en Barrayar, viviremos para lamentar el dнa de maсana.

Piotr frunciу los labios y lo mirу con cautela.

— Mi hijo no traicionarб a los de su clase, Vordarian.

— Usted tiene una venda en los ojos. — Su mirada se posу sobre Cordelia con gran frialdad, sin detenerse lo suficiente como para convertirla en un insulto. Con un gran esfuerzo, moviу apenas la cabeza a modo de saludo, se volviу y saliу por la puerta principal con el criado pisбndole los talones.

Aral y Vortala salieron de la biblioteca. Aral se dirigiу al vestнbulo, donde permaneciу con la vista fija en la oscuridad, a travйs de los paneles de cristal que flanqueaban la puerta. Vortala posу una mano sobre su brazo.

— Dйjalo ir — aconsejу -. Podremos vivir sin su voto maсana.

— No pensaba salir corriendo tras йl — — le replicу Aral -. De todos modos, la prуxima vez reserva tu ingenio para quienes tengan cerebro suficiente como para apreciarlo, їquieres?

— їQuiйn era ese sujeto furibundo? — preguntу Cordelia, tratando de animar el ambiente.

— El conde Vidal Vordarian. — Aral regresу de la puerta y logrу esbozar una sonrisa en su honor -. El conde comodoro Vordarian. Yo trabajaba con йl de vez en cuando cuando estaba en el estado mayor. Ahora encabeza el segundo partido mбs conservador de Barrayar; no son los lunбticos que quieren regresar a la Era del Aislamiento, pero podrнa decirse que, segъn ellos, cualquier cambio serб para peor. — Dirigiу una mirada furtiva al conde Piotr.

— Su nombre se mencionaba con frecuencia en las especulaciones sobre la prуxima regencia — comentу Vortala -. Yo mбs bien dirнa que ha estado pensando en ocupar el puesto. Ha hecho grandes esfuerzos para ganarse a Kareen.

— Tenнa que haberse esforzado para ganarse a Ezar — seсalу Aral secamente -. Bueno tal vez cambie de parecer durante la noche. Vuelve a intentar un acercamiento por la maсana, Vortala… y esta vez trata de ser un poco mбs humilde, їde acuerdo?

— Hacer mimos al ego de Vordarian significarнa un trabajo de jornada completa — gruсу Vortala -. Pasa demasiado tiempo estudiando su бrbol genealуgico.

Aral asintiу con un gesto.

— No es el ъnico.

— Йl cree que sн — replicу Vortala.

3

Al dнa siguiente, Cordelia tuvo un escolta oficial a la junta de la Asamblea del Consejo en la persona del capitбn Lord Padma Xav Vorpatril. Ademбs de ser un miembro del nuevo personal de su esposo, йl tambiйn era su primo, hijo de la hermana menor de su madre. Aparte del conde Piotr, Vorpatril era el primer familiar cercano de Aral que Cordelia conocнa. No era que la familia de Aral la estuviese evitando, como ella hubiera podido temer, sino que en realidad casi no existнa. Йl y Vorpatril eran los ъnicos hijos supervivientes de la generaciуn anterior, de la cual el mismo conde Piotr era el ъnico representante vivo. Vorpatril era un hombre robusto y alegre, de unos treinta y cinco aсos, muy elegante en su uniforme verde de etiqueta. Cordelia pronto descubriу que tambiйn habнa sido oficial subalterno de Aral durante la primera capitanнa de йste, antes de que Vorkosigan obtuviera sus triunfos militares con la campaсa de Komarr. Con Vorpatril a un lado y Droushnakovi al otro, Cordelia se sentу en una tribuna desde donde se dominaba la cбmara del Consejo. La cбmara misma era un salуn sencillo, aunque lucнa los paneles de madera que a los ojos betaneses de Cordelia seguнan resultando increнblemente lujosos. Alrededor del salуn habнa mesas y bancos de madera. La luz matinal se derramaba por los altos vitrales de la pared este. Abajo se realizaban las pintorescas ceremonias con gran formalidad.

Los ministros vestнan togas de aspecto arcaico en negro y violeta, adornadas con cadenas de oro. Eran superados en nъmero por los casi sesenta condes de las distintas regiones, aъn mбs esplйndidos en escarlata y plateado. Unos cuantos hombres lo bastante jуvenes como para estar en servicio activo lucнan el uniforme de revista, rojo y azul. Vorkosigan habнa tenido razуn al describirle el uniforme de revista como chillуn, pensу Cordelia, pero en el maravilloso ambiente de ese salуn antiguo parecнa casi apropiado. Y Vorkosigan tenнa muy buen aspecto con su uniforme.