Primera de Corintios 10:13 dice: «Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.» Eso es un hecho. Si usted es cristiano nunca puede decir: «La tentación era muy fuerte; no pude resistirla.» La Biblia dice que Dios es fiel. Si usted es cristiano, él no le dejará ser tentado más allá de lo que pueda soportar. Él nunca pondrá sobre usted más de lo que pone dentro para soportarlo.
Así que concéntrese en las promesas positivas de Dios de ayuda y fortaleza. Filipenses 4:13 dice: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.» Puedo cambiar. Puedo ser diferente. Deje de entrenarse para el fracaso al criticarse constantemente. Deje de criticarse, condenarse y rebajarse: «Ah, no valgo nada. No soy bueno. Ni siquiera debo ir a la iglesia. Sencillamente no tengo control sobre mi vida.» ¡Criticarse no resulta, ni en usted ni en nadie más! En cambio, recuerde lo que Jesús dijo: «Para el que cree, todo es posible» (Marcos 9:23).
Rinda cuentas a alguien
El quinto paso para desarrollar su dominio propio es uno difíciclass="underline" rinda cuentas a alguien. Este paso no nos gusta, pero lo necesitamos desesperadamente. Busque a alguien que esté pendiente de usted, que ore por usted, y que lo anime en las esferas donde quiera desarrollar más dominio propio. Eclesiastés 4:12 dice: «Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir.» Ese es el valor de la filosofía de Alcohólicos Anónimos, el sistema de «compañerismo», donde lo animan a llamar a alguien cada vez que sienta que va aumentando la presión para volver al camino antiguo y destructivo. Gálatas 6:2 dice: «Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.»
Déjeme sugerirle un proyecto. Si en verdad está considerando el dominio propio, busque a alguien en su iglesia y vaya a él y diga: «Tengo este problema. Se lo confesé a Dios. Pedí perdón, y ahora quiero pedirte que me ayudes. ¿Serías mi compañero, la persona a la que puedo llamar por teléfono cuando necesite apoyo y ánimo?» Creo que el deseo de Dios es que cada iglesia esté llena de relaciones de «compañerismo» donde la gente rinda cuentas unos a otros, relaciones donde la gente se ayude y anime mutuamente en el Señor. Tener a alguien a quien rendirle cuentas es difícil, pero resulta.
¿Qué debe buscar en su «compañero»? Varias cosas. Primero, los hombres deben tener un «compañero» hombre y las mujeres una mujer. Cuando dos personas se cuentan sus luchas, se desarrolla un vínculo natural de cercanía que lleva a la intimidad. Usted no necesita colocar otra tentación en su paso al compartir problemas personales con alguien del sexo opuesto. Segundo, busque a una persona en quien pueda depender para mantenerse en este compromiso, alguien que sea fiel. Y busque a alguien que mantenga sus problemas confidenciales. No escoja a alguien que tenga fama de hablar mucho. Una última cosa que ayudará a que este sistema de compañerismo resulte: diga a su compañero que tiene permiso de chequearlo de vez en cuando. Déle el derecho de preguntarle: «¿Cómo te va con tu problema?» Saber que alguien le estará preguntando acerca del problema es un incentivo adicional para no caer en tentación. Tal vez ese sea el empujón extra que necesita para mantenerse en la ruta hacia la victoria del dominio propio.
Evite la tentación
El sexto paso para tener más dominio propio es sencillamente sentido común: evite las cosas que lo tientan. Manténgase lejos de situaciones que debiliten su autocontrol. Si no quiere que lo piquen, aléjese de las abejas.
Como director de jóvenes, acostumbraba decirle a los jóvenes: «En esta etapa de la vida tu apetito sexual es tan poderoso que debes prepararte por adelantado para controlarlo. Cuando tengas una cita, te dirigirán tus planes o ¡tus glándulas! Así que planifica lo que vas a hacer y no lo hagas en la cita. El momento para comenzar a pensar en practicar el dominio propio no es cuando estás en el asiento trasero del carro.»
Planifique, con anticipación, evitar situaciones que sabe van a causarle tentación en su vida. No tenga caramelos en los estantes, si está tratando de hacer dieta. No adquiera tarjetas de crédito, si gasta impulsivamente. Planifique su vida de modo que evite lo que debilita su dominio propio.
Efesios 4:27 dice: «Ni den cabida al diablo.» No le dé un asidero al pie. Una vez hablé con un hombre que había dejado de fumar, y le pregunté cómo había logrado el éxito. Me contestó: «¡Mojaba los fósforos!» En el tiempo que le tomaba tratar de encender el cigarrillo, ya estaba de nuevo en control.
¿Qué necesita evitar en su vida? ¿Qué necesita eliminar? ¿Tal vez una revista? ¿Tal vez algunos libros o videos en su casa? Tal vez necesite terminar una relación que sabe que no le conviene. Primera de Corintios 15:33 dice: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.» Quizás necesite alejarse de algunas personas. Tal vez cuando está cerca de ciertas personas usted cede a la tentación. La Biblia nos advierte sobre los amigos como esos. Evite la gente y las situaciones que lo tienten a perder el dominio propio.
Hay un magnífico libro de cuentos para niños titulado Frog and Toad Together [La rana y el sapo juntos] de Arnold Lobel. Esto es de una sección llamada «Galletitas»:
El sapo horneó unas galletitas.
– Estas galletitas huelen muy bien -dijo el sapo. Se comió una-. Y saben mucho mejor.
El sapo corrió a la casa de la rana.
– Rana, Rana -gritó el sapo- prueba estas galletitas que hice.
La rana se comió una de las galletitas.
– ¡Estas son las mejores galletitas que he comido! -dijo la rana. El sapo y la rana se comieron muchas galletitas, una tras otra, tras otra.
– Tú sabes, sapo -dijo la rana con la boca llena-, creo que no debemos de comer más. Pronto nos enfermaremos.
– Tienes razón -dijo el sapo-. Vamos a comernos la última galletita y luego pararemos.
El sapo y la rana se comieron una última galletita. Quedaron muchas en el plato.
– Rana -dijo el sapo-, vamos a comernos una última galletita y entonces pararemos.
La rana y el sapo se comieron una última galletita.
– No debemos de comer más -gritó el sapo mientras se comía otra.
– Sí -dijo la rana, mientras agarraba otra galletita- necesitamos fuerza de voluntad.
– ¿Qué es fuerza de voluntad? -preguntó el sapo.
– Fuerza de voluntad es hacer un gran esfuerzo para no hacer algo que realmente quieres hacer.
– ¿Quiere decir algo como tratar de no comerse todas estas galletitas? -preguntó el sapo.
– Correcto -dijo la rana. La rana puso las galletitas en una caja.
– ¡Ya! -dijo-, ahora no comeremos más galletitas.
– Pero podemos abrir la caja -dijo el sapo.
– Es verdad -dijo la rana. Entonces amarró la caja con algunos cordeles.
– Ya -dijo-, ahora no comeremos más galletitas.
– Pero podemos cortar el cordel y abrir la caja -dijo el sapo.
– Es cierto -dijo la rana. Entonces buscó una escalera y subió la caja en un estante alto.
– Ya -dijo la rana- ahora no comeremos más galletitas.
– Pero podemos subir la escalera y bajar la caja del estante y cortar el cordel y abrir la caja -dijo el sapo.
– Es cierto -dijo la rana. Entonces la rana subió la escalera, bajó la caja del estante, cortó el cordel y abrió la caja. La rana llevó la caja afuera. Y gritó muy fuerte-: Oigan pajaritos. Aquí hay galletitas.