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Hasta ahora ha reunido más de un millar de ejemplos tomados de la historia y de la etnografía, incluyendo sociedades enteras predominantemente heterosexuales y que llegaban —en algunos casos— a imponer sanciones por conducta homosexual. Los informes sobre estas sociedades proceden de fuentes históricas. Ninguna de ellas ha sobrevivido hasta los tiempos modernos. Se dan varias razones: a) sus poblaciones crecieron hasta convertirse en un problema para sus vecinos, que las destruyeron; b) controlaron sus poblaciones como los humanos, mediante el infanticidio o la esclavitud de las mujeres, y esto enfureció a sus vecinos, que las destruyeron, o (en varios casos registrados por historiadores) sus mujeres se marcharon llevándose a los hijos.

Eran más comunes las sociedades que permitían una conducta heterosexual limitada, por lo general en fiestas y casi siempre con propósitos religiosos.

Ha habido sociedades que permitían la heterosexualidad entre los niños, pero la prohibían cuando las niñas empezaban a menstruar, por lo general entre los quince y los veinte años de edad.

Otras sociedades permitían cierto número de «perversos autorizados»: personas a las que les estaba permitida una conducta heterosexual siempre y cuando se vistieran con una ropa característica y actuaran de forma curiosa (y a menudo burlándose de sí mismas). Los hijos de estos perversos eran apartados de sus progenitores durante la infancia y educados por parientes, a la manera tradicional. La mayoría de ellos se convertían en miembros homosexuales y productivos de la sociedad, aunque no solían llegar a ser padres. Su material genético resultaba sospechoso.

Estas formas limitadas de conducta heterosexual sobrevivieron hasta el pasado reciente, aunque sólo en zonas remotas. La mujer de Tsai Ama afirma que es posible que aún persistan. No hay pruebas indudables de ello.

Tsai Ama Ul también ha encontrado pruebas de muchos cultos y subculturas heterosexuales secretas. La religión de la Oscura Diosa, que floreció en el Gran Continente del Norte en la Era de las Alianzas en Guerra, parece haber tenido un claro componente heterosexual. Los enemigos de la religión sin duda acusaron a sus seguidores de realizar prácticas sexuales indecentes, así como sacrificios de niños. Puede que sean mentiras de sus detractores, pero es casi seguro que la propia Oscura Diosa tuvo un consorte o gemelo masculino y que sus ceremonias religiosas eran dirigidas por una pareja de «Madre» y «Padre».

La Oscura Diosa fue eliminada al final de la Era de las Alianzas en Guerra por las Diez Heridas Unidas, conducidas por Eh Manhata, conocido históricamente como la «Espada Sangrienta de Eh». La extrema brutalidad de la supresión y la destrucción de muchos archivos de esa época sugieren que los seguidores de la Oscura Diosa estaban haciendo algo particularmente horrendo.

Las Diez Heridas Unidas fueron el comienzo del sistema de alianzas que condujo primero a la Trama de Linajes y finalmente al Tejido. Tsai Ama Ul sugiere que la extrema heterofobia (como ella la llama) de la sociedad moderna surge de las Diez y de la Lucha contra la Oscura Diosa. Cree que sobre todo Eh Manhata es el origen, y que puede existir alguna relación entre su famosa violencia y sus odios igualmente conocidos por cualquier clase de desviación. «Ningún hombre en la historia ha sido más moral, piadoso y destructivo», dice la mujer de Tsai Ama.

No cabe duda de que muchas sociedades anteriores eran más tranquilas y permisivas. Por supuesto, como también señala la mujer de Tsai Ama, el mundo estaba más vacío. El Pueblo podía permitirse el lujo de tener algún hijo no previsto.

APÉNDICE E

DIVERSOS DATOS SOBRE EL PUEBLO

Existen poco más de ochocientos millones de hwarhath. La mayoría de ellos se encuentran en el sistema natal y en el planeta de origen, la Hoguera del Pueblo, pero hay hwarhath —casi todos del sexo masculino— en decenas de lunas y planetas que no pertenecen al sistema natal, en cientos de estaciones situadas en la inmensidad del espacio y en miles de naves.

Los miembros del Pueblo pueden seleccionar el esperma para decidir el sexo de sus hijos. Antes de su primer encuentro con la humanidad, producían muchas más niñas que niños. La especie tenía un sesenta y cinco por ciento de miembros femeninos, y el Pueblo aspiraba a una proporción del setenta y cinco contra el veinticinco por ciento.

En cuanto encontraron la primera nave humana, empezaron a producir más varones. En la actualidad, la especie es un sesenta por ciento femenina. La proporción será de un cincuenta por ciento en la próxima generación. Según cómo se desarrollen los acontecimientos, el porcentaje de hombres puede seguir aumentando.

La razón de esto debería ser evidente. Las mujeres son más útiles en el planeta natal y en tiempos de paz. Los hombres son más útiles para la exploración espacial y en tiempos de guerra. Al Pueblo le llevó más de un siglo encontrar a la humanidad, y había empezado a perder la esperanza de encontrar otra especie inteligente con la que luchar. La única forma de enfrentarse al problema de la falta de guerras era producir menos hombres.

Casi no hay mujeres fuera del sistema natal y la abrumadora mayoría de la población femenina vive en el Mundo de la Hoguera propiamente dicho. Casi todos los hombres adultos se encuentran en el espacio, o en asentamientos fuera del mundo natal.

Todos los hombres adultos pertenecen a las fuerzas armadas hwarhath. Ingresan al cumplir los veinte años y permanecen en ellas hasta el momento del retiro, que suele ser a los ochenta. Todos están entrenados para la guerra, pero sólo una minoría de ellos son asesinos-de-otros que actúan como profesionales a tiempo completo. Los demás exploran, extraen minerales, construyen, se dedican a la agricultura, investigan, trasladan mercancías de una estación a otra, hacen trabajos de alfarería, se dedican al teatro, etcétera.

La sociedad masculina se organiza siguiendo una jerarquía militar. En la cima (o el frente) se encuentran los primeros defensores: veinte principales que son algo así como los jefes conjuntos del personal. Los hwarhath no tienen un solo comandante. Los principales tienen diferentes habilidades y áreas de competencia. Cada principal tiene su dominio en diferentes momentos, según sus competencias y habilidades.

La sociedad femenina está organizada en torno a los linajes, que son familias ampliadas sumamente grandes. Existen menos de cien mil linajes. El más grande es una enorme anomalía de ciento veinte mil miembros. Unas cuantas familias tienen menos de mil miembros. Son demasiado pequeñas para ser importantes, y lo más sensato para ellas sería unirse a otro linaje. Pero algunas familias no soportan que su nombre deje de existir. La mayoría de los linajes poseen entre dos y veinte mil miembros. Los linajes están relacionados por el entrecruzamiento y por las alianzas políticas que con frecuencia tienen siglos de antigüedad. Una de las funciones principales del entrecruzamiento consiste en formar nuevas alianzas o fortalecer las antiguas. Algunas familias han estado entrecruzándose durante tanto tiempo que se consideran mutuamente (más o menos) primas.

Los Ettin, por ejemplo, intercambian material genético regularmente con sus vecinos. Están especialmente unidos a los Gwa, los Hwa, los Hattali, los Hu y los Tesh. Con el correr del tiempo, los límites físicos entre linajes tan estrechamente unidos son poco claros. Cada uno se traslada al territorio del otro y comparten (al menos en cierta medida) sus recursos. En la Tierra de Ettin viven muchas personas que no llevan el apellido Ettin, pero que están ligadas a Ettin por siglos de entrecruzamiento, y todos saben exactamente cuál es su relación.