Ese fue su error. Comenzaba a sentir pena por el, pero, al decir aquello, acabo con cualquier sentimiento de piedad que pudiera albergar hacia el.
– He dicho que te ayudare.
– ?Como pudo matar a ese marica? -dijo, mirandose las manos sucias-. ?Esta podrida! ?Sabes lo que me hizo a mi… su hermano? -Me miro con los ojos llenos de dolor-. Huimos de este maldito lugar. Ella llevaba el collar. Nos subimos al coche. Conducia ella. Fuimos a la autopista a toda velocidad. Yo le gritaba por haber disparado pero ella ni me miro. Pense que iriamos a Miami. Lo unico que podia hacer era gritarle. Cuando llegamos a las afueras de la ciudad, detuvo la marcha. Yo me estaba meando de miedo, mirando a ver si no nos seguia la policia. Le grite que siguiera. Ahora puedo verla. -Volvio a golpearse las rodillas con los punos cerrados-. Sus malditos ojos brillaban como dos pedazos de hielo. Me dijo que la rueda de atras estaba baja y que fuera a mirar. Y fui a mirar. Si, ya se que soy un estupido, que creo todo lo que me dicen. Ni siquiera habia llegado a la parte trasera del coche cuando esa perra se largo con los diamantes… sin importarle una mierda lo que me pasara a mi. -Su voz se quebro y se puso a llorar otra vez, meciendose de atras hacia delante.
Encendi un cigarrillo con afectada parsimonia. Ya no le temia, a pesar de que sabia que era peligroso. Si la policia lo cogia, hablaria.
Le mire y tome una decision. Tenia que callarle. No me quedaba otra salida si queria quedar a salvo.
Me quede alli sentado, fumando y pensando mientras el se retorcia y lloraba. Su mugre, su mal olor, su miedo, hacian que no fuera mas importante para mi que una mosca en la pared.
El reloj del Ayuntamiento dio las doce.
– Debes de tener hambre, Fel -le dije-. Te traere algo de comer.
Dejo de mecerse.
– ?Hambre? ?Estoy desfallecido! ?Comi pescado crudo y cangrejos en aquel asqueroso pantano! ?Has estado alguna vez alli? Ese lugar esta lleno de viboras y cocodrilos.
Llame por telefono al restaurante y encargue al maitre que me enviara el almuerzo.
– Sal a la terraza, Fel, y que no te vea nadie.
Tomo su vaso de whisky, lo vacio y salio a la terraza.
Lleve su vaso a la cocina mientras pensaba. ?Como hacerlo callar? Me di cuenta de que planeaba matarlo, pero aquella idea no me sorprendio. Si pudiera librarme de el y luego de Rhea, estaria a salvo. Y no solo eso sino que tendria el mundo a mis pies.
Volvi a la sala y me sente. Durante los quince minutos que esperamos hasta que trajeron la comida, empezo a formarse una idea en mi mente. Me parecia que Fel era facil de tratar, aunque no Rhea. Bueno, un puente a la vez, me dije.
El camarero llego con una mesita redonda. Me miro sonriente.
– Buenos dias, senor Carr. Me alegra verlo de nuevo. El maitre le envia una botella de champana de bienvenida. Y el cocinero le ha preparado la especialidad del dia.
Le di dos dolares de propina y, cuando se marcho, fui a buscar a Fel a la terraza donde estaba en cuclillas, con la espalda contra la balaustrada.
– Ven a comer-le dije.
Entro corriendo, se acerco a la mesa, miro la comida y se sento a comer. Tragaba como un cerdo hambriento, metiendose toda la comida en la boca, escupiendo y haciendo ruido. Me dio tanto asco que tuve que salir a la terraza y aguardar hasta que terminara. Mientras esperaba, revise el plan que tenia en mente: el plan para librarme de el para siempre. Al oir un fuerte eructo, pense que habria terminado de comer y volvi a la sala.
Solo Dios sabia lo que diria el camarero cuando regresara y viera la mesa. Fel habia manchado el mantel de comida; no quedaba nada en la abundante tabla de quesos, y la canasta que contenia seis panes estaba vacia. Habia manchas de vino por todas partes y la frutera tambien estaba vacia.
«No importa», me dije, «diez dolares de propina y todo quedara arreglado».
Mire a Fel, que encendia un cigarrillo.
– ?Vosotros los ricos si que sabeis vivir! ?Esta ha sido la mejor comida de toda mi vida!
– Debias de estar hambriento.
– Si… Tu aqui sentado en estos sillones mullidos y yo metido en el pantano con las viboras. -Me miro con odio-. Bueno, amigo, tu me metiste en este lio… ahora tendras que sacarme o estas listo. ?Si la policia me atrapa, canto! ?Los dos estaremos encerrados veinte asquerosos anos!
No lo sabia, pero estaba abriendose el camino hacia la muerte.
– ?Como entraste en el apartamento, Fel? -le pregunte, mientras me sentaba a su lado y encendia un cigarrillo.
– Cualquiera podria hacerlo. No fue dificil… Pero eso no interesa. Quiero un coche y dinero.
– Puedes llevarte mi coche. Esta aparcado afuera. ?Cuanto dinero quieres?
Me miro sorprendido.
– Cincuenta de los grandes.
Asenti.
– Puedo conseguirlo. ?Que planes tienes, Fel?
– Ire a Cayo Oeste. Tengo un amigo que me llevara a Cuba. Una vez alli, te enviare mi direccion. -Me miro de reojo y pude ver que el whisky empezaba a hacerle efecto-. Entonces, me enviaras quinientos de los grandes. Ese sera mi pago final. Cuando lo obtenga, ya no volveras a tener noticias mias.
– Pero podria tenerlas de Rhea -le dije.
– Ese es asunto tuyo. Yo hablo por mi. Ella tiene el collar, ?por que iba a molestarte? ?Yo no tengo nada!
– ?Donde esta ella, Fel?
– ?Que te pasa? Dejala en paz. Ella es como el veneno. Olvidala… Vendera el collar y desaparecera. Olvidate de ella.
Le servi mas whisky. Sonrio, levanto el vaso y lo vacio de un trago.
– ?Vosotros, bastardos, si que vivis bien! -Tomo la botella de whisky y se sirvio mas-. ?Mi maldita hermana! ?Sabes una cosa, amigo? No le importa mas que ese tipo que anda con ella. ?Ese miserable! ?Ese maldito bastardo! Apuesto a que ahora esta acostada con el. ?Ese animal la calienta de veras!
– Si usas mi coche, no tendras ningun problema -le dije-. En cuanto oscurezca… despues de las diez de la noche, lo unico que tendras que hacer es salir y partir.
Entrecerro los ojos. Vi que estaba ebrio.
– ?Y que pasa con el dinero?
– No hay problema. Lo tengo aqui mismo.
Me miro con los ojos semiabiertos. Tenia problemas para enfocarme bien.
– ?Aqui mismo?
– Si.
– ?A quien estas enganando? Quiero verlo.
– Lo veras. ?Y quien es el tipo con quien esta Rhea?
Lanzo un soplido.
– ?A quien le importa un pedazo de mierda como Spooky? -Se echo a reir-. ?Que asqueroso! Eso prueba lo estupida que es al engancharse con un tipo como el… es diez anos mas joven que ella.
– ?Spooky Jinx? -le pregunte.
– Si… ?Lo conoces?
– Lo conoci en Luceville… Todo un personaje.
– Te lo aseguro. -Se echo hacia atras-. ?Que buen almuerzo!
– ?Como es que Rhea se engancho con un tipo como Spooky?
– ?Como fue? Ya estaba enganchada con el antes de ir a la carcel. En cuanto salio, corrio a buscarlo. ?Loca! ?Un animal como ese! -fruncio el entrecejo, meneo la cabeza y se froto los ojos con las manos sucias-. Creo que he bebido demasiado… tengo sueno.
– Adelante -lo alente-. Vete a dormir.
Un instinto animal lo hizo enderezarse.
– Muestrame el dinero, amigo. Dices que lo tienes aqui mismo… Muestramelo.
Era el momento.
– Esta en la caja. -Me puse de pie.
– ?La caja! ?Que caja?
Me acerque al Picasso y lo descolgue revelando la caja.
– ?Maldicion! -exclamo Fel, poniendose de pie-. ?Nunca se me ocurrio mirar alli! ?Tienes el dinero en esa lata?
– Asi es.
– Entonces, adelante… ?Abrela!
Gire el dial, sabiendo que al hacerlo ponia en contacto la alarma que sonaba en la comisaria de policia.
– No estoy muy seguro de como se abre -le dije-. Tengo la combinacion, pero es enganosa.
– Asi que enganosa -repitio Fel echandome, respirandome el licor en el cuello mientras observaba el dial-. Adelante, abrela.
Segui girando el dial, haciendo sonar los numeros, sabiendo que ya debia haber un patrullero en camino.
– Dos-uno-uno… cinco-ocho-ocho… seis-nueve-nueve… -murmure mientras hacia girar la perilla.
Aquella no era la combinacion, que, debido a la pobre memoria de Sydney, era simplemente 1-2-3, segun me habia informado Tom Luce. Aprete el boton e intente abrirla, pero nada. Menee la cabeza.