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La luz se apagу cuando йl volviу a sentarse sumido en sus pensamientos. Se frotу las palmas en las rodillas del pantalуn y se mirу las botas.

— Pero aunque usted no fuese mi vнctima, no por ello dejo de ser un violador.

— Eso es cierto.

— No puedo… confiar en mн mismo. їCуmo puede usted confiar en mн?… їSabe quй es mejor que el sexo?

Cordelia se preguntу si lograrнa soportar otro giro en esta conversaciуn sin salir corriendo y gritando.

Tъ lo alentaste a, soltarse, ahora no tienes mбs remedio que escuchar. — Continъe.

— Matar. Uno se siente aъn mejor despuйs. No deberнa ser tan… placentero. Lord Vorkosigan no mata de ese modo. — Tenнa los ojos entrecerrados y la frente fruncida, pero su postura ya no era una bola de agonнa; debнa de estar hablando en tйrminos generales. Vorrutyer ya no atormentaba su mente.

— Es una forma de liberar la ira, supongo — dijo Cordelia con cautela -. їCуmo se llenу de tanta ira, Bothari? Resulta casi palpable. La gente puede percibirla.

Bothari cerrу una mano frente a su plexo solar.

— Se remonta muy lejos. Pero casi nunca la siento. Aparece de repente.

— Hasta Bothari le teme a Bothari — murmurу ella, asombrada.

— Sin embargo, usted no. Me teme aъn menos que lord Vorkosigan.

— Lo veo ligado a йl de alguna manera. Y йl es mi propio corazуn. їCуmo podrнa temerle a mi propio corazуn?

— Seсora, le propongo un trato.

— їHum?

— Usted dнgame… cuбndo estб bien matar. Entonces lo sabrй.

— No puedo… mire, suponga que no me encuentro allн. Cuando se presentan estas situaciones, por lo general no hay tiempo para detenerse y analizar. Usted debe tener permiso para actuar en defensa propia, pero tambiйn debe ser capaz de discernir cuбndo lo atacan realmente. — Cordelia se enderezу, y de pronto tuvo una revelaciуn -. Por eso otorga tanta importancia a su uniforme, їverdad? Le indica lo que estб bien. Porque usted no lo sabe por su cuenta. Todas esas rнgidas rutinas a las que se somete son las que le indican que se mantiene en el buen camino.

— Sн. Ahora he jurado defender la Residencia Vorkosigan. Por lo tanto eso esta bien. — Asintiу con un gesto, aparentemente tranquilizado. їTranquilizado con quй, por el amor de Dios?

— Usted me estб pidiendo que sea su conciencia. Que tome decisiones en su lugar. Pero usted es un hombre cabal. Lo he visto tomar las decisiones correctas, bajo las mбs absolutas presiones.

Йl volviу a ceсirse la cabeza con las manos y apretу los dientes.

— Pero no puedo recordarlas. No me acuerdo de cуmo lo hice.

— Oh. — Cordelia se sintiу muy pequeсa -. Bueno… si puedo hacer cualquier cosa por usted, estб en todo su derecho de pedirlo. Aral y yo le debemos mucho. Nosotros recordamos por quй, aunque usted no pueda.

— Entonces, recuйrdenlo por mн, seсora — dijo йl en voz baja -, y yo estarй bien.

— Cuente con ello.

7

Una maсana de la semana siguiente, Cordelia compartiу el desayuno con Aral y Piotr en una pequeсa sala con vistas al jardнn trasero. Aral llamу al lacayo del conde, quien estaba sirviendo.

— їMe harнa el favor de buscar al teniente Koudelka? Dнgale que traiga la agenda de esta maсana.

— Eh… supongo que no lo sabe usted todavнa, seсor — murmurу el hombre. Cordelia tuvo la sensaciуn de que sus ojos registraban la habitaciуn buscando por dуnde escapar.

— їSaber quй? Acabamos de bajar.

— El teniente Koudelka estб en el hospital.

— ЎEl hospital! Dios mнo, їpor quй no se me avisу de inmediato? їQuй ha ocurrido?

— Se nos dijo que el comandante Illyan traerнa un informe completo, seсor. El jefe de guardia decidiу esperar.

Vorkosigan parecнa alarmado y disgustado a la vez.

— їQuй le ocurre? No serб algъn efecto tardнo de la granada sуnica, їverdad? їQuй le ha pasado?

— Le han dado una paliza, seсor — dijo el lacayo en voz baja.

Vorkosigan se dejу caer contra el respaldo de la silla. Un mъsculo se tensу en su mandнbula.

— Traiga aquн a ese jefe de guardia — gruсу.

El lacayo se evaporу de inmediato y Vorkosigan permaneciу con una cuchara en la mano, dando golpecitos nerviosos e impacientes sobre la mesa. Alzу la vista hacia los ojos horrorizados de Cordelia y esbozу una pequeсa sonrisa tranquilizadora. Hasta Piotr parecнa alarmado.

— їQuiйn podrнa querer golpear a Kou? — murmurу Cordelia -. Es repugnante. Йl no puede defenderse.

Vorkosigan sacudiу la cabeza.

— Alguien que buscaba un blanco seguro, supongo. Lo averiguaremos. Oh, te aseguro que lo averiguaremos.

Con su uniforme verde, el jefe de guardia se presentу y adoptу una postura de firmes.

— Seсor.

— Le informo que, en el futuro, deseo que cualquier accidente sufrido por un miembro de mi estado mayor me sea informado de inmediato. їEntendido?

— Sн, seсor. Era bastante tarde cuando llegу la noticia. Como se nos informу que sus vidas no corrнan peligro, el comandante Illyan dijo que podнa dejarlo dormir, seсor.

— Ya veo. — Vorkosigan se frotу el rostro -. їSus vidas?

— El teniente Koudelka y el sargento Bothari, seсor.

— No se habrбn peleado entre ellos, їverdad? — preguntу Cordelia, completamente alarmada ahora.

— No… no entre ellos, seсora. Fueron instigados.

El rostro de Vorkosigan se estaba tornando sombrнo.

— Serб mejor que comience por el principio.

— Sн, seсor. Verб… anoche el teniente Koudelka y el sargento Bothari salieron, sin sus uniformes. Fueron a esa zona que se encuentra detrбs del viejo caravasar.

— Dios mнo, їpara quй?

— Eh… — El hombre mirу a Cordelia con incertidumbre -. Querнan divertirse, seсor.

— їDivertirse?

— Sн, seсor. El sargento suele ir allн una vez al mes, en su dнa de permiso, cuando milord el conde se encuentra en la ciudad. Por lo visto hace aсos que acude a ese sitio.

— їAl caravasar? — dijo el conde Piotr con incredulidad.

— Eh… — El jefe de guardia mirу al lacayo pidiendo socorro.

— El sargento Bothari no es muy exigente en lo que a diversiуn se refiere, seсor — le explicу el lacayo.

— ЎYa veo que no! — observу Piotr.

Cordelia mirу a Vorkosigan con expresiуn interrogante.

— Es una zona donde impera la violencia — le explicу йl -. Yo mismo no irнa allн sin una patrulla que me protegiera. Dos patrullas, por la noche. Y sin lugar a dudas usarнa el uniforme, aunque no las insignias… pero creo que Bothari creciу allн. Supongo que йl lo ve diferente.

— їPor quй tanta violencia?

— Es muy pobre. Fue el centro de la ciudad durante la Era del Aislamiento, y las renovaciones aъn no la han afectado. El agua corriente es mнnima, no hay electricidad, estб cubierta de desperdicios…

— En su mayor parte humanos — acotу el conde Piotr con acidez.

— їPobre? — dijo Cordelia pasmada -.їSin electricidad? їCуmo puede pertenecer a la cadena de comunicaciones, entonces?

— No pertenece, por supuesto — respondiу Vorkosigan.

— Entonces, їcуmo se educa la gente?

— No se educa.

Cordelia lo mirу.