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Aunque exteriormente parezca ya un adulto, el desarrollo del cuerpo no va siempre a la par con la madurez afectiva. Es por eso que necesita todavía mucho apoyo afectivo para emprender el doloroso y difícil proceso de duelo.

Podemos pensar que entonces puede encontrar alivio y ayuda en sus amigos. Pero cuando se trata de la muerte, salvo que se haya vivido una situación similar, los amigos se sienten impotentes y pueden ignorarlo totalmente.

Por otra parte, atravesar un período de desvalorización y cuestionamiento de sus padres es una forma normal, aunque difícil, de separarse de ellos. Si desafortunadamente su padre o su madre fallecen mientras está alejándose física y emocionalmente de ellos puede experimentar un gran sentimiento de culpa, y la necesidad de separarse que experimentaba puede hacer el proceso de duelo más complicado.

Muchas veces el adolescente, aunque sufre intensas emociones, no las comparte con nadie, porque se siente, de alguna manera, presionado a comportarse como si se las arreglara mejor de lo que realmente lo hace.

Después del fallecimiento de su padre, su madre o de su hermano se suele pedir que sea fuerte para sostener al otro padre. Pobre, no se siente capaz de sobrevivir a su propio dolor y además se le exige que sostenga a otros.

Este tipo de conflicto puede tener como resultado que el adolescente renuncie (duelo aplazado o congelado) a vivir su propio duelo y transforme el proceso en rabia, miedo e impotencia la antesala de empezar a preguntarse por qué y para qué vivir.

Signos que indican que un adolescente necesita más ayuda.

Como hemos visto, son varios los motivos que determinan que el duelo en el adolescente sea más difícil. Algunos adolescentes pueden incluso mostrar un comportamiento inoportuno y preocupante.

Vigilar los siguientes comportamientos:

a… síntomas de depresión

b… dificultades para dormir

c… extrema impaciencia

d… baja autoestima

e… fracaso escolar

f… indiferencia hacia actividades sociales

g… deterioro de las relaciones familiares

h… práctica súbita de deportes de riesgo

i… abandono de los amigos de la infancia

j… conductas riesgosas como conducir sin precaución

k… peleas de noviazgo, rupturas

l… relaciones sexuales descuidadas o promiscuas

m… negación del dolor

n… alardes de fuerza y madurez. Como en todos los casos se impone, frente a la complicación, la recomendación de un diagnóstico profesional.

Acompañar al que va a morir.

Idealmente, las decisiones que afectan la etapa final de la vida deben ser tomadas antes de que surja la necesidad. Aunque estos temas no sean placenteros o fáciles de tratar, si las personas tienen sentimientos definidos acerca de estas decisiones, deben dejarlos saber y para esto necesitan ayuda.

Pero debido a la naturaleza sensible de estas decisiones, casi nunca es el caso. Se crea una "conspiración del silencio" que pospone o prohibe que se hable del asunto. Los pacientes no quieren preocupar a sus familias; la familia tiene miedo a que el paciente se deprima o se dé por vencido, los doctores se sienten incómodos de abordar el tema y no quieren preocupar al paciente y la familia. Las personas siempre piensan que hay mucho tiempo por delante para hablar acerca de eso. Pero cuando llega el momento de tomar estas decisiones, o no se hace, o las decisiones son asumidas por personas que no saben los verdaderos deseos del paciente.

De todas maneras lo más significativo del acompañamiento es, como su nombre lo indica, la presencia: estar cerca en los muchas veces difíciles momentos finales.

Jorge Bucay

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