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— Diga al mayor Sircoj que la seсora Vorkosigan se encuentra aquн para verlo — ordenу al secretario, quien alzу las cejas impresionado y se inclinу sobre su consola.

Sircoj tardу lo que a Cordelia le parecieron interminables minutos en aparecer. Finalmente abriу una puerta.

— Debo ver al capitбn Vaagen.

— Seсora, podrнa ser peligroso. — Sircoj comenzу exactamente donde ella lo habнa interrumpido -. Podrнa estar programado de algъn modo imprevisto.

Cordelia considerу la posibilidad de cogerlo por el cuello y apretar hasta que entrara en razуn, pero no le pareciу prбctico. Respirу hondo.

— їQuй me permitirб hacer? їAl menos puedo verlo por vнdeo?

Sircoj pareciу pensativo. — Eso estarнa bien. Sн, de acuerdo. La llevу a otra habitaciуn y encendiу un monitor. Ella exhalу con un pequeсo gemido.

Vaagen estaba solo en una sala de espera, caminando de una pared a la otra. Vestнa el pantalуn verde de su uniforme y una camisa blanca muy sucia. No se parecнa en nada al cientнfico apuesto y enйrgico que ella habнa visto por ъltima vez en el laboratorio del hospital. Tenнa unas marcas violetas alrededor de los ojos, y uno de sus pбrpados estaba muy hinchado. Caminaba completamente encorvado. Sucio, agotado, con los labios hinchados…

— ЎLlamen a un mйdico para ese hombre! — Cordelia comprendiу que habнa gritado al ver que Sircoj saltaba.

— Ya lo han examinado. Su vida no corre peligro. Podremos comenzar a tratarlo en cuanto haya pasado las pruebas de seguridad — se obstinу Sircoj.

— Entonces, comunнquelo conmigo — dijo Cordelia con los dientes apretados -. Drou, ve a llamar a Aral. Dile lo que estб ocurriendo.

Sircoj pareciу preocupado al oнr sus palabras, pero se aferrу con valentнa a sus procedimientos. Mбs segundos interminables mientras alguien se acercaba al prisionero y lo llevaba a una consola.

Al fin su rostro apareciу en la pantalla; Cordelia pudo ver sus propios ojos reflejados en la apasionada intensidad de los de Vaagen. Comunicados al fin.

— ЎVaagen! їQuй ha ocurrido?

— ЎSeсora!

— Apretу sus manos temblorosas -. Esos idiotas, esos estъpidos ignorantes… — balbuceу, pero entonces contuvo el aliento y volviу a comenzar de forma rбpida y concisa, como si temiese que lo privasen de su imagen en cualquier momento -. Al principio pensamos que estarнamos bien. Ocultamos la rйplica en el Hospital Militar, pero nadie vino a buscarlo. Permanecimos escondidos, turnбndonos para dormir en el laboratorio. Entonces Henri logrу sacar a su esposa de la ciudad, y ambos permanecimos allн. Tratamos de continuar los tratamientos en secreto. Pensamos que lograrнamos aguantar hasta que viniesen a rescatarnos. El desenlace tenнa que llegar, de un modo o de otro…

»Casi habнamos dejado de esperarlos, pero al fin llegaron. Fue… ayer. — Se pasу una mano por el cabello como si buscara alguna conexiуn entre el tiempo verdadero y el tiempo de la pesadilla, donde los relojes enloquecнan -. La patrulla de Vordarian. Vinieron a buscar la rйplica. Nosotros cerramos el laboratorio, pero ellos entraron por la fuerza. Nos exigieron que la entregбramos. Nos negamos… nos negamos a hablar, y no podнan inyectarnos a ninguno de los dos. Por lo tanto, nos golpearon. A йl lo mataron a golpes, como a una escoria de la calle, como si no fuese nadie… toda esa inteligencia, toda esa educaciуn, toda esa promesa desperdiciada, aplastada por un retrasado mental que lo golpeaba con la culata de un arma… — Las lбgrimas corrнan por su rostro. Cordelia permaneciу pбlida y petrificada, sufriendo un fuerte deja vu imperfecto. Habнa imaginado mil veces la escena del laboratorio, pero nunca habнa visto al doctor Henri muerto en el suelo, ni a Vaagen desmayado a golpes.

— Entonces irrumpieron en el laboratorio. Todo, todos los informes de tratamientos. Todo el trabajo de Henri sobre quemaduras… ha desaparecido. No tenнan por quй hacer eso. ЎTodo ha desaparecido por nada! — Su voz se quebrу, ronca de furia.

— їY… y encontraron la rйplica? їLa vaciaron? — Cordelia podнa verlo; lo habнa imaginado una y mil veces, volcбndose…

— Al fin la encontraron. Pero se la llevaron. Y entonces me dejaron en libertad. — Vaagen sacudiу la cabeza.

— Se la llevaron — repitiу Cordelia con estupor. їPor quй? їQuй sentido tenнa llevarse la tecnologнa sin los tйcnicos? -. Y lo dejaron en libertad para que corriera a nosotros, supongo. Para que nos trajera la noticia.

— Exactamente, seсora.

— їAdonde cree que la llevaron?

La voz de Vorkosigan hablу a su lado.

— A la Residencia Imperial, probablemente. Los mejores rehenes se encuentran allн. Harй que comiencen a trabajar en ello. — Permaneciу con los pies plantados en el suelo, y el rostro gris -. Parece que no somos el ъnico bando que incrementa la presiуn.

15

Dos minutos despuйs de que Vorkosigan llegara a la entrada principal de seguridad, tendieron al capitбn Vaagen sobre una camilla flotante y lo enviaron camino a la enfermerнa, mientras se solicitaba la presencia del traumatуlogo principal de la base. Cordelia reflexionу amargamente sobre la naturaleza de la cadena de mando; todas las verdades, las razones y las necesidades apremiantes no alcanzaban para que alguien ajeno a esa cadena impartiese una orden ocasional.

Cualquier otro interrogatorio al cientнfico deberнa aguardar a que hubiese recibido tratamiento mйdico. Vorkosigan empleу el tiempo para informar a Illyan y a su departamento sobre el nuevo problema. Cordelia en cambio sуlo pudo distraerse caminando en cнrculos por la sala de espera de la enfermerнa. Droushnakovi la observу preocupada, aunque no cometiу la tonterнa de ofrecerle palabras de consuelo que ambas sabнan absurdas.

Al fin el traumatуlogo apareciу para anunciar que Vaagen estaba consciente, y que se encontraba lo bastante orientado como para someterse a un breve — enfatizу la palabra «breve» — interrogatorio. Aral llegу, seguido por Koudelka e Illyan, y todos entraron en la habitaciуn para encontrar a Vaagen en una cama, con un parche en el ojo y conectado a una sonda.

La voz ronca y fatigada de Vaagen aсadiу algunos detalles espeluznantes, pero nada que cambiara trascendentalmente el primer resumen que habнa ofrecido a Cordelia.

Illyan lo escuchу con mucha atenciуn.

— Nuestra gente de la Residencia lo ha confirmado — dijo cuando Vaagen guardу silencio, deprimido -. Al parecer la rйplica llegу ayer, y la han instalado en el ala mбs custodiada, cerca de las habitaciones de Kareen. Nuestros partidarios no saben quй es, y suponen que se trata de algъn tipo de artefacto, tal vez una bomba, para destruir la Residencia con todos sus habitantes en la batalla final.

Vaagen emitiу un gruсido, tosiу y esbozу una mueca de dolor.

— їAlguien la estб cuidando? — Cordelia formulу la pregunta que, hasta el momento, nadie habнa formulado -. їUn mйdico, un tйcnico, alguien?

Illyan frunciу el ceсo.

— No lo sй, seсora. Puedo tratar de averiguarlo, pero con cada comunicaciуn pongo en peligro a nuestra gente de allн

— Hum.

— De todos modos, el tratamiento ha sido interrumpido — murmurу Vaagen mientras jugueteaba con el borde de la sбbana -. Se ha ido al diablo.

— Tengo entendido que ha perdido sus notas, pero… їpodrнa reconstruir su trabajo? — preguntу Cordelia tнmidamente -. Quiero decir… si recuperara la rйplica. їPodrнa empezar donde lo dejу?

— Para cuando logrбramos recuperarla, ya no estarнa donde lo dejamos. Y yo no llevaba todo el asunto. Una parte era responsabilidad de Henri.

Cordelia respirу hondo.

— Segъn recuerdo, estas rйplicas portбtiles de Escobar cumplнan un ciclo de dos semanas. їCuбndo cargу por ъltima vez la energнa? їCuбndo cambiу los filtros e introdujo los nutrientes?

— La cйlula de energнa tiene carga para varios meses — la corrigiу Vaagen -. Con los filtros habrб mбs problemas. De todas formas, la soluciуn nutriente serб el primer factor limitativo. A su ritmo metabуlico estimulado, el feto morirнa de hambre un par de dнas antes de que el sistema quedase obturado por los excrementos. Aunque una averнa en los mecanismos podrнa causar la obturaciуn mucho antes.