Hay dos clases principales de Obras Oscuras: las obras de héroes, escritas y representadas por hombres, y las obras de mujeres escritas y representadas (como cabe esperar) por mujeres.
La Obras Brillantes son obras de animales, y pueden ser de dos clases: las morales, para niños, y las obscenas, para adultos.
Hasta hace poco tiempo sólo existía una clase de Obras de Luz Incierta: la obra moderna o ambigua. Pero últimamente —sobre todo gracias a Eh Matsehar— se han puesto en escena diversas obras sobre los humanos, y éstas pueden constituir un tipo nuevo y separado.
Los hombres nunca intervienen en la representación de obras de mujeres, y las mujeres no tienen nada que ver con las obras de héroes, pero los miembros de ambos sexos escriben y representan Obras Brillantes y Obras de Luz Incierta, aunque nunca juntos.
Las diferentes clases de obras varían considerablemente en lo relativo a la puesta en escena, los vestuarios y el estilo de actuación.
Las obras de héroes utilizan un escenario vacío, accesorios limitados, mucha música y un vestuario espléndido y de gran colorido. La actuación tiene un estilo definido y muchas de las cualidades del mimo o la danza.
En las obras de mujeres, el vestuario (por norma) es más sencillo que en las obras de héroes. Los colores suelen ser apagados y sutiles, incluso monótonos. Forman los decorados telones y pancartas pintados, a menudo hechos con telas muy finas que se vuelven transparentes cuando se iluminan por detrás. Hay una considerable complejidad visual. Los telones y pancartas cuelgan unos delante de otros y dado que —al menos una parte del tiempo— son transparentes, se crean complicadas capas de dibujos que cambian a medida que cambia la luz. Los actores desaparecen por el foro y vuelven a aparecer. Las obras no utilizan demasiada música. El estilo representativo es sereno y natural.
En las obras de animales se utilizan máscaras, elaborados trajes de animales, colores brillantes, un despliegue de actuación y mucha actividad física: danzas, acrobacias, simulacros de riñas, etc. En las obras de animales para adultos, el vestuario es grotesco y a menudo obsceno. En las obras para niños los animales (por lo común) tienen un aspecto agradable y amistoso.
Las obras de héroes y las obras de animales se representan en un escenario abierto. Las obras de mujeres se representan en un escenario rodeado por una jaula de barrotes de madera a la que están sujetos los telones y las pancartas.
Eh Matsehar es responsable de las obras de humanos como forma artística, aunque (como suele admitir de buena gana) Sanders Nicholas le ha sido de gran ayuda. Son en su mayor parte nuevas versiones de obras y/o relatos de los humanos, representadas con máscaras y vestuario humano más o menos realista. El empleo de la música varía, lo mismo que el de los accesorios. Suelen utilizarse decorados: escenas humanas pintadas sobre telones y pancartas (para lo que se ha recurrido a la utilización de un escenario de mujeres modificado, una innovación escandalosa, ya que las obras son escritas y representadas por hombres). El estilo representativo varía, pero suele ser sereno y natural, otra innovación escandalosa.
APÉNDICE D
ACERCA DE LAS TEORÍAS SOCIALES DE TSAI AMA UL
En su mayor parte, el Pueblo ha asumido el hecho de que su conducta se atiene a la naturaleza, la razón y la religión. Pero algunos eruditos (no muchos), después de conocer a la humanidad, empezaron a preguntarse si la homosexualidad era inevitable. En tal caso, ¿cómo podrían explicar la conducta humana? (La religión del Pueblo es rigurosamente monoteísta, y es una ofensa a la Diosa sugerir que ella crearía deliberadamente personas perversas o malvadas, o eso argumentan estos eruditos «radicales».)
La pensadora más radical del «problema humano» es Tsai Ama Ul. Lo que sigue es una sinopsis de sus teorías. Es preciso recordar que la mayoría de los eruditos y científicos discrepan con ella.
En primer lugar, la mujer de Tsai Ama señala la extraordinaria semejanza de las dos especies. Ambas son de sangre caliente y tienen pelo, cuidan de sus hijos y producen leche para alimentarlos. En ambas hay miembros de los dos sexos, aunque ésta parece ser la norma del universo. Sus cuerpos son casi idénticos: una cabeza, cuatro extremidades, cinco dedos. Sus órganos son similares. Casi todas las diferencias importantes son de ámbito celular y molecular. A simple vista, las dos clases de personas se parecen.
Y tienen historias parecidas. Ambas poseen antepasados arbóreos. De éstos han heredado las manos prensiles y la visión bifocal. Probablemente las pupilas hendidas de los hwarhath se deben a antepasados de vida nocturna.
Los miembros de ambas especies son bípedos. La razón de esto es incierta. Los humanos creen que sus antepasados se trasladaron de los árboles a las planicies cubiertas de hierba, donde tenían que mantenerse erguidos con el fin de ver los peligros por encima de la vegetación.
Los hwarhath no están tan seguros. Tienen un pariente cercano que aún sobrevive: la Población Red, que habita cuatro islas en la Gran Cadena del Sur. La Población Red camina erguida, aunque en las islas donde vive no hay demasiada vegetación. Algunos científicos afirman que la Población Red desarrolló su actual fisiología en el campo abierto y luego retrocedió a los bosques, cuando el Pueblo comenzó a proliferar y a expandirse. (Existen algunas pruebas de que los miembros del Pueblo solían asesinar a la Población Red. Se han encontrado huesos de individuos de la Población Red mezclados con huesos de otros animales en los primeros campamentos del Pueblo.) Poco a poco, la Población Red emigró hacia el sur de la cadena de islas, que en aquel momento debían de ser un puente de tierra. Cuando subió el nivel del agua, quedaron aislados y protegidos.
Otros científicos creen que tanto la Población Red como el Pueblo evolucionaron en los bosques, o en sus márgenes. La Población Red nunca pudo adaptarse a ningún otro entorno, argumentan estos científicos, y han logrado sobrevivir sólo en unas cuantas zonas aisladas: por ejemplo, las islas-bosque del sur.
Existe una última y notable semejanza entre el Pueblo y los humanos. Ninguna de las dos especies tiene época de apareamiento. Las hembras no tienen época de celo. Hombres y mujeres demuestran un interés sexual continuado y difuso. No son necesarias señales especiales. Los objetos de deseo son diversos. La sociedad, y no la biología, decide cuáles son apropiados.
Entonces, se pregunta Tsai Ama Ul, ¿por qué dos especies con una fisiología y una historia casi idénticas desarrollan dos clases diferentes de conducta sexual?
La respuesta reside en la función del sexo y especialmente en el interés sexual no específico y constante que caracteriza al Pueblo y a los humanos.
Lo primero que hay que comprender, dice Tsai Ama Ul, es que el sexo tiene poco que ver con la procreación.
Si el propósito del sexo fuera la procreación, entonces los miembros del Pueblo y los humanos tendrían una época de apareamiento. Esto es perfecto para la mayoría de animales. Lleva a su punto máximo la competición y la selección; asegura que la mayoría de las crías nacen en la época del año en que tienen probabilidades de sobrevivir; y evita a los adultos el estorbo del sexo. Durante la mayor parte del año no tienen que pensar en él. Pueden concentrarse en ganarse el sustento y criar a sus hijos.
¿Entonces por qué el Pueblo (y la humanidad) desarrollaron su interminable interés en el sexo? ¿Cuál es la ventaja evolutiva?
Evidentemente, dice la mujer de Tsai Ama, sirve para mantener al Pueblo (y a la humanidad) constante e intensamente interesado en sus semejantes.