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Miles entornу los ojos en un gesto de anticipaciуn mientras la nave descendнa hacia la nebulosa atmуsfera de Eta Ceta.

2

Miles caminaba a medio vestir por el gran salуn de recepciуn que le habнa asignado la embajada de Barrayar con el cilindro brillante entre las manos.

— Bueno, ellos quieren que yo tenga esto… pero se supone que debo guardarlo aquн, o debo llevarlo siempre encima?

Ivбn puso los ojos en blanco. Se habнa vestido cuidadosamente con la guerrera de cuello alto, los pantalones ajustados y las botas de media caсa de otro uniforme verde informal.

— Dejarбs ya de manosear esa cosa y te vestirбs de una vez? Llegaremos tarde. Tal vez es una pesa de cortina, una pesa muy rebuscada, y lo que quieren es que te vuelvas loco tratando de encontrar un significado. Cualquier significado, siempre que sea profundo y siniestro, claro. O quieren que yo me vuelva loco escuchбndote. Una bromita pesada de algъn ghemlord.

— Yo dirнa que es una bromita pesada particularmente sutil.

— Lo cual no significa que йsa no sea la explicaciуn correcta. — Ivбn se encogiу de hombros.

— No. — Miles frunciу el ceсo y cojeу hasta la comuconsola. Abriу el cajуn superior y buscу una estilo y un taco de hojas de plбstico con el sello real. Arrancу una hoja y la apretу contra la figura del cabezal del cilindro, luego pasу la estilo sobre el dibujo, un esquema rбpido, exacto y a escala. Tras un momento de duda, dejу el cilindro en el cajуn con el taco y cerrу el cajуn de nuevo.

— No me parece un buen escondite — comentу Ivбn-. Si es una bomba, tal vez deberнas colgarlo de la ventana. No por ti… por los demбs.

— No es una bomba, mierda. Y ya he pensado en cientos de escondites pero no se me ocurre ninguno a prueba de rastreadores, asн que no tiene sentido. Deberнa estar en una caja negra forrada de plomo, pero da la casualidad que no me he traнdo ninguna.

— Te apuesto lo que quieras a que los de la embajada tienen una abajo — dijo Ivбn-. No ibas a confesar?

— Sн, pero desgraciadamente lord Vorreedi no estб en la ciudad. No me mires asн, no he tenido nada que ver con eso. Vorob'yev me dijo que el hautlord a cargo de una de las estaciones de salto de Eta Ceta embargу una nave mercante registrada en Barrayar y a su capitбn por infracciones a las normas de importaciуn.

— Contrabando? — dijo Ivбn, interesado.

— No, alguna enrevesada regla tнpicamente cetagandana. Con impuestos y pagos obligatorios. Y multas. Y un nivel de causticidad que ya se estб volviendo asintуtico. Una de las metas de nuestro gobierno es normalizar las relaciones comerciales y aparentemente Vorreedi sabe cуmo tratar y diferenciar a ghemlores y hautlores, asн que Vorob'yev le pidiу que se ocupara del asunto mientras йl estб clavado aquн con los deberes ceremoniales. Volverб maсana. O pasado maсana. Mientras tanto, no creo que haga ningъn mal en ver hasta dуnde puedo llegar solo. Si no aparece nada interesante, le paso el asunto a SegImp apenas llegue Vorreedi…

Ivбn entornу los ojos y procesу la informaciуn.

— Ah, sн? Y si aparece algo interesante?

— Bueno, claro, en ese caso tambiйn…

— Ya se lo contaste a Vorob'yev?

— No exactamente. No. Mira, Illyan dijo que se lo contara a Vorreedi, asн que no confiarй en nadie mбs. Yo me ocupo de eso apenas vuelva.

— Ya te dije que se estб haciendo tarde, Miles — insistiу Ivбn.

— Sн, sн… — Miles se tendiу en la cama, luego se sentу y frunciу el ceсo mirando los aparatos ortopйdicos, que lo esperaban-. Necesito tiempo para reemplazar los huesos de mis piernas. Me he cansado de lo orgбnico, ya es hora de pasar al plбstico. Tal vez los convenza de que me agreguen unos centнmetros ya que estбn en eso. Si hubiera sabido que tendrнa todo este tiempo libre, habrнa organizado la cirugнa y ahora estarнa recuperбndome en lugar de venir aquн a ser un adorno.

— Quй desconsideraciуn por parte de la emperatriz. Tendrнa que haberte mandado una nota y advertirte que se iba a caer muerta en cualquier momento — se burlу Ivбn-. Serб mejor que te pongas todo eso. Si te tropiezas con el gato de la embajada y te rompes las piernas, tнa Cordelia me echarб las culpas. Otra vez.

Miles gruсу pero no demasiado fuerte. Ivбn tambiйn interpretaba sus reacciones perfectamente. Se cerrу la protecciуn alrededor de las piernas cubiertas de moretones, pбlidas, tantas veces aplastadas. Por lo menos los pantalones del uniforme disimulaban esa debilidad. Se puso la guerrera, sellу las botas cortas bien lustradas, repasу el peinado en el espejo y siguiу al impaciente Ivбn, que ya esperaba en la puerta. Al pasar, deslizу la hoja con el dibujo dentro del bolsillo del pantalуn y se detuvo en el corredor para volver a cerrar la puerta con la palma de la mano. Un gesto algo fъticlass="underline" como agente entrenado de SegImp, el teniente Vorkosigan sabнa que las llaves de palma son poco fiables.

A pesar de la impaciencia de Ivбn, o tal vez gracias a ella, llegaron al vestнbulo casi al mismo tiempo que el embajador Vorob'yev, que se habнa puesto otra vez el uniforme granate y negro de la Casa. Miles tenнa la sensaciуn de que el embajador no se preocupaba demasiado por la ropa. Vorob'yev condujo a los dos jуvenes hacia el auto de superficie de la embajada, que los estaba esperando. Los tres se hundieron en la suavidad del tapizado. Vorob'yev tuvo la deferencia de sentarse en el asiento que miraba hacia atrбs. Quedу ubicado frente a sus huйspedes oficiales. El conductor y un guardia ocupaban el compartimiento anterior. El auto funcionaba bajo el control del ordenador de la red urbana pero el conductor estaba siempre alerta en el control manual para resolver cualquier emergencia. La cubierta del auto se cerrу y se deslizaron hacia la calle.

— Esta noche pueden considerar la embajada marilacana como territorio neutral, caballeros — les aconsejу Vorob'yev-. Disfrъtenlo, pero no demasiado.

— Habrб muchos cetagandanos — preguntу Miles— o es una fiesta para extranjeros?

— Ningъn hautlord, por supuesto — dijo Vorob'yev-. Estбn todos en una de las ceremonias privadas por la muerte de la emperatriz, junto con algunos de los lнderes mбs encumbrados de los clanes ghem. Los ghemlores de rango mбs bajo no tienen obligaciones y seguramente asistirбn a la fiesta porque el mes de duelo ha reducido sus oportunidades de vida social. Los marilacanos han aceptado mucha «ayuda» cetagandana en los ъltimos aсos, un acuerdo del que en mi opiniуn acabarбn arrepintiйndose. Suponen que Cetaganda no serб capaz de atacar a un aliado.

El auto de superficie subiу por una rampa, doblу una esquina y les ofreciу una breve imagen de un valle brillante lleno de edificios altos, unidos por tubos y caminos transparentes que brillaban bajo el crepъsculo. La ciudad parecнa infinita y ni siquiera estaban en el centro.

— Los marilacanos estбn prestando poca atenciуn a sus propios mapas de nexos de agujeros de gusano — siguiу diciendo Vorob'yev-. Creen que ocupan una frontera natural. Pero si Marilac estuviera directamente bajo el dominio de Cetaganda, el siguiente salto los llevarнa a Amanecer Zoave, todas sus rutas quedarнan cruzadas y por lo tanto podrнan acceder a una regiуn nueva para la expansiуn. La situaciуn de Marilac con respecto a Amanecer Zoave es la misma que tenнa Vervain con respecto al Centro Hegen, y todos sabemos lo que pasу ahн. — Vorob'yev esbozу una mueca de ironнa-. Y encima, Marilac no cuenta con ningъn vecino interesado capaz de organizar un rescate como el que encabezу su padre en Vervain, lord Vorkosigan. Es tan fбcil organizar provocaciones e incidentes…

El respingo de alerta que recorriу el pecho de Miles se desvaneciу muy pronto. No habнa ningъn significado secreto o personal en los comentarios de Vorob'yev. Todo el mundo conocнa el papel polнtico-militar del almirante conde Aral Vorkosigan en la creaciуn de la rбpida alianza y el fulminante contraataque que habнan terminado con la invasiуn cetagandana de los saltos de agujero de gusano dominados por Vervain en el camino hacia el Centro Hegen.

Lo que nadie sabнa era el papel que habнa tenido el agente de SegImp Miles Vorkosigan en la oportuna llegada del almirante al Centro Hegen. Y como nadie lo sabнa, nadie le daba crйdito. Ey, hola, soy un hйroe pero no puedo decir por quй. Es un secreto de Estado.

Para Vorob'yev y casi para todo el mundo, el teniente Miles Vorkosigan era un oficial mбs de SegImp, con un padre de tendencias nepotistas que lo escondнa del mundo enviбndolo lejos a cumplir misiones de rutina. Un mutante.

— Yo pensй que el golpe de la Alianza Hegen habнa sido lo bastante radical y sangriento como para que los ghemlores se quedaran tranquilos por un tiempo — dijo Miles-. Con todo el partido expansionista de los ghemoficiales en retirada y el ghemgeneral Estanis muerto por propia mano… fue por propia mano, verdad?

— Un suicidio involuntario… sн — dijo Vorob'yev-. Estos suicidios polнticos cetagandanos pueden resultar muy confusos cuando el actor principal no quiere cooperar.

— Treinta y dos heridas en la espalda… el peor caso de suicidio de la historia — murmurу Ivбn, claramente fascinado por los rumores que corrнan al respecto.