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Agradecimientos

En noviembre de 1995 una muchacha británica de dieciocho años, Leah Betts, murió después de cinco días de permanecer en coma por haber tomado una pastilla de éxtasis el día de su cumpleaños. Sus padres autorizaron a que la dramática fotografía de su hija en coma fuera publicada por la prensa, y sirviera de aviso a todos aquellos que cada fin de semana tomaban pastillas. La imagen de Leah dio la vuelta al mundo. Sus padres donaron posteriormente los órganos de su hija muerta; el hígado de Leah fue trasplantado a una muchacha española.

Cada año mueren en el mundo decenas de adolescentes por el consumo de las llamadas «drogas de diseño», aparente y falsamente inofensivas. Muchos más sufren comas, alteraciones de personalidad, locuras, esquizofrenias, depresiones y un sinnúmero de enfermedades psíquicas y físicas. Y es sólo el comienzo. Nadie sabe a ciencia cierta qué pasará dentro de unos años, cuando los adictos de hoy lleguen a sus puntos críticos y los del mañana sigan alimentando sus cuerpos con las nuevas químicas.

Quiero agradecer la ayuda prestada para la elaboración de este libro a Jaume Comas, Enrique y Laia Esteva, la Generalitat de Catalunya a través de la Conselleria de Sanitat, los archivos de El Periódico y La Vanguardia, así como a todos los que, de una forma u otra, han aportado sus testimonios al respecto, algunos de ellos actuales «pastilleros» sin remedio, y otros en fase de recuperación de sus adicciones.

Otra muchacha, Helen Cousins, que logró despertar después de dos meses en coma, dijo una frase que resume toda esta historia: «No bailéis con la muerte».

Este libro fue escrito en Isla Margarita (Venezuela) y Vallirana (Barcelona), entre los meses de mayo y junio de 1996.

Jordi Sierra i Fabra

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