– Estás siendo deliberadamente insultante y lo sabes. -Se puso el brazo sobre los ojos-. Estoy tan cansada, Jake. Quería que el día de hoy fuera bueno para ti. Esperé que vinieras a casa e intenté hacer algo especial para tu cumpleaños. No sé qué falló, pero sólo quiero arrastrarme bajo las mantas e intentarlo otra vez mañana. -Tenía la garganta ahogada con lágrimas otra vez y eso la hizo querer llorar por ser tan idiota. ¿Qué estaba mal con ella?
Jake se puso de lado, le deslizó una mano por su pelo.
– Hiciste que mi cumpleaños fuera especial, Emma. Nunca he tenido un regalo o un pastel antes. Nunca olvidaré lo que has hecho por mí. Y mañana por la mañana, abriré los regalos con Kyle y Andraya. Podemos tener pastel para el desayuno.
Ella trató de no reírse.
– No, no lo harás. Ellos no pueden tener pastel para desayunar.
– ¿Por qué no?
Sonó bastante inocente, pero ella le conocía mejor que eso. En el momento que tuvo a su hijo, él probablemente había investigado cada hecho que pudo encontrar sobre nutrición y salud. Más que probablemente, había consultado a cada autoridad de primera que pudo encontrar. Tenía una mente para hechos y detalles, y ella dudaba si alguna vez olvidaba lo que leía.
– Sabes muy bien por qué no. No podemos correr el riesgo de mimarlos demasiado, Jake. Andraya ya muestra signos de ser una princesita.
– Es una princesa.
– En su propia mente.
Jake envolvió el largo pelo en la mano y atrajo los hilos sedosos a la cara.
– En mi mente también. Pero si tú dices que nada de pastel para el desayuno, nada de pastel. Eres la jefa.
Ella casi bufó.
– ¿Desde cuándo? Nadie jamás te da órdenes, Jake.
Dirigía la casa y el rancho del mismo modo en que dirigía sus negocios. No confiaba en nadie lo bastante para darles mucha cancha. Drake, Joshua y quizás ella, eran los pocos a los que daba un pequeño margen, pero no mucho. Sería un verdadero infierno vivir con él. Querría completo control. Porqué eso la hacía querer llorar otra vez, no lo sabía. Pero las lágrimas ardieron en las puntas de las pestañas, humillándola aún más.
– Lo siento, Jake. Honestamente no sé que está mal conmigo. De verdad. No eres tú. Me estoy rompiendo en pedazos. No me he sentido así ni siquiera cuando estuve embarazada.
Jake le deslizó la mano sobre el hombro y por el brazo hasta rozarle con los nudillos por debajo del dobladillo de la blusa y abrirla sobre su vientre como si pudiera sentir a un niño creciendo ahí.
– Creo que necesitas tener a alguien sosteniéndote mientras te duermes. Recuerda cuando tenías pesadillas. -Dobló la cabeza hacia la de ella y le rozó la sien con un beso-. Te sostenía y tú te dormías.
Eso era verdad, pero su cuerpo no había estado ardiendo. Él había estado duro entonces también, como lo estaba ahora, y sin ninguna vergüenza por ello. Pero ahora era diferente porque ella era demasiado consciente de él, tumbado duro y grueso, ardiendo contra su muslo como una marca.
– ¿Quieres más niños?
La mirada de Emma saltó a su cara.
– ¿Por qué preguntas eso?
– He estado pensando en ello últimamente. Preguntándome cómo te sentías acerca de ello. Con Kyle y Andraya tan cercanos en edad pensé que quizás sintieras que ellos eran más que suficiente. -Retiró la mano del estómago, las almohadillas de los dedos se deslizaron por sus costillas mientras los nudillos le rozaban las caras inferiores de los senos.
Le estaba mirando directamente a los ojos y no podía decir si fue un accidente o si quería tocarla tan íntimamente. Antes de que pudiera preguntar, él agregó en ese mismo tono bajo.
– Le he pedido a John que prepare los papeles de adopción para que adoptes a Kyle.
Ella sintió una rápida explosión de placer porque él no sólo lo hubiera recordado, sino que ya le hubiera dado instrucciones a su abogado. Ella no tenía la menor idea de cuando él podría haber encontrado tiempo, pero así era Jake, haciendo de la adopción una prioridad cuando ellos apenas la habían mencionado.
– Gracias. Me siento como si ya fuera la madre de Kyle. Hacerlo legal libera una enorme carga de mi mente.
– No has contestado. ¿Desearás más niños?
– No lo sé. Con la persona correcta. -No quería irse. No quería separarse de Andraya y Kyle.
Él frotó la almohadilla del dedo de aquí para allá sobre la ceja de ella, con ese ahora familiar toque que frecuentemente usaba para ayudarla a dormir. El gesto la calmó sin ninguna razón, casi como si él la acariciara. Le cubrió los ojos con la mano mientras la acariciaba y ella bajó las pestañas y dejó que la tensión abandonara su cuerpo.
– ¿Y tú, Jake?
Jake respiró profundamente. Iba a tener más niños e iba a tenerlos con Emma.
– En otro año o dos, antes de que Kyle y Andraya sean demasiado mayores. -Porque mantendría a Emma cerca de él.
No sabía mucho acerca del amor, pero sabía cómo seducir a una mujer. Tanto si Drake tenía razón o no acerca de Emma, ella era la que iba a conservar. La ataría a él de todas las formas posibles, incluyendo más niños. Podía permitirse el lujo de ellos, y podía contratar ayuda. Si sus otros hijos eran en igual a Kyle y Andraya, entonces él podría aprender a cuidarlos a su manera.
– ¿Fuiste hija única?
El dedo trazó un sendero a través del párpado cerrado, por el pómulo saliente y hacia abajo a los labios llenos.
– Esa es otra cosa que tenemos en común. No tengo hermanos. Perdí a mis padres en un accidente de tráfico poco antes de cumplir diecinueve. No tenía a nadie más, ningún otro pariente.
– ¿Qué sucedió? ¿Estabas en el coche?
Sintió el pequeño estremecimiento que la atravesó.
– No, pero encontré el coche.
La acarició el pelo para apaciguarla.
– No quería traer a la superficie malos recuerdos. -No estaba seguro de que era peor, si tener a unos monstruos por padres o perder a unos padres a los que amas delante de ti. No conocía esa clase de perdida. No podía imaginarse perder a Emma. La idea le dejaba sin aire, con la mente en blanco, entumecida y ni siquiera estaba enamorado. No conocía el significado de la palabra amor. No era capaz de amar, pero sabía que ella sí.
– Lo siento, cariño, fue desconsiderado por mi parte traer a colación a tus padres y el accidente antes de que te duermas. No tenía ni idea. -Inclinó la cabeza los escasos centímetros para rozar cada ojo con un beso y luego siguió acariciándole la cara con las yemas de los dedos.
– Fueron tiempos difíciles cuando les perdí -admitió, su voz soñolienta. Se puso de lado, frente a él, pero no abrió los ojos-. Siempre teníamos un lugar planeado si nos separábamos si algo iba mal. -Estaba tan somnolienta y cálida. Jake la hacía sentirse segura, de otro modo nunca le habría contado nada, mas no podía detener las palabras que salían por su boca. Fue casi un alivio-. Les esperé una hora en la biblioteca, pero no vinieron. Así que fui al punto de encuentro. Se suponía que no llamaríamos por el móvil. Esperé allí otra hora y entonces supe que algo había ido mal.
Jake apretó los brazos alrededor de ella y le rozó la sien con suaves besos.
– Debe haber sido tan aterrador.
– Estaba aterrorizada. Mis padres eran mi vida entera. Había una reserva de dinero y papeles y los cogí, pero en vez de ir al siguiente lugar, al lugar de encuentro final antes de supuestamente desaparecer, robé una bicicleta y pedalee fuera del pueblo, por el camino por donde habrían conducido. El camino era muy sinuoso y empinado. Tuve que andar en varios sitios y sabía que si lo averiguaban, estarían furiosos conmigo, pero no pude evitarlo.
Se quedó en silencio tanto tiempo que él la incitó.
– Los encontraste.
Ella siseó entre dientes.
– Sí, les encontré. -Su voz era tensa y muy baja. Él apenas podía captar el hilo de voz aún con su aguda audición-. El coche se había salido del camino. Mi madre había muerto en seguida; por lo menos, creo… espero que lo hiciera. Pero mi padre… -Las palabras se desvanecieron y enterró la cara mojada en lágrimas contra el pecho de Jake.