– Los tengo -respondi.
– No pareces tener ni dos -repuso ella, sonriendo-. ?Eres nuevo por aqui, no?
Busque en el bolsillo y saque un billete de diez para mostrarselo. Me quito el billete de la mano con la rapidez con que una lagartija traga una mosca.
– Vamos, carino -me dijo-. Empieza la accion.
Me llevo al interior de su edificio, que olia peor que el mio. Movia el trasero delante de mi cara mientras la seguia por la escalera. Fue un tramo largo y cuando llegamos a su piso, tenia una ereccion que me lastimaba.
Ella hizo lo suyo y lo hizo bien. En el pasado, cuando no me molestaba en conseguir una chica, buscaba una prostituta.
Nunca compensaba el valor del dinero. Por lo general, se quedaban mirando al techo e inclusive algunas fumaban, la mayoria se reia tontamente; pero aquella negra me hizo sentir como si realmente moviera algo en su interior, aunque sabia que no era cierto.
Cuando termine y me aparte de ella, no hizo lo que hacia la mayoria: salir de la cama y empezar a vestirse. Se quedo acostada a mi lado, saco un paquete de cigarrillos, encendio dos y me dio uno.
– Si que lo necesitabas, carino -me dijo.
– Si, lo necesitaba de verdad.
Ahora, me sentia totalmente relajado, como si dentro de mi hubiera reventado algo que me venia atormentando. Aspire el humo y mire el sucio techo del cuarto. Entonces, oi unos pasos. Antes estaba tan apurado que no podia enfocar bien las cosas. Ahora oia pasos… click, click, click… los pasos de una mujer. Recorde a Rhea y la razon por la que me hallaba en aquel sordido cuarto, con una joven negra desnuda a mi lado.
Preste atencion a los ruidos.
La mujer se movia de un lado a otro sin parar; click-click-click.
La negra apago su cigarrillo.
– Tengo que volver al trabajo, carino -dijo-. ?Te ha gustado?
– ?Que pasa ahi arriba? -pregunte, senalando el techo.
– ?Y por que te preocupa? Se sento y estiro las piernas fuera de la cama-. Levantate, carino, que tengo que volver al trabajo.
Abrace su estrecha cintura.
– No hay prisa… otros diez dolares me compran mas tiempo.
Me estrecho con su cuerpo caliente.
– ?Lo dices en serio?
– ?Quieres el dinero ahora?
– Siempre, carino. Tengo que vivir.
Me levante de la cama, me acerque adonde habia dejado los pantalones, saque otro billete de diez y se lo di. Cuando me acoste, se puso encima de mi y empezo a lamerme la oreja. La deje trabajar mientras escuchaba los pasos en el techo.
– ?Que sucede ahi arriba? -pregunte-. Parece un maraton.
– Una loca. -La negra empezo a acariciarme el cuello-. Me saca de mis casillas. Anda dia y noche, dia y noche. Si no fuera por Spooky ya habria subido y la habria echado, pero es la chica de Spooky y el es importante en esta casa.
– ?La has visto?
La negra se apoyo sobre un codo y me miro de reojo.
– ?Por que tantas preguntas, carino? ?Vamos a la accion!
Mientras ella hablaba, seguia escuchando los pasos.
– ?La chica de Spooky?
– ?Tu conoces a Spooky?
– Lo conozco por lo hijo de puta que es.
Ella se relajo y se recosto contra mi cuerpo.
– Tienen problemas. El la esta escondiendo -murmuro con los labios contra mi cuello-. Lleva dos semanas ahi encerrada sin salir y no hace mas que caminar de un lado al otro. Me vuelve loca.
Era todo lo que necesitaba saber. ?Habia encontrado a Rhea!
De regreso a mi sordido cuarto, me acoste en la cama con la luz apagada y la ventana abierta. Las luces de la calle me permitian ver bien. Me sentia relajado: aquella experiencia sexual habia sido algo que necesitaba de veras. Sadie, asi se llamaba la negra, habia hecho un buen trabajo terapeutico conmigo.
Ahora sabia que Rhea se hallaba en la habitacion de Spooky. Mientras estuviera con vida, mi propia libertad y la herencia de Sydney corrian peligro. Si la policia la cazaba, hablaria y me involucraria. Tenia que callarla, ?pero, como?
Despues se me ocurrio una idea alarmante. ?Le habria contado a Spooky algo de mi? ?Si la callaba, apareceria luego Spooky para chantajearme? ?Le habria dicho que tenia en su poder un collar de diamantes que, segun creia, costaba un millon de dolares? ?Le daria a un tipo como Spooky una informacion tan peligrosa? Debia de averiguarlo. Si ella habia hablado, tendria un doble asesinato entre manos. Tendria que callarlos a ambos. Para mi, ellos eran animales peligrosos y yo el cazador, pero si podia evitar un asesinato doble, todo seria mas facil y mas seguro.
Pensando y planeando, me quede dormido, pero, a las dos de la manana, aparecio la primera pulga. Pase el resto de la noche sentado en una silla recta con la cabeza apoyada en los brazos, sobre la mesa. Poco despues de las tres, el rugido de una moto interrumpio el silencio de la noche. Me dirigi a la ventana y vi a Spooky subir la escalera del edificio, en direccion a su habitacion.
A la manana siguiente, despues de tomar un pobre desayuno, fui hasta los banos publicos. El resto de la manana lo paso vagando por las calles, manteniendome alejado del centro de la ciudad. Temia encontrar a Jenny. Compre una caja de polvo pulguicida y regrese a mi cuarto a prepararme una lata de carne y otra de patatas. Despues de espolvorear el colchon con el pulguicida, me acoste a dormir.
Desperte a las siete de la tarde. Me acerque a la ventana y vi una luz tras las cortinas del cuarto de Spooky. Sadie se estaba preparando algo de comer en el cuarto de abajo. Vi que la Honda no estaba aparcada en la calle, lo que significaba que Spooky habia desaparecido.
Mire las latas que habia comprado y elegi la de raviolis, que resultaron pegajosos y sin sabor. Despues, me sente junto a la ventana, a fumar hasta las nueve, en que vi a Sadie salir de su cuarto.
Fui hasta la bolsa, saque la 38 automatica y la guarde en el bolsillo. Despues, baje a la calle y fui a buscar a Sadie.
– Hola, preciosa -le dije-. ?Que te parece si nos movemos un poco?
Ella me sonrio.
– Parece que estas interesado, ?eh? -Se colgo de mi brazo-. Si… movamonos un poco.
Una vez en su cuarto, saque un billete de cien del bolsillo y se lo mostre.
– ?Quieres ganarte esto, Sadie?
Abrio desmesuradamente los ojos.
– ?Quieres algo sucio?
– Quiero pasar la noche aqui -le dije-. En mi cuarto hay pulgas.
Me miro de reojo.
– ?De donde sacas todo ese dinero, carino?
– Eso no importa. ?Duermo aqui o me voy a un hotel?
– Dame… -dijo, extendiendo la mano-, duermes aqui.
Al entrar en el cuarto se oian los pasos de Rhea.
– La loca sigue paseandose -dije, mientras entregaba el billete a Sadie.
– Ya lo creo, pero he acabado por acostumbrarme. Ahora lo echo de menos cuando para.
La vi guardar el billete en el bolso y dirigirse a la cama. La abrio y saco sabanas limpias del armario.
– Solo lo mejor -le dije, mientras me acercaba para ayudarla a hacer la cama.
– Cuando me pagan cien dolares, hay derecho a sabanas limpias -repuso Sadie-. Como tenemos toda la noche por delante, ire a darme una ducha. ?Quieres un trago o algo de comer?
– Un trago.
Saco una botella de whisky barato, soda y hielo y fue a ducharse.
Me sente en un sillon desvencijado y escuche los pasos de Rhea. Parecia un animal enjaulado. Pense en ella y recorde como la habia deseado; sin embargo, ahora no significaba nada mas que un animal peligroso para mi. Si me hubiese atrevido, habria subido, abierto la puerta y disparado, pero eso no era lo mas seguro. Cuando la matara, debia asegurarme de que jamas relacionarian el crimen conmigo.
Mi contacto sexual con Sadie fue mucho mas tranquilo esta vez: la urgencia habia desaparecido. Nos dormimos abrazados. Sadie se durmio profundamente, pero yo tuve un sueno muy ligero. Seguia escuchando a medias el taconeo de Rhea y me desperte del todo cuando oi acercarse el motor de la Honda.
Sadie gimio y se movio, se volvio y siguio durmiendo.
Senti que cerraban la puerta de la entrada de golpe. Spooky subio la escalera dando zancadas. El click-click-click de los zapatos de Rhea se detuvo de repente. Oi a Spooky abrir la puerta del cuarto y cerrarla de un portazo.