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Fui a liquidar por 135.000 euros mis habitaciones en Granada. Confié la maleta al check-in del aeropuerto de Fiumicino y, marcada con etiqueta y código de barras, la vi alejarse sobre la cinta transpor-tadora. Un escáner lee el código de barras y dirige el equipaje por el recto camino, hacia la máquina de rayos X, en su viaje automático hasta la bodega del avión. Conoceré pronto el secreto de todos los crímenes de Carlo Trenti, la solución de todos los enigmas, lo menos interesante y lo que más interesa, 48 páginas rutinarias que todavía tendré que traducir para encontrar al responsable de cada maldad y olvidar a Trenti y su nieve rusa negroamarilla. Luego me esperan Zúrich o Florencia, mi futuro. En Zúrich, en diciembre de 1944, el agente americano Moe Berg recibe órdenes de asistir a una conferencia del físico Werner Heisenberg, premio Nobel en 1932, cerebro del programa atómico nacionalsocialista: si Berg deduce de las palabras de Heisenberg que los alemanes se acercan con éxito inminente a la fabricación de bombas atómicas, deberá dispararle desde el público, matarlo en el acto. Heisenberg desarrolla su disertación científica. Berg no entiende prácticamente nada de lo que Heisenberg dice. ¿Tiene que matarlo? En Florencia, en 2002, se viene produciendo una cadena de crímenes sin otra conexión entre sí que su extrema crueldad, perversión y repugnancia. Morir puede ser una cosa bastante desagradable. El filólogo Gian Battista Princi lee cotidianamente el periódico, sigue los asesinatos, que se suceden en un lapso de sesenta y cuatro días, y una mañana advierte que, para elegir a sus víctimas, el criminal va recorriendo los sucesivos cielos del paraíso de Dante: la Luna de los virtuosos forzados a incumplir promesas, el Mercurio de los ansiosos de fama, Venus y sus amantes, el Sol de los sabios, Marte con sus guerreros. Princi llama a la policía y avisa: la próxima víctima será un juez porque el asesino visitará el cielo de los justos, Júpiter. La sexta víctima es, en efecto, una fiscal amiga de Princi. Los policías inmediatamente otorgan al filólogo la categoría de principal sospechoso.

Son 979 páginas, unos setenta y cinco días de traducción, una novela americana, Damnation in Paradise, de Martha Gianalella. La conferencia de Heisenberg en Zúrich ocupa sólo 455 páginas, otra novela americana, Star of Damnation, de Nick Behm, trabajo de algo más de un mes, cientos de miles de muertos. Despegamos. No sé si mi maleta ha viajado con buena suerte hasta la bodega del avión. Ha podido producirse un desprendimiento del código de barras, o un descarrilamiento o choque en la cinta transportadora, o una inesperada revelación explosiva en la máquina de rayos X: van en mi maleta los angustiados instrumentos del asesino psicópata florentino (del punzón y el taladro manual a la pistola) y las bombas atómicas en construcción. No sé si mi equipaje ha sido descargado en el contenedor que corresponde a mi vuelo, ni si ha llegado a pista a tiempo para el embarque. Mi maleta puede estar volando a Moscú con mis dos posibles futuros inmediatos, Star of Damnation y Damnation in Paradise. Pero, aunque todavía quizá estallemos y ardamos eternamente, la vigilancia es pobre, ausente o sonámbula, en las primeras horas del día en que vence el ultimátum de las Brigadas Abu Hafs al Masri. La batalla mundial en Roma se ha evaporado de los noticiarios, no sé si porque ya ha sucedido o porque hoy no sucederá, y la fila exigua de sospechosos en la que paso el control de metales es la entrada a un espectáculo que se desmonta mientras se realiza la última función: el anunciado fin del mundo romano el 15 de agosto de 2004 si Italia no depone al Primer Ministro. Le pediré a mi padre 150.000 euros por mi parte de la casa.

Justo Navarro

Justo Navarro Velilla (Granada, 1953), es un escritor, traductor y periodista español.

Justo Navarro nació en Granada, en cuya Universidad se licenció en Filología Románica en 1975. Relacionado con la poesía española contemporánea, ha escrito dos libros de poemas, además de varias novelas. Es colaborador ocasional de diarios como El País, y traductor de autores como Paul Auster, Jorge Luis Borges, T. S. Eliot, F. Scott Fitzgerald, Pere Gimferrer, Michael Ondatjee, Joan Perucho, Ben Rice y Virginia Woolf. Colaboró en el guión de la ópera basada en Don Quijote de la Mancha que La Fura dels Baus estrenó en 2000 en el Liceo de Barcelona. Navarro ganó en 1986 el Premio de la Crítica de poesía castellana por Un aviador prevé su muerte. En 1990 también ganó con Accidentes íntimos el Premio Herralde de Novela, concedido por la Editorial Anagrama a una novela inédita en lengua castellana. Desde 2003, es miembro de la Academia de Buenas Letras de Granada.

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