– No querrás que te los guarde…
– No. Quiero que busque un buen pintor. Y que haga un retrato de Blanca con el pecho cortado. Bueno, si ella se deja. Lo necesito para mí.
Estrechó la mano de Méndez, le dio las gracias y se dirigió al interior de la cárcel lentamente.
Francisco Gonzalez Ledesma
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