Выбрать главу

Sus modales me ayudaron a tranquilizarme más que el whisky.

—Espero poder seguir la parte de Ermanarico —le dije—. No está del todo completa, pero tiene relación y, además, es interesante en sí misma.

—¿Ermanarico ? ¿Quién es ése? —Everard me pasó el vaso y se sentó a escuchar.

—Quizá sea mejor que retroceda un poco —dije—. ¿Está familiarizado con la obra nibelungo—volsunga?

—Bien, he visto la trilogía de Wagner, El anillo del nibelungo. Y en una ocasión que estuve de misión en Escandinavia, cerca del final del periodo vikingo, oí una historia sobre Sigurd, que mató un dragón y despertó a la valquiria y luego lo jorobó todo.

—Eso es una pequeña parte de la historia, señor.

—Bastará con «Manse», Carl.

—Oh, eh, gracias. Es un honor. —Para no parecer servil, me apresuré a hablar con mi mejor estílo académico:

—La Saga volsunga de Islandia se puso por escrito después que el Cantar de los nibelungos alemán, pero contiene una versión de la historia más antigua, primitiva y larga. La Edda mayor y la Edda menor también contienen algo de ella. Ésas fueron las fuentes de las que Wagner bebió principalmente.

»Sigurd el volsungo fue engañado para que se casase con Gudrun la gjuking en lugar de con Brynhild la valquiria, y eso despertó los celos entre las mujeres y condujo al final a la muerte de Sigurd. En Alemania, a esas personas se las conoce como Siegfried, Kriemhild de Burgundy y Brunhild de Isenstein, y los dioses paganos no aparecen; pero eso no importa ahora. Según las dos historias, Gudrun, o Kriemhild, se casó después con un rey llamado Atli, o Etzel, que no es más que Atila el huno.

»En ese punto las dos versiones divergen. En el Cantar de los nibelungos, Kriemhild atrae a sus hermanos a la corte de Etzel y hace que lo destruyan, como venganza por el asesinato de Siegfried. Teodorico el Grande, el ostrogodo que conquistó Italia, entra en el episodio con el nombre de Dictrich de Berna, aunque históricamente pertenece a una generación posterior a la de Atila. Uno de sus seguidores, Hildebrand, se siente tan horrorizado por la crueldad y la traición de Kriemhild que la mata. Hildebrand, por su parte, tiene leyenda propia: en una balada que Herb Ganz quiere recuperar en su totalidad, así como en obras derivadas. Ya puedes apreciar que es una confusión de anacronismos.

—Atila el huno, ¿eh? —rnurmuró Everard—. No era un hombre muy agradable, pero actuaba en pleno siglo v, cuando los chicos duros ya cabalgaban por Europa. Tú vas al siglo IV.

—Exacto. Deja que te cuente la historia islandesa. Atli engatusó a los hermanos de Gudrun porque quería el oro del Rin. Ella intentó advertírselo, pero ellos llegaron utilizando salvoconductos. Cuando se negaron a entregar el tesoro escondido o decirle dónde estaba, Atli los hizo matar. Gudrun se vengó. Descuartizó a los hijos que le había dado y se los sirvió como comida. Luego lo apuñaló mientras dormía, incendió su casa y abandonó la tierra de los hunos. Con ella se llevó a Svanhild, su hija con Sigurd.

Everard fruncía el ceño, concentrándose. No era fácil seguir a todos esos personajes.

—Gudrun llegó al país de los godos —dije—. Allí volvió a casarse y tuvo dos hijos, Hamther y Sorli. El rey de los godos se llama Jormunrek en la Saga y las Eddas, pero no hay duda de que era Ermanarico, que fue una oscura figura real entre mediados y finales del siglo IV. Los relatos difieren sobre si se casó con Svanhild y ella fue falsamente acusada de infidelidad, o si ella se casó con alguien que el rey descubrió que conspiraba contra él y a quien colgó. En cualquier caso, hizo que la pobre Svarihild fuese pisoteada por caballos hasta morir.

»Para entonces, los hijos de Gudrun, Hamther y Sorli, eran hombres. Ella los incitó a matar a Jormunrek para vengar a Svanhild. Por el camino se encontraron a su medio hermano Erp, que se ofreció a acompañarlos. Ellos lo mataron. Los manuscritos son vagos sobre la razón. Mi suposición es que Erp era el hijo de su padre con una concubina y había problemas de sangre entre ellos.

»Los otros dos continuaron hasta el cuartel general de Jormunrek y atacaron. Sólo eran ellos dos, pero invulnerables al acero, así que mataron hombres a diestro y siniestro, llegaron hasta el rey y lo hirieron de gravedad. Pero antes de poder terminar el trabajo, Hamther dejó escapar el secreto de que con piedras podían herirlos. O, según la saga, Odín apareció de pronto, bajo el aspecto de un anciano con un solo ojo, y comunicó esa información. Jormunrek ordenó a los guerreros que le quedaban que lapidasen a los hermanos, y así murieron. Ahí termina la historia.

—Lúgubre, ¿eh? —dijo Everard. Pensó durante un minuto—. Pero me parece que todo ese último episodio de Gudrun en la tierra de los godos, debe haberse incorporado en una fecha muy posterior. Los anacronismos son exagerados.

—Claro —admití—. Es muy común en el folclore. Una historia importante atrae otras menores, incluso insignificantes. Por ejemplo, no fue W C. Fields quien dijo que no puede ser del todo malo un hombre que odia a los niños y los perros. Fue otra persona, he olvidado quién, al presentar a Fields durante un banquete.

Everard rió.

—¡No me digas que la Patrulla debería controlar la historia de Hollywood! —Volvió a ponerse serio—. Si esa sanguinaria historia no pertenece realmente al Cantar de los nibelungos, ¿por que quieres estudiarla? ¿Por qué quiere Ganz que lo hagas?

—Bien, llegó hasta Escandinavia, donde inspiró un par de buenos poemas (eso si no eran reelaboraciones de algo anterior), y pasó a formar parte de la Saga volsunga. Las conexiones, la evolución global, nos interesan. Además, a Ermanarico se le cita en otros lugares… por ejemplo, en ciertos romances en inglés antiguo. Así que debe de haber aparecido en muchas leyendas y obras de bardos que se han perdido. En su época era poderoso, aunque por lo visto no resultaba un hombre muy agradable. El ciclo perdido de Ermanarico podría ser tan importante y brillante como cualquier otra cosa que nos haya llegado desde el oeste y el norte. Podría haber influido en la literatura germánica de muchas formas diferentes.

—¿Pretendes ir directamente a la corte? No te lo recomendaría, Carl. Muchos agentes de campo mueren porque se vuelven confiados.

—Oh, no. Sucedió algo terrible, de donde surgieron las historias que se desplazaron hasta tan lejos, hasta llegar incluso a las crónicas históricas. Creo que puedo acotar el momento en un periodo de unos diez años. Pero pretendo familiarizarme por completo con todo el entorno antes de aventurarme a ese episodio.

—Bien. ¿Cuál es tu plan?

—Tomaré una lección electrónica de lengua gótica. Ya puedo leerla, pero quiero hablarla con fluidez, aunque sin duda tendré un acento extraño. También me meteré en la cabeza lo poco que se sabe de sus costumbres, creencias y demás. Será poco. Los ostrogodos, si no los visigodos, estaban en el límite mismo del campo intelectual de los romanos. Sin duda cambiaron considerablemente antes de desplazarse al oeste.

»Así que empezaré bien en el pasado de mi época de destino; de forma algo arbitraria estoy pensado en el 300 d.C. Conoceré a la gente. Después reapareceré a intervalos y descubriré lo que ha ido pasando en mi ausencia. Brevemente, seguiré los acontecimientos a medida que se acercan al «acontecimiento». Después, apareceré aquí y allá, escuchando a poetas y narradores, y grabaré sus palabras.