– Sé exactamente lo que estás haciendo, Emma, y yo no lo llamaría holgazanear. ¿Te gustaría decirme por qué empleo a una enfermera y a un cocinero, cuando tú haces todo el trabajo?
La estaba castigando. Ella dejó caer la sonrisa, sabiendo que él no apreciaría su extraño sentido del humor. Todos parecían atemorizados de Jake con sus maneras bruscas y duras y ojos agudos, pero ella le encontraba irresistible y a veces incluso tierno, cuidando de aquellos que vivían en el rancho con una actitud protectoramente violenta. Incluso a sus hombres. Había un grupo de rufianes que venían ocasionalmente a la casa, los perforadores de petróleo que se dispersaban a los cuatro vientos cuando no trabajaban y los vaqueros que cuidaban de su ganado y los campos que vivían en el rancho, en casas o en el barracón. A menudo venían hasta la casa principal para hablar con Jake, y ella tomó el hábito de hacer pan fresco y pasteles para ellos.
– No tengo la menor idea de por qué les contrataste. Te dije que si iba a tomar el trabajo de ama de llaves de esta casa y cuidar de Kyle, no quería a nadie más correteando por la casa.
Ella inclinó el mentón, negándose a ser intimidada por la advertencia que brillaba en los ojos de él. Por mucho que se preocupara por él, por mucho que quisiera suavizar las líneas en su rostro, se negaba a alimentar su genio o su autoritarismo. El hombre no sabía cómo hablar sin dar una orden. A menudo ella se encontraba queriendo complacerle, diciéndose que era para aliviar el esfuerzo constante bajo el que él estaba, pero más probablemente era por su terrible inclinación hacia las criaturas heridas. Y él estaba herido, tanto si cualquiera podía verlo o no. Sabía que él estaría horrorizado ante su evaluación. Jake era el hombre más independiente que jamás había conocido.
Él se inclinó más cerca.
– Nadie correteará por la casa después de que te hayas recuperado de tener al bebé. Mientras tanto, permíteles que te sirvan.
– No voy a quedarme en la cama hasta que tenga absolutamente que hacerlo. El reposo parcial en cama significa que puedo levantarme un poco. Y Kyle me prefiere a la enfermera.
– Bien, por supuesto que te prefiere a ti que a un viejo murciélago.
– Nunca esboza una sonrisa, al menos no a mí alrededor.
– No la contraté por su capacidad de sonreír.
– ¿Por qué la contrataste?
– Sus credenciales son impecables.
– No sabe nada sobre bebés; no realmente. Algunas personas tienen una capacidad natural. Ella no -insistió Emma.
La enfermera estaba especializada en embarazos difíciles, no en bebés. Se encogió de hombros y puso el plato vacío a un lado.
– Ella no aprueba mi estilo de vida. -Le disparó una mueca tímida-. No creo que mis considerables encantos funcionen con ella.
Emma sentía los primeros indicios de actitud posesiva hacia Jake. Y más que una pequeña ira hacia la enfermera ausente.
– ¿Quién es ella para juzgar tu estilo de vida? ¿Qué está mal con él?
Jake se encogió de hombros otra vez.
– Estás protegida aquí, Emma, pero hay muchas personas interesadas en mi vida. Cuándo no pueden encontrar que ningún detalle sobre el que hablar, lo inventan.
Ella dio vueltas a su declaración práctica una y otra vez en su mente.
– Yo. -Se encontró con su mirada dorada-. Especulan acerca de mí y acerca de quién soy y por qué estoy aquí.
– El accidente fue en California hace cuatro meses. Todos pensaron que Shaina me rompió el corazón. Y ahora tengo a una mujer misteriosa viviendo conmigo, pero a la que nadie ve. El rumor es que ella está embarazada también.
– ¿Y la enfermera… la señorita Hacker cree que el bebé es tuyo?
– No he dicho nada diferente -admitió.
– ¿Por qué?
Él apartó la mirada de ella brevemente, entonces se estiró y le tomó la mano, le deslizó el pulgar arriba y abajo por el dorso de la mano.
– No puedo. No podemos. Tenemos que pensar en proteger al bebé. Necesitamos permitirles pensar que es mío.
– ¡No! -Emma arrancó la mano-. Es el bebé de Andrew, la última parte de él.
– Emma, cariño, no estás pensando. Ambos sabemos que el bebé es de Andrew, pero ¿qué sucede sí algo falla? Yo pienso así, planifico por adelantado. Es lo que hago. Desarmo las compañías y las vendo pedazo a pedazo, pero para tomar el control en primer lugar, tengo que mirar hacia delante y determinar las cosas que quizás sucedan y planear en consecuencia. No voy a dejar a tu bebé sin hogar ni a las autoridades. Enójate conmigo por ello, pero sé lo que es ser educado como…
Bruscamente cerró la boca, se puso en pie de un salto y salió furiosamente.
Emma se sentó en la oscuridad durante mucho tiempo, el corazón latiendo, mientras encaraba la posibilidad muy real de que su bebé quizás viviera y ella no. Los médicos habían discutido la posibilidad con ella, pero ella la había descartado. Evidentemente Jake no, y él ya se estaba preparando para salvar a su hijo, cuando ella ni siquiera había pensado en lo que podría suceder. Se levantó, se puso la bata y caminó descalza sobre la alfombra del vestíbulo hasta la guardería infantil. Él estaba allí, tal y como sabía que estaría, montando guardia sobre su hijo.
– Jake. -Él no se giró pero ella sabía que había sido consciente de su entrada-. Lo siento. Tienes razón acerca de esto, pero no quiero que pienses que espero…
Él le lanzó una mirada de advertencia por encima del hombro.
– Ve a la cama, Emma. No soy yo mismo esta noche y tú eres la última persona con la que quiero pelear.
– Sólo quería decir que lo sentía.
Él se balanceó de ese modo fluido y depredador suyo y la barrió a sus brazos como si fuera una niña, acunándola del modo en que ella le había enseñado a sostener a Kyle.
– ¿Qué parte de «cama» no comprendes?
Él sonó áspero y exasperado, pero las manos fueron apacibles mientras la llevaba a la cama y le empujaba la sábana hasta el mentón. Dejó caer un beso en su coronilla, como ella le había visto hacer con Kyle.
– A dormir. Tenemos todo el tiempo del mundo para resolverlo.
Que Dios le ayudara, esperaba que eso fuera verdad.
Un mes después
JAKE tiró la pluma sobre el escritorio y suspiró exageradamente. Si hubiera habido alguien a quien gritar, lo habría hecho, pero en vez de eso estaba sólo él, encerrado en el silencio de su oficina. Había creado esta ala de la casa para que estuviera conectada pero separada. Insonorizada. Se encontró con que su audición aguda podía ser una distracción cuando estaba intentando estudiar a las varias compañías que estaba interesado en adquirir últimamente. Había pequeñas alarmas dispersadas por los varios cuartos para alertarle de los intrusos porque su oficina estaba doblemente insonorizada. Siempre le había gustado el silencio. Había necesitado el silencio, la paz en ello. El silencio era una de las pocas cosas que le calmaban la mente, como correr libre a última hora de la noche en su otra forma.
Suspiró otra vez y enlazó los dedos detrás de la cabeza. El silencio no estaba funcionando tan bien con él actualmente y no comprendía por qué. Su casa era tan diferente ahora. Emma y Kyle habían estado aquí cinco meses y el lugar ya estaba transformado. Ahora había una calidez, y se sentía en paz cuando se sentaba en la guardería infantil o cuando entraba al cuarto de Emma. Ahora su oficina parecía fría y lejana. El silencio le distraía. Se encontró escuchando para oír el murmullo bajo de la voz de Emma y los pequeños sonidos suaves que hacía su hijo.
Jake se irguió, la alarma se disparó por él. Su hijo. Nunca había pensado en esos términos. Emma a menudo se refería a Kyle así, pero Jake pensaba en él como el infante, el bebé, incluso el niño… no su hijo. ¿Qué demonios le estaba sucediendo? ¿Qué le hacía ella? Estaba volviendo su vida al revés. Así no era como se suponía que iba a funcionar. Se suponía que su vida no iba a ser afectada, quizá más fácil, pero ciertamente no más difícil.