– Estoy nerviosísimo, pero no por ella -mintió Jake. Y era mentira. Evidentemente Estúpida, Caramba, él estaba obsesionado con Emma y se ponía peor cada día.
Ponía todo tipo de excusas para entrar en su cuarto por la noche. Estaba patéticamente agradecido por las pesadillas que ella tenía a veces, y por el hecho que ella se había acostumbrado a que él se tendiera a su lado mientas hablaban en voz baja e íntima. Por supuesto que ella no sabía que su cuerpo estaba tan duro como una piedra, y que cuando la dejaba, se masturbaba como un adolescente sin control.
– Quiero volver a verla.
Instantáneamente el aire se espesó a causa de la tensión. La furia asesina atravesó a Jake, una ola gigantesca que le estremeció. El trueno retumbó en sus oídos, su sangre hirvió y el fuego ardió en su vientre. Realmente vio rojo. Bajo la piel, algo salvaje se liberó y corrió, ardiendo incontrolablemente. Su mandíbula rechinó los dientes; sus labios se retorcieron en una mueca. Jake giró la cabeza hacia Drake, sabiendo que sus ojos brillaban rojos de ira. Respiró profundamente varias veces para tratar de controlar al leopardo que daba zarpazos para liberarse.
Mientras el animal salvaje forcejeaba por la supremacía, su caballo se encabritó, relinchando de miedo, luego repentinamente se alzó y corcoveó, tratando de desmontarlo. Jake clavó sus rodillas más fuertemente y controló al animal, murmurando palabras apaciguadoras, agradecido por la distracción.
Cuando el caballo estuvo tranquilo, miró a Drake con prevención.
– Has visto a Emma varias veces. -Drake no era como los otros hombres, revoloteando alrededor de ella, buscando tazas de café reciente hecho, pan horneado y galletas. Drake tenía tendencia a ser un solitario, a ocuparse de sí mismo, viviendo en una de las cabañas más pequeñas en la propiedad.
Drake se encogió de hombros.
– Si ella te afecta tanto…
Jake frunció el ceño.
– No dije que ella me afectase en absoluto. Estoy inquieto y aburrido, pero las mujeres no se meten bajo mi piel.
Drake bufó burlonamente. Si hubiera sido cualquier otro hombre, Jake habría estado tentado de arrojarlo del caballo. Pero Drake era diferente. Le tenía un cierto respeto a Drake, así es que mantuvo su temperamento cruel bajo control.
– Te hablaré claro, Jake -dijo Drake, recogiendo las riendas-. Estás actuando muy parecido a un hombre cuya compañera está entrando en celo. -Él empujó hacia atrás su sombrero y controlo su caballo-. Si ese es el caso, los síntomas sólo empeorarán.
– No tengo compañera. Y las mujeres no entran en celo.
Drake saludado con la cabeza.
– Lo que tú digas. -Él cavó sus talones en el lado del caballo y se alejó trotando, dejando a Jake seguirlo con la mirada.
– ¿Cuándo estará él aquí? -Susan Hindman saltó arriba y abajo, excitada, saltando de un pie al otro-. ¿Honestamente, Emma, cómo puedes estar tan tranquila?
Emma dibujó una de sus lentas sonrisas y continuó amasando el pan.
– Estará aquí pronto, si ha llamado por radio. No te preocupes, tendrás mucho tiempo para estar con él. Después de todo, estarás aquí otras cuatro semanas-. Susan era la hija del Senador Hindman, y él había llamado y preguntado si podrían vigilarla mientras el senador estaba fuera del país. Ella era buena compañía y a Emma realmente le gustaba, pero sufría un terrible enamoramiento con Jake.
– Cuatro semanas -repitió Susan, cerrando dramáticamente sus manos sobre su corazón-. Probablemente él se acababa de marchar cuando llegué, no sé cómo lo soportaré.
Emma se rió, un sonido suave y agradable que a Susan le pareció melódico.
– Eres tan tonta, Susie. Él no es diferente a otros hombres. -Un hoyuelo apareció en la comisura derecha de su boca, deshaciéndose cuando añadió-, quizá un poco más tirano.
– Oh, Emma. -Exasperada de que Emma no compartiera su último ídolo, Susan sacudió la cabeza-. No te entiendo. Es guapísimo. Todos esos músculos increíbles. -Se abrazó en éxtasis-. Músculos por todas partes. Hombros anchos. Y ese bronceado y esos ojos. Es para morirse. Debes de estar ciega.
– Es muy probable -acordó Emma, riéndose del drama de Susan.
– Y es más rico que rico. Lo invitan a las mejores fiestas, está en la portada de las revistas, en el periódico. Conoce a las estrellas de cine y al presidente y, bueno, a todo el mundo. Conoce a todo el mundo.
A los dieciséis, Susan era alta y larguirucha, sin curvas pero con una gracia pizpireta que prometía mucho para el futuro. Su pelo era oscuro y rizado, tenía unos ojos risueños de color avellana y abundantes pecas en la nariz. Jake no sabía nada de su visita aún, y Susan estaba ansiosa de que él volviera a casa. Él había llamado a Emma tres veces al día, impresionando a Susan, pero Emma sólo parecía encontrar a Jake muy divertido y suavemente exasperante en lugar de increíblemente romántico.
– Tu padre tiene mucho dinero -le recordó Emma suavemente-, y aparece todo el tiempo en las noticias. Ciertamente conoce al presidente y a bastante más gente influyente.
– Oh. -Susan descartó a su padre con una oleada de su mano-. Papá es sólo… Bueno, es Papá. Jake es diferente. Es tan excitante.
Emma escondió una sonrisa, alzando una ceja con curiosidad.
– ¿Excitante?
– Guapo. Y todos los rumores acerca de él. La gente le teme, ya sabes. Papá dice que es uno de los hombres más poderosos del mundo.
– El dinero y el poder no lo son todo, Susie. -Fue una cortés reprimenda-. Y la apariencia tampoco es todo.
– Bueno, ya lo sé. Papá dice que tiene una mente muy brillante y que está completamente desperdiciada en este rancho. Él debería estar en política, no sólo tener un interés superficial. -Ella frunció el ceño-. Pero por supuesto, tiene montones de enemigos. Papá dice que los de su clase siempre los tienen. Él dice que Jake es una barracuda en la sala de juntas y ningún negocio está a salvo de él. Es mejor ser su amigo que su enemigo. Jake es simplemente fabuloso y las mujeres lo persiguen todo el tiempo.
– Apuesto a que tu padre no sabe que tus grandes orejas estaban cerca cuando dijo todo eso -dijo Emma con naturalidad. Le dio una última palmada a la masa y fue al fregadero, apartando sin mucho éxito el rebelde pelo rojo que caía a rizos por su espalda, sin mencionar alrededor de su cara y sobre sus grandes ojos.
Le molestaba que Jake fuera todo lo que el padre de Susan había dicho que era. Hacia enemigos fácilmente, y parecía cruel en sus negociaciones comerciales con los demás. Emma no entendía de todo el concepto de comprar y derrotar a otras compañías, pero sabía que Jake era considerado despiadado cuando dirigía su negocio.
Echó otra mirada a la tarta de cumpleaños que había decorado más temprano, esperando que Jake realmente volviera a casa esta vez antes de que el clima trajera otro desastre. Quería sorprenderlo con una fiesta.
– Justo el mes pasado vi que Linda Rawlins y Jake tuvieron una pelea enorme por ti.
Emma se dio media vuelta, con los ojos muy abiertos.
– ¿Por mí? ¿Por qué por mí?
Susan inmediatamente se arrepintió. Emma era muy pequeña y delgada con una piel perfecta; bueno, casi perfecta. Tenía dos cicatrices muy débiles estropeando la perfección de su cara, ambas en el lado izquierdo, una cerca su ojo, la otra era una medialuna larga y delgada que acababa cerca de la esquina de su boca. Susan nunca había reunido el coraje de preguntarle sobre esas cicatrices y Emma nunca había ofrecido voluntariamente la información. El pasado de Emma permanecía como un misterio. Ni siquiera su padre hablaba de Emma.
Jake la había traído de alguna parte en la costa oeste para ser su ama de llaves. Eso era lo que alguien alguna vez había dicho. Susan la adoró desde su primer encuentro, cuándo su padre había ido a la casa de Jake buscando fondos para su campaña. Ella había descubierto a Emma en la cocina, riéndose con los dos niños que empezaban a andar. Inmediatamente se había aprestado a ayudar y se habían convertido en buenas amigas.