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Ejercicio.- Colocad el cuerpo en una posición reclinada y sin tensión muscular. Respirad rítmicamente y meditad sobre el Yo real, pensando en que sois una entidad independiente del cuerpo aunque habilitándolo, y que lo podéis dejar a voluntad. Pensad que sois no un cuerpo sino un espíritu, y que vuestro cuerpo es sólo una envoltura útil y confortable, además de una parte de vuestro Yo real. Pensad que sois no un cuerpo sino un espíritu, y que vuestro cuerpo es sólo una envoltura útil y confortable, además de una parte vuestro Yo real. Pensad que sois seres independientes, que usáis el cuerpo sólo porque os conviene hacerlo. Durante la meditación olvidad que llegáis a ser casi completamente inconscientes de su existencia y os parecerá estar fuera del cuerpo, al cual podía volver después de terminado el ejercicio.

Esta es la parte esencial de los métodos de la respiración meditativa yoghi, y si se persiste en ella dará a uno una asombrosa percepción de la realidad del Alma y el sentimiento de la casi independencia del cuerpo. Con frecuencia vendrá el sentido de la inmortalidad con este aumento de conciencia y la persona comenzará a dar señales de desarrollo espiritual que será notado por ella misma e igualmente por los demás. Pero no debe entregarse demasiado a vivir en las regiones superiores o despreciar su cuerpo, porque está en el plano para un propósito y no debe descuidar la oportunidad de adquirir las experiencias necesarias para su perfeccionamiento, ni perder el resto de su cuerpo, que es el templo del Espíritu.

Conciencia Espiritual

El espíritu en el hombre, sea la más elevada manifestación de su alma, es una gota en el Océano de Espíritu, aparentemente separada y distinta, pero, realmente en contacto con el Océano mismo y con todas la otras gotas de él. A medida que un hombre desarrolla conciencia espiritual se hace más y más consciente de su relación con el Espíritu Universal o Mente Universal, como algunos la denominan. Siente alguna vez como si estuviera casi en unión mental con ella (con la Mente Universal) y después pierde otra vez la sensación del contacto y relación. Los yoghis tratan de obtener el estado de Conciencia Universal por la meditación y la respiración rítmica y muchos han obtenido así el grado más elevado de realización espiritual posible al hombre en esta etapa de su existencia.

El estudiante de esta obra no necesitará por ahora las instrucciones más elevadas acerca del adepatado, en virtud de que tiene mucho que hacer y realizar antes de que alcance este grado; pero puede ser bueno iniciarle en los grados elementales de los ejercicios yoghis, para el desenvolvimiento de la conciencia universal, y si tiene celo y perseverancia descubrirá métodos por medio de los cuales podrá progresar. El camino está siempre abierto para aquel que está preparado para recorrer el sendero. El ejercicio siguiente será muy útil para desarrollar la conciencia universal a aquellos que lo practiquen con constancia:

Ejercicio. – Colocad vuestro cuerpo en una posición reclinada y sin tensión muscular. Respirad rítmicamente y meditad sobre vuestra relación con la mente universal, de la cual solo sois un átomo. Pensad que estáis en contacto con el Todo y en unión mental con Todo. Ved Todo como Uno y vuestra alma como una parte de ese Uno. Sentid que estáis recibiendo las vibraciones de la mente universal y participando de su poder, fuerza y sabiduría. Pueden seguirse las dos líneas de la meditación siguientes:

a) Con cada inhalación pensad que estáis atrayendo a vosotros la fuerza y el poder de la mente universal. Cuando exhaléis, pensad que estáis pasando a otros el mismo poder, que estáis llenos de amor para todo lo que tiene vida, y deseando que todos participen de las mismas bendiciones que vosotros estáis actualmente recibiendo. Dejad que circule por vuestro intermedio el poder universal.

b) Colocad vuestra mente en un estado de reverencia y meditad sobre la grandeza de la mente universal; abríos al flujo de la sabiduría divina, la cual os llenará de la sabiduría de la iluminación, y entonces dejar de fluir de vosotros lo que habéis recibido, hacia vuestros hermanos y hermanas a quien amáis y deseáis ayudar.

Este ejercicio deja en aquellos que lo practican una sensación completamente nueva de fuerza, poder y sabiduría y un sentimiento de exaltación y dicha espiritual. Sólo debe practicarse de una manera seria y reverente, y no ensayarse con ligereza.

Direcciones Generales

Los ejercicios dados en este capítulo requieren las condiciones y la aptitud mental adecuadas; la persona frívola o de una naturaleza poco seria, o la que no tiene una sensación de espiritualidad o reverencia, haría mejor por pasarlos por alto, pues ningún resultado obtendrá, y, además, sería jugar con cosas de un orden elevado, lo que nunca es beneficioso.

Estos ejercicios son para los pocos que pueden comprenderlos; los otros no se sentirán atraídos a ensayarlos.

Durante la meditación, dejad que la mente se detenga sobre las ideas dadas en el ejercicio, hasta que lleguen a ser claras a la mente y gradualmente se manifiesten como conciencia real dentro de vosotros. La mente llegará por grandes a ser pasiva y sosegada, y la imagen mental se manifestará claramente. No debéis entregaros a estos ejercicios con demasiada frecuencia, ni permitir que el estado del dicho os produzca desagradables los asuntos de la vida diaria; estos son útiles y necesarios para vosotros, y jamás debéis eludir una lección, por desagradable que os pueda ser. Que la alegría producida por el desenvolvimiento de conciencia os sostenga y fortalezca para las pruebas, sin causaros descontentos y disgustos. Todo es bueno, y cada cosa tiene su lugar. Muchos de los estudiantes que practican estos ejercicios, desearán con el tiempo conocer más. Estad seguros que a su debido tiempo haremos que no busquéis en vano. Seguid adelante con ánimo y confianza, manteniendo la mirada hacia el Oriente, de donde viene el Sol naciente.

La paz sea con vosotros y para todos los hombres.

AUM

William Walker Atkinson

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