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Habbakuk, estrecho aliado de Kiri-Jolith, es el Príncipe de las Bestias y el Señor de los Mares. Fomenta el respeto a las glorias naturales de Krynn y enseña a los mortales a ver en ellas un reflejo de la gloria y la virtud de lo eterno. Al mismo tiempo, inspira la Templanza, que mantiene en armonía y equilibrio las pasiones de las características carnales de los mortales. Comparte con los dragones de colores metálicos el cariño por el mar.

Mientras que Habbakuk enseña devoción por la belleza natural, Branchala inspira arte, valor y generosidad. Patrono de la Fortaleza, anima a las gentes de Krynn a utilizar talentos artísticos para lograr que otros alcen los ojos al cielo y para armarse de valor, afrontar el miedo y luchar por el Bien a despecho del peligro y la oposición.

El último entre los dioses de la Luz es Solinari, Guardián de la Luna Plateada y Archimago Blanco. Toda la magia blanca está bajo su control, y todos los hechiceros al servicio del Bien le rinden acatamiento y respeto. A cambio, Solinari les enseña Prudencia, guiándolos en el discernimiento de cuándo usar sus grandes dones para favorecer al máximo la consecución de los fines del Bien y evitar que los consuma el ansia del poder mágico, como ocurre con tantos magos de la Orden Negra.

Los dioses de la Neutralidad

Los Dragones de Latón y los de Bronce se asocian a menudo con los dioses neutrales. Gilean, el Observador y Guardián del Tobril, es el más imponente de los dioses neutrales en lo tocante al poder, pero cuenta con muy pocos seguidores en Krynn. Frío de corazón y desapasionado en espíritu, Gilean se limita a observar, y sólo interviene cuando parece que una de las partes en conflicto puede poner fin al «experimento» de forma prematura. Aunque no busca seguidores, acepta la adhesión de historiadores, científicos y otros que se esfuerzan por alcanzar el conocimiento puro y objetivo.

Reorx, Señor de la Tierra, es también patrocinador de los artesanos. Su interés se centra en la atención del fabricante a su arte u oficio y en la calidad de los resultados. Es el patrocinador de los enanos, que son descendientes de los humanos que tomó a su servicio y a los que enseñó sus secretos.

En tanto que a Reorx le interesa la artesanía, Shinare es la patrona del comercio, y goza con los ciclos de intercambio, comercio y desarrollo económico. Aunque admirada por los comerciantes honrados, sólo la reverencian quienes, aun siendo dignos de confianza, su única meta en la vida está en sus negocios. Muchos de estos comerciantes acaban siendo presa de la avaricia y, consciente o inconscientemente, caen en poder de Hiddukel.

Sirrion, Señor del Fuego, se centra principalmente en su elemento, pero también le interesa la inspiración y la creatividad. La alquimia es algo que cuenta con su apoyo, así como otras actividades que buscan la transformación, o momentos singulares de belleza o intensidad. El más caótico de los poderes neutrales, su tendencia a centrarse en el momento sin pensar en las consecuencias a menudo le ha convertido en el títere de los dioses del Mal.

Chislev, Señora de las Frondas, se interesa en la naturaleza de Krynn por lo que es en sí misma, y no como un reflejo del Bien, como es en el caso de Habbakuk; tampoco intenta dominarla ni utilizarla como arma, a la manera de Zeboim. Primordialmente se interesa en los árboles y las plantas de Krynn, más que en las bestias del mundo. De todos los poderes neutrales, quizás ella sea la más inclinada a intervenir en los asuntos del mundo, tratando de proteger la naturaleza de los estragos del Mal o del daño no intencionado ocasionado como un efecto lateral cuando el Bien se defiende a sí mismo y al mundo de los ataques de la Oscuridad.

Zivilyn, Buscador de la Sabiduría, es ayudante de Gilean y compañero de Chislev. A diferencia de Gilean, que persigue el conocimiento de lo que es ajeno a los mortales, Zivilyn anima a los mortales a mirar en su interior para hallar sabiduría en sus propios corazones. Su proximidad produce tranquilidad a veces, y otras, locura. Zivilyn contempla ambas como caminos viables para alcanzar el conocimiento de uno mismo y el esclarecimiento.

La séptima y última deidad de la Neutralidad es Lunitari, Señora de la Luna Carmesí y Hechicera Roja. Como señora de la magia neutral, los Túnicas Rojas le rinden homenaje. A Lunitari le gusta la ilusión y la artimaña, lo que la convierte en favorita de los embaucadores, pero su interés primordial es la magia por la magia en sí, más que como una parte del Orden de la Creación o como una herramienta para imponer su dominio.

Los dioses de la Oscuridad

Con Caos desterrado, Takhisis, Reina de la Oscuridad, se convirtió en la oponente más destacada de la Verdad y la Luz en Krynn. Algunos dicen que traicionó a Caos y le robó gran pane de su poder. Lo que es reconocido en general es que heredó su orgullo megalómano. Se ve a sí misma como el centro y la dueña por derecho de la creación. Aunque encuentra enfadosa la Soberbia —la reina de los vicios— en otros, este vicio le es útil para tentar a los mortales y apartarlos del Dios Supremo y hacerlos caer en sus garras. A la Reina Oscura le interesa también la Lujuria. Busca los placeres desordenados del espíritu —adoración y sumisión— para sí misma, y despierta deseos enfermizos por los placeres de la carne en los mortales a fin de llevarlos con más facilidad hacia el camino de la Oscuridad.

Sargonnas el Vengativo está a continuación de Takhisis en la corte de los dioses de la noche, y ello le hace sentirse ultrajado. De hecho, lo ultraja cualquier desaire o insulto, y en consecuencia lo domina el vicio de la Ira, por el que aboga, fomentando derramamientos de sangre desenfrenados y duros castigos por la más leve ofensa. Los Dragones Azules, que ponen de manifiesto un temperamento exaltado, son sus principales favoritos.

Chemosh, el Señor de los Muertos Vivientes, es homólogo de Majere y un maestro en dar consejos infames. Está especializado en la Pereza, que hiela el espíritu y apaga las llamas del amor y de la fe y, aunque promete comodidad y ocio, convierte la vida en una parodia fría, triste, y sin amor. En muchos casos, esto culmina en la lóbrega existencia de los muertos vivientes que Chemosh aprecia y fomenta. Los Dragones Blancos, propensos a esa misma frialdad y largos sueños, se asocian a menudo con el Príncipe de los Huesos.

Morgion el Hirviente vive solo. Perdió la gloria y la majestad que tanto valoraba en los primeros tiempos, cuando eligió apoyar a Takhisis en su rebelión. Resultó herido en la Guerra de Todos los Santos y quedó reducido a un despojo. Como sus compañeros los dioses del Mal, sufre y a la vez promueve su vicio particular. En su caso, es el pecado de la Envidia, que se resiente por el bien de otros y busca reducirlo todo a la más amarga desdicha. Morgion disfruta especialmente propagando la enfermedad, que causa sufrimiento al cuerpo, y el engaño, que a menudo conlleva la tortura de mente y espíritu. Quienesquiera que se sientan agraviados por los dioses de otros o busquen hundir a alguien encontrarán en el Propagador de la Enfermedad un aliado bien dispuesto. Debido a esto, goza de la preferencia de los despreciables Dragones Verdes, que envidian y odian la virtud y desean causar dolor y angustia en cuerpo y espíritu.

Hiddukel, Príncipe del Oro Deslustrado, es quizás el más invocado de todos los Poderes del Mal, siendo el patrocinador de la Avaricia. En consecuencia, lo veneran los ladrones, los mercaderes corrupto, y todos los seducidos por el señuelo del oro. Hiddukel trabaja mucho para fomentar esta devoción al estar él mismo dominado por la codicia de poseer almas. Los Dragones Rojos, los más avariciosos de su especie, a menudo pagan tributo a Hiddukel y buscan su ayuda en sus adquisiciones.