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319Siempre tan encantadora y melancólica nuestra querida Julie.

320Querido, sé de muy buena fuente que el príncipe Vasili envía a su hijo a Moscú para casarlo con Julie.

321Natalia, los cabellos.

322Dólojov, el persa.

323¿Verdad que es admirable este Duport?

324Son las mujeres bonitas. [...] Será la más bonita de todas. Venga, querida condesa, y en prenda deme esa flor.

325Adoro a las jovencitas.

326¡Oh! ¡Deliciosa! ¡Encantadora!

327Gasa metálica.

328Está loco, loco de amor por usted.

329¡Qué deliciosa! Aunque ame a alguien, amiga mía, ésa no es razón para que se recluya en un claustro; y aunque estuviese prometida, creo que su novio desearía que se dejara ver en sociedad durante su ausencia antes de morir de aburrimiento.

330Una palabra, una sola, en nombre de Dios.

331¡Ah, qué pie, mi querido, qué mirada! ¡Una diosa!

332Si en mi salón usted se permite...

333No seré violento, no tema.

334Como hombre de honor.

335Tras las huellas de Monsieur [tras lo que otro despreció].

336Señor hermano mío, consiento en devolver el ducado al duque de Oldenburgo.

337Los buenos principios.

338Derramar la sangre de sus pueblos.

339Moscú, la ciudad santa.

340¡Esta vez sí que iremos lejos! ¡Oh, cuando él se mezcla en el asunto es que va de veras! ¡Míralo! ¡Viva el Emperador!... Ahí es tán las estepas de Asia... Un feo país. Hasta la vista, Beauché; te reservaré el mejor palacio de Moscú.. Hasta la vista. Buena suerte... ¿Has visto al Emperador? ¡Viva el Emperador!... Si me nombran gobernador de la India, Gérard, te haré ministro de Cachemira. ¡Viva el Emperador! ¡Viva! ¡Cómo huyen esos pícaros cosacos! ¡Viva el Emperador! ¿Lo ves? Yo lo he visto dos veces como te veo a ti. El pequeño cabo. Lo vi cuando imponía la cruz a uno de los veteranos. ¡Viva el Emperador!

341Al que quiere perder, le quita la razón.

342El rey de Nápoles.

343¡Viva el rey!

344¡Estos infelices no saben que mañana los dejo!

345Os hice rey para que gobernaseis a mi manera y no a la vuestra.

346De Bal-machéve. [...] Encantado de conocerlo, general.

347Y bien, general, al parecer ahora sólo queda la guerra.

348Sire, mi señor el Emperador no desea en absoluto la guerra, como Su Majestad puede ver.

349Realeza obliga.

350¡Oh, mi querido general! Deseo de todo corazón que los Emperadores lleguen a un acuerdo y que esta guerra, comenzada a mi pesar, concluya lo antes posible.

351No lo entretengo más, generaclass="underline" deseo éxito a su misión.

352Démelo, yo se lo haré llegar al Emperador.

353Sire, el Emperador mi señor...

354Los estremecimientos de mi pantorrilla izquierda son una señal para mí.

355Todo eso lo habría debido a mi amistad. ¡Qué hermoso reinado! ¡Qué hermoso reinado! [...] ¡Qué magnífico reinado habría podido ser el del emperador Alejandro!

356¡Un soberano no debe intervenir en el ejército más que cuando es general!

357Le doy mi palabra de honor de que tengo quinientos treinta mil hombres a este lado del Vístula.

358Y sin embargo, ¡qué hermoso reinado habría podido tener su Soberano!

359No lo entretengo más, general; recibirá mi carta al Emperador.

360Moscú, la santa.

361Tal como todos los caminos llevan a Roma, todos los caminos llevan a Moscú.

362Que el Emperador le tire a uno de la oreja.

363Bien: ¿no dice nada, admirador y cortesano del emperador Alejandro?

364Adiós, Andréi. Recuerda que el dolor nos lo envía Dios y que los hombres no son nunca culpables.

365Clave.

366Imbécil... al diablo con todo... de aquí nosaldrá nada bueno.

367Sería una guerra según todas las reglas de la táctica.

368Ya he dicho que todo esto se iría al diablo.

369En cuanto al que ha aconsejado este campamento de Drissa. [...] En cuanto a éste, Sire, que ha aconsejado el campamento de Drissa, no veo más solución que el manicomio o la horca.

370De este señor italiano, está muy bien [...] También está bien.

371Juego de niños.

372¿No es verdad, Excelencia?

373Sí, sí: ¿qué más hay que explicar?

374¡Me rindo!

375Comienza a ser peligroso hablar en francés por las calles.

376El honorabilísimo señor que me ha precedido. [...] A quien no tengo el honor de conocer.

377Carne de cañón.

378Mi buena amiga.

379Al salón diplomático de mi hija.

380Un hombre de mucho mérito.

381Todos sus esfuerzos se perderán en vano.

382Bueno: ¿saben ustedes la gran noticia? ¡El príncipe Kutúzov es mariscal! [...] Por fin hay un hombre.

383Pero dicen que está ciego, príncipe.

384Vamos, ve lo suficiente.

385Cuentan que se ruborizó como una señorita a quien le leyeran Joconde[de La Fontaine] diciéndole: “el Soberano y la patria te conceden este honor”.

386Puede que el corazón no tomara parte en eso.

387Obstáculos.

388¿Sabe lo que ha dicho al Emperador? [...] Lo conozco hace mucho tiempo.

389Moscú, la capital asiática de este gran imperio, la ciudad sagrada de los pueblos de Alejandro; Moscú, con sus innumerables iglesias en forma de pagodas chinas.