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«Pensábamos que esto era lo natural e inevitable. Una vez que un animal posee inteligencia y es capaz de elegir, no seguirá viviendo como lo hacían sus antepasados, mezclando las cosas…¿luchando y reproduciéndose y criando hijos y buscando amor, todo junto. ¡ Ah! Hemos visto estas cosas en los campos y en las riberas de nuestro planeta. Cómo los miembros masculinos de la especie se golpean mutuamente y se despedazan con sus garras, cómo se aparean de manera frenética, cómo los hijos pueden resultar asesinados…

Ama Tsai Indil se interrumpió y respiró profundamente.

—Ama Tsai Ul ha concluido diciendo: Ahora hemos encontrado criaturas con una lengua y una cultura, que pueden viajar por el espacio, pero que se comportan unos con otros de una forma que nos parecía imposible que se diera entre seres poseedores de inteligencia.

—Por eso tu habilidad es importante, mujer de Pérez.

Caramba. Miró a Nick.

—¿Y ahora qué digo?

—Siempre la verdad, Anna.

Ella no sabía cuál era la verdad. Volvió a mirar muy brevemente a Tsai Ama Ul.

—No sé muy bien cómo responder. Ni siquiera sé si me has hecho una pregunta. Nosotros siempre habíamos pensado que la heterosexualidad era lo natural. Es lo común en todas las otras especies animales de nuestro planeta. Pensábamos que era natural que hombres y mujeres vivieran juntos y criaran a sus hijos juntos. También hacen eso muchas especies animales.

»Cuando os encontramos tuvimos una reacción similar a la vuestra. Durante el año pasado hablé con una serie de expertos. En su mayoría coinciden en que esta sociedad no tiene ningún sentido. Que no debería existir. Algunos piensan que en realidad no existe: hay algo que no encaja en nuestra información. Los prisioneros que hemos tomado nos han mentido, o pertenecen a una subcultura aberrante. Algo se pierde con la traducción. Tal vez los traductores mienten. Un hombre me lo dijo claramente. Sabía lo de Nick. —Nicholas se echó a reír—. Estamos en la misma situación que ustedes. Esperábamos encontrar alienígenas que fueran distintos a nosotros, realmente distintos. No esperábamos encontrar alienígenas que fueran muy parecidos y tuvieran algunas diferencias notables. Eso nos desconcertó; y entre los humanos hay personas que… no diría que quieren pelear, pero en realidad no se imaginan la vida si no es peleando, temen dar los pasos que conducen a la paz. Piensan que seremos embaucados y traicionados. Y el secreto no ha ayudado. ¿Cómo podemos negociar con tan poca información?

Nicholas tradujo sus palabras.

Tsai Ama Ul ladeó la cabeza, movimiento que podía significar casi cualquier cosa. Después habló.

Ama Tsai Indil dijo:

—¿Crees que la mayor parte de tu gente quiere la paz?

—Nick ha debido de contarles algo sobre nuestro planeta —repuso Anna—. Solíamos tener muchas sociedades diferentes… muchas naciones, que se han unido hace poco tiempo. Ni siquiera tenemos una única cultura y un único gobierno. Los diferentes grupos quieren cosas diferentes. La mayor parte de los humanos quiere la paz, pero no todos, y en este momento nuestro gobierno es tan complicado, está compuesto por piezas tan diversas, que resulta difícil decir qué pretende, si es que pretende algo.

Tsai Ama Ul la escuchó y luego volvió a hablar.

—¿Crees que lo que salga de estas negociaciones será perjudicial, tanto para los tuyos, como para el Pueblo?

—No lo sé. Pienso que el conocimiento siempre es mejor que la ignorancia, y que ambos nos beneficiaríamos de un intercambio de información. Más allá de eso… ¿quién sabe? Es posible que la humanidad necesite tener ahora mismo un enemigo externo, teniendo en cuenta que hace tan poco tiempo que estamos unidos. En ese caso, alcanzar la paz podría acabar por perjudicarnos. Tal vez ustedes son monstruosos y malvados. No lo sé. Aunque Nick dice que sois buenos, y confío en él —Nick volvió a reír—. Tal vez la humanidad encierra algo que representa un serio peligro para vuestra sociedad. Tampoco lo sé.

Tsai Ama Ul escuchó y luego habló.

—Siempre hemos tenido enemigos. Nuestros hombres siempre han luchado. Para ellos sería difícil renunciar a la lucha. Para nosotras sería difícil saber qué hacer con ellos si nuestra historia de luchas llegara a su fin. ¡Ah! ¡Una idea espantosa! ¿Para qué sirven los hombres si no hay enemigos ni fronteras que proteger? ¿Cómo van a pasar el tiempo? ¿Cómo van a sentir respeto por ellos mismos? —Miró a Anna con expresión reflexiva. Anna bajó la vista—. ¿Y cómo sería el universo si en él hubiera personas como vosotros? No como rumores ni como algo que se ve de lejos, sino como vecinos. Ya hemos empezado a cuestionarnos nuestra propia historia y nuestras propias ideas acerca de lo que es correcto o incorrecto.

»Pero no me gusta la idea de una guerra librada con desconocidos por ignorancia, sin reglas establecidas y sin límites a la violencia. Eso sería un retorno al salvajismo de los animales. Sería abandonar todo lo que hemos logrado desde que la Diosa entregó la pequeña caja negra de la moralidad a la Primera Mujer y al Primer Hombre.

Hizo una pausa y volvió a hablar.

—La reunión ha terminado —anunció Nick—. La mujer de Tsai Ama dice que empieza a sentir dolor de cabeza.

Salió con Nicholas. Una vez fuera de la sala, él le dijo:

—¿Realmente has conocido a alguien que pensaba que me estaba inventando la sociedad hwarhath?

—No es que lo dijera claramente, pero pensaba que era muy interesante, «sugestivo» fue la palabra que empleó, que una persona clave del equipo humano de traductores fuera… —vaciló, intentando buscar la palabra adecuada.

—La más adecuada es homosexual —dijo Nicholas en tono frío y un tanto irónico—. La palabra me desagrada. No me gusta el hecho de que su formación sea irregular, y siempre he considerado que tiene un aroma ligeramente antiséptico, que apesta a ciencia y a intelecto. Preferiría una palabra que oliera a vida corriente. Pero en realidad nunca hay palabras adecuadas para un grupo que resulta desagradable.

Le pareció notar ira bajo la frialdad y la ironía de su voz.

—¿A qué te refieres cuando dices que su formación es irregular?—preguntó Anna.

—Sus raíces pertenecen a dos lenguas distintas: «Homo», que en griego significa «igual» y «sexual» que procede de la palabra latina para el «sexo». Alguien la acuñó en el siglo XIX y no logro imaginar en qué estaba pensando.

Caminaron en dirección a los aposentos de Anna. Mientras atravesaban el vestíbulo de la entrada, Nick comentó:

—De vez en cuando pienso que no es la palabra adecuada para Gwarha y para mí. Nosotros no pertenecemos a la misma línea evolutiva. Se podría argumentar, y lo haré, demonios, que somos miembros de sexos similares o análogos. En ese caso, la palabra correcta sería «homeosexual», de la palabra latina que significa «sexo» y de la griega que significa «similar».

»Hay algo agradable en la idea de inventar una nueva forma de actividad sexual y la palabra que designa esa actividad.

Realmente parecía encantado. La ira había desaparecido por completo de su voz. Llegaron a la puerta y ella apoyó la palma para abrirla.

—Debo informar al general —anunció Nicholas.

—¿Cómo crees que ha ido la reunión?

—No lo sé. Las cosas se están complicando. Lugala Tsu ha decidido actuar. Tsai Ama Ul ha decidido que las mujeres tienen que hacer algo. La Diosa sabe quién va a tomar la próxima decisión.

Nicholas se fue y ella cruzó la puerta. Ésta se cerró. Anna se sentó en el sofá; se sentía agotada. ¿Qué hora era? La última hora de la mañana. Tenía que pasar por los aposentos de los humanos y unirse a sus colegas para almorzar. Al demonio con eso. Se dio una ducha y luego durmió una siesta. A media tarde (si es que esa palabra tenía algún significado en la estación) salió al encuentro de Charlie y le contó lo que había sucedido.