Ella señaló la puerta.
– Fuera. Estás insoportable esta mañana. Tengo cosas que hacer.
Perversamente, él se sentó a horcajadas en una silla.
– Me muero de hambre. Dame de comer.
– Pensé que tenías cosas que hacer -objetó ella, pero ya estaba en el refrigerador, sacando huevos, tocino y zumo de naranja-. ¿No tenías una reunión importarte que preparar? Creí que tenías toneladas de abogados que te envían documentos para que puedas tomar una decisión informada y documentada.
– En esto no. Me enviarán los documentos y todo lo que lea me dirá que lo mejor es vender la compañía. Es un pequeño negocio de bienes raíces y parece perder grandes cantidades de dinero. Compran tierra y raramente la venden. El gerente me ha traído varias propuestas en los últimos meses, aconsejándome la venta. Los abogados están de acuerdo con él.
– Pero tú no vas vender.
– No, no lo haré. Hemos adquirido varios trozos de terreno adyacentes a la propiedad que heredé de mi bisabuelo en Dakota del Norte, así como la tierra que va de Pensilvania a Nueva York. Pretendo ampliar ese terreno, y de repente tenemos a alguien muy interesado en adquirir el negocio y todas sus propiedades. Alguien ha estado fisgoneando en mis propiedades y han estado sobornando a mi gerente.
Ella le miró por encima de hombro. La deslealtad era como un resorte para Jake. Él podía ser cruel y vengativo cuando atrapaba a un empleado espiando o haciendo trampas. Ella había visto su cólera y no querría que el lado brutal y despiadado de Jake se dirigiera hacia ella jamás. Pagaba muy bien a sus empleados, tenían un excelente seguro, un fondo de pensiones y planes vacacionales. A cambio, él esperaba su mejor trabajo y una lealtad absoluta.
– Jake -mantuvo bajo el tono de voz. Emma estaba segura de que se sentía herido cuando alguien le traicionaba, pero él no era consciente de hacerlo. Él dejaba que el desprecio y la cólera le dirigieran para evitar sentir otra emoción más tierna-. Lo siento. Este gerente… ¿Le considerabas tu amigo?
Jake se quedó quieto un largo momento, estudiando los ojos de ella, captando sus emociones en su rostro. Ella era muy diferente de él.
– Yo no tengo amigos, Emma. Excepto tú. Y tal vez Drake y Joshua. -Aunque él no podría resignarse a confiar en ninguno de ellos por completo.
Los labios de Emma se curvaron y su sonrisa calentó ese lugar en su interior donde algunas veces él sentía que no había nada salvo la furia o la necesidad de venganza.
– Soy tu amiga, y por eso siempre deberías escucharme. Doy grandes consejos.
Ella bromeaba otra vez, su voz traviesa, incitadora. Él la había oído usar ese mismo tono con los niños. Ella les hacía sentirse amados, les hacía sentirse importantes para ella y preciosos, y en cierta forma hacía lo mismo con él. ¿Era al menos un poco especial para ella? ¿O hacía que todo el mundo a su alrededor se sintiera así?
– ¿Jake? -La sonrisa desapareció del rostro de Emma, arrastrada por la preocupación en su expresión-. ¿Estás molesto de verdad por esta reunión?
Él se encogió de hombros. Infiernos, no, no estaba molesto. Que los bastardos se abalanzasen sobre él. Estaba preparado para ellos. Le encantaba descubrir a los traidores, y su gerente aceptaba el dinero de otros. Él encontraría la razón cuanto antes y arreglaría las cosas a su manera. Era sólo que no le gustaba esa mirada en el rostro de ella. Él estudió su expresión, la mirada en sus ojos. Su corazón se encogió. No sabía qué aspecto tenía el amor. Sabía que ella era capaz de grandes sacrificios y de mostrar lealtad, y tal vez eso era el amor. Si era así, ella le estaba mirando con algo muy parecido a ello.
Ella dio un paso más cerca, lo bastante cerca para que él pudiera sentir el calor de su cuerpo. En ese momento, mientras su cuerpo reaccionaba a su cercanía, él se dio cuenta de que ella era la razón por la que no podía dormir por la noche. Ella era la razón por la que no importaba con cuántas muchas mujeres tuviera relaciones, él no podía parar el dolor de su erección. Emma. Su cuerpo clamaba por Emma y nadie más le servía. Ella era la razón por la que sentía repugnancia de sí mismo, y culpa, cuando tocaba a otras mujeres.
Retrocedió apartándose de ella, la revelación le hizo estremecer. Su corazón palpitaba en su pecho, sus pulmones ardían por tomar aire. Se suponía que ella estaba cautivada por él, no a la inversa. No estaba listo para darle a nadie esa clase de poder sobre él.
– ¿Jake? -repitió ella.
Él negó con la cabeza.
– Me voy a la oficina. Desayunaré en la ciudad -se giró y salió por la puerta sin una mirada atrás, la dejó mirándole fijamente.
Capítulo 10
EMMA sabía que debía dejar de obsesionarse por Jake. Si todavía estuviera considerando cancelar su cita, la extraña conducta de Jake durante toda la mañana le demostró que era un hombre demasiado complicado para una mujer como ella. Ella no era sofisticada y no tenía la habilidad para ser un miembro de la jet set ni para formar parte de ese lado de su vida. Ellos pensaban de forma distinta. Jake pensaba de forma distinta. Un momento era caliente y al siguiente frío. Era demasiado complicado para ella, y era el tipo de hombre que rompería el corazón de una mujer si se lo permitiera.
Dado que Jake no había desayunado, apagó rápidamente la cocina y terminó de limpiar antes que salir a reunirse con Susan y los niños. Si los niños estaban fuera, Jake requería que un guardaespaldas estuviera presente, aún en la propiedad. Si ella los sacaba de la propiedad a la consulta del doctor o a cualquier sitio, enviaba al menos a dos de sus hombres con ellos, a veces tres. Aunque ella pensara que sus precauciones eran un poco excesivas, decidió fiarse de su juicio. Si tenía enemigos, ella no quería que llegaran a los niños.
Evan sonrió y le hizo señas con la mano cuando se acercó. Era un hombre grande, musculoso, anteriormente un boxeador profesional, rápido de pies, con una fuerza tremenda en la parte superior del cuerpo y rápidos reflejos, pero tenía un defecto del habla. A menudo gesticulaba más que hablaba, y tanto Andraya como Kyle estaban aprendiendo a hacer signos. Les gustaba su lenguaje «secreto» con él. Parecía que a él verdaderamente le gustaba cuidar de los niños y nunca se cansaba de empujarlos en los columpios ni de agarrarlos cuando se deslizaban por el tobogán sinuoso.
Emma lo miró durante un minuto, mientras Susan parloteaba en francés, que él claramente no comprendía. Sonreía mucho, con una gran sonrisa, pero su atención estaba claramente en los alrededores. Vestía como un auténtico vaquero y probablemente podía cabalgar, pero no era un niñero y no trabajaba en el rancho. Vigilaba a los que estaban a su cargo y se tomaba su trabajo muy en serio.
Ella cruzó los brazos, un temblor repentino bajó por su espalda. ¿Qué sabía Jake que ella no? ¿De quién tenía miedo?
– ¿Señora?
Ella se dio la vuelta tan rápidamente que tropezó y casi se cayó. Unas manos duras la agarraron del brazo, los dedos se hundieron para evitar que cayera. Normalmente tenía una aguda audición y un olfato afinado, pero no se había dado cuenta de que hubiera alguien cerca de ella.
– Perdón, señorita Emma. -El hombre la soltó inmediatamente-. Jake me dijo que me presentara yo mismo cuando usted saliera. Soy Conner Vega.
El hombre se enderezó, su gran forma demasiado delgada, el pelo desgreñado y grueso, una mitad de su cara era bastante hermosa y la otra estaba cubierta por cuatro cicatrices profundas que iban desde la línea del pelo hasta un lado de la mandíbula, como si algo hubiera tratado de arañarle la cara desde el cráneo. Ella se forzó a mirarlo, a la belleza masculina de un lado de la cara y al daño horrendo del otro. Estaba bastante pálido y demacrado, como si hubiera estado enfermo durante mucho tiempo. No se parecía a ningún vaquero o a un guardaespaldas, y ciertamente no era un empresario, no con el despiadado corte de la boca, pero Jake le había empleado.