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Ilya le frunció el ceño.

– Muérdete la lengua. No queremos dar ideas a Gratsos.

– No puedes provocar un terremoto, Damon -objetó Jonas-. ¿Qué quieres hacer? ¿Crear un tsunami y ahogar al muy bastardo? Te llevarás a Sea Haven contigo.

– No, no quiero una ola, ni siquiera una aislada. Estoy de acuerdo en que eso es demasiado peligroso. Tenemos algo mejor. Clatrato de metano, del cual tenemos depósitos significativos en el fondo del océano. Estos hidratos sólo se forman en las plataformas continentales y están típicamente en las profundidades más superficiales. Es decir, a nuestro alcance. -Damon parecía complacido consigo mismo. Sonrió abiertamente a los hombres y ondeó el brazo como si acabara de realizar un truco de magia.

Se produjo un pequeño silencio. Matt carraspeó.

– ¿Gas metano? ¿Vamos a bombardearlo? ¿Apestarlo? ¿Qué? ¿A dónde quieres ir a parar?

Damon miró a Ty y arqueó la ceja.

– Te lo he dicho, vamos a hundir su yate. ¿No te lo he explicado? Vamos a proporcionar a todo el mundo un enigma científico legítimo.

Jackson dio la vuelta a una silla y se sentó en ella a horcajadas.

– Muéstranoslo, Damon.

– Lo que haremos es bastante sencillo. Estaremos celebrando la boda en la playa, y arriba en el cielo todos comenzarán a ver anomalías extrañas como las asociadas con el Triángulo de las Bermudas. Les daremos todo lo que podamos encontrar que haya sido informado a lo largo de los años. Llamas en el cielo, el agua cambiando de color, luces, cualquier cosa que se nos ocurra. Tengo a Inez trabajando en eso para mí.

– ¿Inez? -dijo Jackson con brusquedad-. No puedes implicarla en esto.

– Ella es aguda, Jackson. Vino a mí y me dijo que estaba segura de que tenías un plan y que fuera el que fuera no te permitiera hacerlo y que yo propusiera uno mejor.

Jonas se rió y le dio un puñetazo a Jackson en el hombro.

– Esa vieja dama astuta conoce tu capacidad cerebral, hermano.

Jackson se frotó la cara con la mano.

– Esto sería condenadamente más limpio si eliminara simplemente al bastardo con un rifle.

– Es billonario, Jackson. ¿No crees que unas pocas personas lo notarían? -dijo Damon. Su mirada decía que estaba de acuerdo con Elle y Hannah… Jackson era un impulsivo.

Jonas ocupó a horcajadas otra silla al lado de Jackson y estiró el mapa.

– Dinos cómo funciona, Damon. -Jackson era propenso a ir por la ruta del francotirador si no creía que esto fuera a terminar con la amenaza sobre Elle, y Jonas no estaba por la labor de detener a su mejor amigo por asesinato-. ¿Cómo hundimos un buque?

Damon intercambió una mirada alegre con Ty e incluso se frotó las manos.

– Dales la explicación, Ty.

Tyson asintió.

– Hay un par de maneras de hundir un buque.

– Volarlo -murmuró Matt para sí.

– Sin tocarlo -reiteró Damon-. Todos estáis obsesionados con explosivos y armas.

– No hay nada más satisfactorio que una buena explosión -estuvo de acuerdo Matt-. Pero estoy escuchando. Esto empieza a intrigarme.

– Ahora que tengo tu atención. -Ty le frunció el ceño-. Trata de quedarte conmigo. La manera más fácil de pensar en esto es imaginarse un submarino. En términos más sencillos, se llena de aire y permanece encima del agua porque es más ligero que el agua, ¿correcto? Cuando quiere hundirse, quitan parte del aire y dejan entrar algo de agua y baja, porque ahora es más pesado que el agua.

– Así que vamos a abrir un agujero y dejar que entre el agua -dijo Jackson.

Jonas frunció el ceño.

– Supongo que podríamos utilizar a uno de los delfines para plantar la carga pero Abbey quizás se moleste y se niegue.

– Oh, por amor de Dios -estalló Damon-. No vamos a volar el maldito barco. Olvidadlo. No vamos a poner cargas, vamos a hacer esto de forma científica y lo haremos parecer una anomalía física, un fenómeno natural que ocurre ocasionalmente.

– En otras palabras, callaos y escuchad -tradujo Ilya desde donde estaba apoyado contra la pared, con los brazos cruzados sobre el pecho.

Tyson asintió.

– Vamos a usar ese método de hundimiento de buques de todos modos. Utilizaremos la puerta número dos… el segundo método. Haremos al agua menos densa que el yate. -Una sonrisa ancha se extendió por la cara de Tyson, su mirada casi reverente mientras miraba a Damon-. Este plan es una belleza. Eres definitivamente el maestro, Yoda.

Jonas resopló furioso, obviamente rechinando los dientes.

– Bien, Maestro, ¿cómo hacemos al agua más ligera que el barco?

– Romperemos el sello de hidrato sobre el depósito en la plataforma continental. Eso expulsará gas metano en el agua. El gas se apresurará a la superficie en una columna, rompiendo en burbujas más y más pequeñas en su camino hacia arriba. La clave, y aquí es donde nuestra corriente ocultada entra en juego, es tener un escape muy rápido y contenido de gas, proporcionando un parche de agua tremendamente agitada y gaseosa.

Ty retomó la explicación, viendo las miradas incrédulas que lo rodeaban.

– Como el agua está llena de burbujas diminutas de metano, será principalmente gas metano, no aire. Y el metano es la mitad de denso que el agua. El aire en el yate está en realidad bajo el nivel del mar, lo que le permite flotar, pero ahora la embarcación está situada en uno de los lugares del mar donde es menos denso y ese bebé se hundirá.

Se produjo un silencio aturdido.

– ¿Estás seguro? -preguntó Jonas-. ¿Podrán bajarse del buque antes de que se hunda?

– Va a hundirse como una piedra, aunque el inconveniente que puedo prever es que el depósito que quiero utilizar está situado a medio camino del fondo. Lo cual quiere decir que cuando el barco se hunda quedará atrapado en la mitad, no se hundirá hasta el fondo -dijo Damon.

– Yo no me preocuparía demasiado -dijo Tyson-. El instinto les hará querer nadar hasta la superficie utilizando la ruta más corta, pero no podrán. Es el Mar Muerto pero al revés.

Jackson se frotó los dedos sobre los ojos.

– ¿Qué es el Mar Muerto al revés? ¿De qué hablas?

Damon se encogió de hombros.

– En el Mar Muerto, hay una concentración tan pesada de sal que las moléculas están tan cerca unas de otras y es tan denso que el agua tiene una flotabilidad muy elevada. Una cosa que realmente nunca querrás hacer es zambullirte perpendicularmente en ese mar. Si fueras a zambullirte directamente hacia abajo, te podrías quedar atascado, atascado literalmente, la cabeza hacia abajo, los pies arriba, sin ninguna forma de salir. La fuerza ascendente del agua te atraparía en esa posición y te ahogarías.

– Te lo estás inventando -dijo Matt.

– No. Es verdad. Y si Stavros se diera cuenta, lo cual no hará porque estará asustado y desorientado, puede, teóricamente, nadar hacia abajo y luego alejarse, saliendo de la mancha localizada de gas y volviendo a la superficie. Por supuesto el agua está fría y si hay una tormenta en el mar, no va a lograrlo, pero hay una ligera posibilidad.

– ¿Qué hay de los demás barcos? -preguntó Jonas.

– Dos cosas. Inez ha invitado a cada pescador de aquí al infierno y vuelta a la boda y nosotros hemos creado un pronóstico de tormenta inminente con advertencias acerca del oleaje -dijo Damon.

– Y yo me aseguraré reforzarlo con un mal presentimiento acerca de salir al agua hoy -añadió Ilya.

– ¿Cuánto tiempo tendremos que mantener alejados a los demás barcos? -preguntó Jonas.

– El gas se disipará rápidamente. Para entonces el buque se habrá llenado de agua y se hundirá hasta el fondo. Si se encuentra un rastro del gas, eso sólo se añadirá al misterio. Ningún otro buque estará en peligro porque solo necesitamos un chorro concentrado para hundirlo y se acabó -agregó Damon.