Йl se irguiу con dignidad.
— No, seсora. Y es definitivo.
— Muy bien. — Seсalу a su mйdico con el dedo -. Queda despedido. Entonces — se volviу hacia Vaagen -, usted estarб a cargo de este caso. Confнo en usted para que me encuentre un cirujano… o un estudiante de medicina, o un veterinario, o alguien que estй dispuesto a intentarlo. Y entonces podrб experimentar cuanto desee.
Vaagen pareciу ligeramente triunfante; su ex mйdico parecнa furioso.
— Serб mejor que averigьemos la opiniуn del regente antes de seguir alentando a su esposa en este falso optimismo.
Vaagen pareciу un poco menos triunfante.
— їPiensa hablar con йl ahora mismo? — preguntу Cordelia.
— Lo siento, seсora — dijo el hombre de la Residencia Imperial -. Pero creo que lo mejor serб acabar con esto lo antes posible. Usted no conoce la reputaciуn del capitбn Vaagen. Lamento ser tan brusco, Vaagen, pero a usted le gusta construir imperios, y esta vez ha llegado demasiado lejos.
— їSu ambiciуn es contar con una ala propia para efectuar investigaciones, Vaagen? — le preguntу Cordelia.
Йl se alzу de hombros, mбs avergonzado que ofendido, por lo que ella comprendiу que, al menos en parte, las palabras del hombre de la Residencia debнan de ser verdad. Cordelia clavу la vista en Vaagen y tratу de pensar en el mejor modo de avivar su ingenio.
— Tendrб todo un instituto si logra llevar esto a cabo. A йl — agrego seсalando el pasillo con un movimiento de cabeza — dнgale que yo se lo prometн.
Los tres hombres se retiraron. Cordelia permaneciу tendida en la cama y silbу una pequeсa melodнa silenciosa, mientras sus manos continuaban el pequeсo masaje abdominal. La gravedad habнa dejado de existir.
9
Hacia el mediodнa, Cordelia consiguiу por fin conciliar el sueсo y, al despertar, se sintiу desorientada. La luz de la tarde entraba por las ventanas de la habitaciуn. La llovizna gris habнa desaparecido. Cordelia se tocу el vientre con pesar, y cuando se girу en la cama descubriу que el conde Piotr estaba sentado a su lado.
Йl vestнa sus ropas de campo: el viejo pantalуn del uniforme, una camisa sencilla y la chaqueta que sуlo usaba en Vorkosigan Surleau, Debнa de haber venido directamente al hospital. Sus labios finos le sonrieron con ansiedad. Sus ojos se veнan cansados y preocupados.
— Querida niсa. No tienes que despertarte por mн.
— Estб bien. — Cordelia veнa un poco turbio, y se sentнa mбs vieja que el conde -. їHay algo para beber?
Йl le sirviу agua frнa de la mesa de noche, y la observу beber.
— їMбs?
— Es suficiente. їYa ha visto a Aral?
Piotr le palmeу la mano.
— Ya he hablado con йl. Ahora estб descansando. Lo siento mucho, Cordelia.
— Tal vez no sea tan terrible como temimos en un principio. Todavнa nos queda una posibilidad. Una esperanza. їAral ya le hablу de las rйplicas uterinas?
— Me dijo algo. Pero seguramente el daсo ya estarб hecho. Un daсo irreparable.
— Un daсo, sн. Hasta quй punto es irreparable, nadie lo sabe. Ni siquiera el capitбn Vaagen.
— Sн, conocн al capitбn Vaagen hace unos momentos. — Piotr frunciу el ceсo -. Un sujeto bastante ambicioso. El prototipo del Nuevo Hombre.
— Barrayar necesita hombres nuevos, y tambiйn mujeres. Su generaciуn tecnolуgicamente entrenada.
— Oh, sн. Luchamos mucho para educarlos. Son absolutamente necesarios, y algunos de ellos lo saben. — Un dejo de ironнa suavizу su boca -. Pero esta operaciуn que propones, esta transferencia placentaria… no parece demasiado segura.
— En Colonia Beta, serнa de rutina. — Cordelia se encogiу de hombros. Aunque, por supuesto, no estamos en Colonia Beta.
— Pero algo mбs directo, mбs conocido… estarнas lista para volver a empezar mucho antes. A la larga, es posible que pierdas menos tiempo.
— Tiempo… no es eso lo que me preocupa perder.
— Un concepto absurdo, ahora que lo pensaba. Perdнa 26,7 horas con cada dнa barrayarйs -. De todos modos, nunca volverй a pasar por eso. Yo aprendo rбpido, seсor.
Un destello de alarma cruzу por el rostro del conde.
— Cambiarбs de idea cuando te recuperes. Lo que importa ahora… He hablado con el capitбn Vaagen. No parece albergar ninguna duda de que los daсos han sido severos.
— Pues, sн. Lo que no sabe es si es capaz de contrarrestarlos.
— Querida niсa. — Su sonrisa preocupada se tornу mбs tensa -. Por eso mismo. Si el feto fuese una niсa, incluso un segundo hijo, podrнamos permitir tus comprensibles, incluso loables, sentimientos maternales. Pero si esta cosa vive, llegarб a ser el conde Vorkosigan algъn dнa. Nosotros no podemos permitir que exista un conde Vorkosigan deforme. — Se reclinу en su silla, como si acabara de decir algo muy convincente. Cordelia frunciу el ceсo. — їQuiйnes son «nosotros»? — La Casa Vorkosigan. Somos una de las familias mбs antiguas de Barrayar. Tal vez nunca hayamos sido la mбs rica ni la mбs poderosa, pero lo que nos ha faltado en dinero lo hemos tenido en honor. Nueve generaciones de guerreros Vor. Serнa un final horrible para nueve generaciones, їno lo comprendes?
— En este momento, la familia Vorkosigan consiste en dos individuos: usted y Aral — observу Cordelia, divertida y molesta a la vez -. Y los condes Vorkosigan han tenido finales horribles a lo largo de toda su historia. Han muerto por una bomba, un disparo, de hambre, ahogados, quemados, decapitados, enfermos o dementes. Lo ъnico que nunca han hecho es morir en la cama. Pensй que estaba acostumbrado a los horrores. El le dirigiу una sonrisa afligida.
— Pero nunca hemos sido mutantes.
— Creo que debe volver a hablar con Vaagen. Si yo le entendн correctamente, el daсo fetal que describiу fue teratуgeno, no genйtico.
— Pero la gente creerб que es un mutante.
— їQuй diablos le importa lo que piense la masa ignorante?
— Los otros Vor, querida.
— La masa de los Vor es igualmente ignorante. Se lo aseguro.
El conde retorciу las manos. Abriу la boca, volviу a cerrarla, frunciу el ceсo y finalmente dijo con mбs dureza:
— Un conde Vorkosigan tampoco ha sido jamбs un experimento de laboratorio.
— Entonces ya ve: servirб a Barrayar incluso antes de nacer. No es un mal comienzo para una vida honorable. — Tal vez se lograra extraer algo bueno de todo aquello despuйs de todo: nuevos conocimientos. Si la ayuda no servнa para ellos mismos, quizб lograse aliviar el dolor de otros padres. Cuanto mбs lo pensaba, mбs acertada le parecнa su decisiуn, en muchos aspectos. Piotr echу atrбs la cabeza.
— Por mбs dulces que parezcбis las betanesas, tenйis una pasmosa sangre frнa.
— Una tendencia racional, seсor. El racionalismo tiene sus mйritos. Los barrayareses deberнan intentarlo alguna vez. — Cordelia se mordiу la lengua -. Pero muchas veces nos excedemos, creo. Todavнa nos aguardan grandes p… — peligros -, dificultades. Una transferencia placentaria a estas alturas del embarazo es difнcil incluso para la tecnologнa mбs desarrollada. Admito que hubiese preferido disponer del tiempo necesario para importar a algъn cirujano mбs experimentado. Pero no es el caso.
— Sн, sн, todavнa puede morir, tienes razуn. No hay necesidad de… pero estoy preocupado por ti tambiйn, niсa. їVale la pena?