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Giaja permaneciу sentado en silencio durante un rato, despuйs hablу en cadencias muy formales y moduladas.

— Creo que con esto es suficiente para juzgar lo que concierne al Estado. Ahora debemos dedicarnos a los haut. Haut Rian, puede usted quedarse con su criatura de Barrayar. Ghemcoronel Benin, por favor, podrнa esperar fuera con el coronel Vorreedi y lord Vorpatril hasta que yo lo llame?

— Sire. — Benin hizo un saludo militar y se llevу a su grupito de barrayareses, todos insatisfechos.

Oscuramente alarmado, Miles interrumpiу:

— Pero… no desea usted que se quede Ivan, Seсor Celestial? Йl lo vio casi todo.

— No — replicу Giaja, tajante.

Bueno, eso era todo. Hasta que Miles e Ivan estuvieran fuera del jardнn Celestial, fuera del imperio y camino a casa, no habrнa lugar mбs seguro que junto al emperador. Miles se resignу con un suspiro. Y despuйs, de pronto, se quedу helado frente al enorme cambio en la atmуsfera de la habitaciуn.

Las miradas femeninas, que antes habнan enfocado el suelo como correspondнa a su condiciуn, se elevaron hacia las caras de los demбs. Sin esperar un permiso, las tres sillas flotantes se acomodaron en cнrculo alrededor de Fletchir Giaja, que se sentу con la cara sъbitamente mбs expresiva: una cara mбs seca, mбs furiosa, mбs irritada que antes. La reserva cristalina de los haut se desvaneciу en una nueva intensidad. Miles se tambaleу.

Pel le dirigiу una mirada.

— Dale una silla, Fletchir — dijo-. El guardia de Kety lo sometiу a sus habituales tratos… ya sabes.

En lugar de ensaсarse con Pel, sн.

— Como quieras, Pel. — El Emperador tocу un control en el apoyabrazos de su silla. Una silla se elevу a los pies de Miles, que se derrumbу en ella, agradecido y mareado.

— Espero que todas hayбis entendido ahora — dijo el haut Fletchir Giaja con mбs rigor— la sabidurнa de nuestros antepasados al decidir que el imperio y los haut tuvieran sуlo una interfaz. Yo. Sуlo un veto. El mнo. Las cuestiones relativas al hautgenoma deben permanecer al margen de la polнtica. De ese modo no caerбn en manos de polнticos que no entienden los propуsitos de los haut. Eso incluye a la mayorнa de nuestros amables ghemlores, como creo que te ha probado el ghemgeneral Naru, Nadina. — Un rayo de ironнa feroz, sutil… Miles empezу a dudar de su primera percepciуn de los asuntos sexuales en Eta Ceta. Y si Fletchir Giaja era haut primero y hombre despuйs… y las consortes eran hauts primero y mujeres despuйs…? Quiйn estaba a cargo en ese lugar, si Fletchir Giaja mismo se reconocнa producto del arte inestimable de su madre?

— Desde luego — asintiу Nadina, con una mueca.

Rian suspirу.

— Quй se puede esperar de un mestizo como Naru? Pero el que sacudiу mi confianza en la visiуn de la Seсora Celestial es el haut Ilsum Kety. Ella dijo muchas veces que la ingenierнa genйtica sуlo es capaz de sembrar y que para seleccionar el grano se necesita la competencia. Pero Kety no era ghem, era haut. El hecho de que tratara de llevar a cabo su plan… me hace pensar que tenemos mucho que hacer antes de pasar a la etapa de selecciуn del grano.

— Lisbet siempre mostrу cierta inclinaciуn por las metбforas primitivas — recordу Nadina con disgusto.

— Pero tenнa razуn en cuanto a la diversidad — dijo Pel.

— En principio — aceptу Giaja-. Pero esta generaciуn no es el momento adecuado. La poblaciуn haut aъn puede expandirse mucho en el espacio que ocupan ahora las clases bajas sin necesidad de conquistar mбs territorio. El imperio se encuentra ahora en un perнodo ineludible de asimilaciуn.

— En las ъltimas dйcadas, las Constelaciones limitaron deliberadamente su expansiуn numйrica para conservar una posiciуn econуmica favorable — observу Nadina, quien sin duda desaprobaba esa idea.

— Tъ ya lo sabes, Fletchir — interrumpiу Pel-, una soluciуn alternativa factible es exigir mбs cruces de Constelaciones por edicto imperial. Una especie de autoimpuesto genйtico. Serнa una decisiуn revolucionaria pero Nadina tiene razуn. Cada dйcada que pasa, las Constelaciones se hacen mбs decadentes y mбs lujosas, innecesariamente lujosas, quiero decir.

— Creнa que el principal objetivo de la ingenierнa genйtica era evitar el desgaste natural de la evoluciуn al azar y reemplazarlo por la eficiencia de la razуn — interrumpiу Miles. Las tres hautmujeres se volvieron a mirarlo, atуnitas, como si una planta hubiera ofrecido una crнtica a una rutina de fertilizaciуn desde la maceta-. Bueno… eso creнa… — terminу Miles en una voz mucho mбs baja.

Fletchir Giaja sonriу, una sonrisa leve, astuta y tormentosa. Un poco tarde, Miles se preguntу por quй lo habнan dejado quedarse por sugerencia/orden de Giaja. Tenнa la desagradable sensaciуn de estar en medio de una conversaciуn con una cantidad de corrientes subterrбneas y cruzadas que tiraban en tres direcciones diferentes al mismo tiempo. Si Giaja pretende transmitir algo, me. gustarнa que usara una comuconsola para enviar el mensaje.

Miles sentнa que todo el cuerpo le latнa siguiendo la dolorosa pulsaciуn de la cabeza. Era mбs de la medianoche de uno de los dнas mбs largos de su corta vida.

— Voy a llevar tu veto al Consejo de Consortes — dijo Rian con lentitud-, pero tienes que ocuparte del asunto de la diversidad, Fletchir. Me refiero a que te ocupes mбs directamente. Si esta generaciуn no es el momento, de todos modos hay que empezar a preparar una soluciуn. Y el mйtodo de la copia de seguridad es demasiado arriesgado: lo que pasу es prueba suficiente.

— Minin — aceptу a medias Fletchir Giaja. Mirу a Miles con dureza-. De todos modos… Pel… cуmo diablos se te ocurriу vaciar el contenido de la Gran Llave por todo el sistema Eta Ceta? Como broma, no me parece divertida.

Pel se mordiу el labio; sus ojos bajaron al suelo en un gesto nada habitual en ella.

Miles dijo con firmeza:

— No fue una broma, seсor. Nos enfrentбbamos a una muerte segura e inminente. La haut Rian habнa dicho que la primera prioridad era recuperar la Gran Llave. Los receptores del mensaje tenнan la Llave, pero no la cerradura; desde su punto de vista de ellos, era una chбchara informбtica sin ningъn valor. No tenнan los bancos genйticos. Pero eso nos aseguraba que usted podrнa recuperarla, tal vez de forma fragmentaria, despuйs de nuestra muerte, y en ese caso, lo que hiciera Kety ya no tenнa importancia.

— El barrayarйs dice la verdad — afirmу Pel.

— La mejor estrategia sigue estas pautas — asegurу Miles-. Hay que conseguir lo que se quiere, la vida tiene menos importancia. — Guardу silencio.

La mirada de Fletchir Giaja parecнa decir que tal vez los bбrbaros de otros planetas no tenнan ningъn derecho a hacer comentarios que pudieran interpretarse como burla a las habilidades de la difunta madre del Emperador, aunque esas habilidades se hubieran dedicado en ъltima instancia al diseсo de un plan en contra del hijo.

Esta gente es imposible. No se puede hablar con ellos. Quiero irme a casa, pensу Miles, cansado.

— Quй va a pasar con el ghemgeneral Naru?

— Serб ejecutado — dijo el Emperador. Habнa que darle crйdito: era evidente que la idea no le causaba mucha alegrнa-. El cuerpo de Seguridad tiene que ser… seguro.

Miles no podнa discutir eso.

— Y el haut Kety? Otra ejecuciуn?

— Se va a retirar inmediatamente. Deberб someterse a una supervisiуn constante por motivos de salud. Si no estб de acuerdo, que se suicide.

— Piensan obligarlo a suicidarse si es necesario?

— Kety es joven. Va a elegir la vida y otros dнas y oportunidades.

— Y los gobernadores?

Giaja frunciу el ceсo con disgusto, mirando a las consortes.

— Podemos concluir el caso cerrando los ojos. Pero no creo que consigan muchos puestos pъblicos en lo que les queda de vida.

— Y… — Miles dirigiу una mirada a las damas-. Y la haut Vio? Quй pasa con ella? Los otros trataron de cometer homicidio. Ella lo consiguiу.

Rian asintiу.

— Le vamos a ofrecer la posibilidad de elegir — dijo con voz inexpresiva-. Reemplazar a Ba Lura, vivir sin sexo, sin pelo y en condiciуn de ba, con el metabolismo alterado, el cuerpo mбs grueso… y volver a una vida en el Jardнn Celestial como tanto deseaba. O un suicidio sin dolor.

— Y quй… quй decidirб?

— El suicidio, espero — dijo Nadina con sinceridad.

Una justicia distinta para cada uno. Ahora que la excitaciуn de la caza habнa desaparecido, Miles sintiу un asco enorme frente a los despojos de la matanza. Y por esto he puesto en peligro mi vida?

— Y la haut Rian? Y yo?

Fletchir Giaja le dirigiу una mirada frнa y distante, a muchos aсos luz de distancia.

— Voy a retirarme a pensar en ese… ese problema.

Despuйs de una breve consulta en voz baja, el Emperador llamу a Benin para que escoltara a Miles, pero, escoltarlo adуnde? A casa, a la embajada o de cabeza a la mazmorra mбs cercana? Habнa mazmorras en el jardнn Celestial?