– Dan… -Clay se ahogó-. Mierda.
Volví a Stonehaven en el Mercedes de Antonio, sentada en el asiento trasero con Jeremy por si acaso empezaba a sangrar más. Antonio manejaba en silencio. Jeremy miraba por la ventana, sosteniéndose las vendas. Traté de concentrarme en otra cosa que no fuera mirar mi auto a través del parabrisas y pensar en el cuerpo de Peter en el baúl. En lugar de eso, pensé en los callejeros.
Así que era Daniel. Lo que significaba un problema serio. Daniel sabía cómo operaba la Jauría, cómo operaba cada uno de nosotros. Daniel había sido de la Jauría. Se habla criado con Nick y con Clay… o, más bien, creció en su "entorno». "Con ellos” suena como si hubieran sido amigos, cosa falsa. Antes de que llegara Clay, Nick y Daniel hablan jugado juntos a veces, acercados por su edad, como dos primos que juegan juntos en las reuniones familiares porque no hay nadie más con quien entretenerse. Entonces llegó Clay. Yo no conocía bien los detalles, pero me habían dicho que Clay y Daniel se odiaron a primera vista. El hecho desencadenante parece haber ocurrido la primera vez que se encontraron, cuando Daniel obsequió a la Jauría con la historia de cómo habían expulsado a Clay del jardín de infantes, que había tenido que ver con una disección del chanchito de la India de la clase para ver cómo era por dentro, pero, como fue, yo no conocía los detalles. Cuando le pregunté a Clay acerca de eso, lo único que dijo fue “ya estaba muerto", lo que supuestamente explicaba todo. Cualquiera que haya sido la historia, avergonzó a Jeremy, que habla ocultado los detalles cuando les explicó a los demás por qué Clay sólo había durado un mes en la escuela. Al molestar a Jeremy, Daniel se había ganado el rencor eterno de Clay.
En los años que siguieron, la relación entre los dos se volvió más difícil, porque Daniel y Clay luchaban por la posición suprema en la generación joven. O debería decir que Daniel luchó por eso. Clay simplemente dio por sentado que le correspondía y aplastó las aspiraciones de Daniel con el desprecio aburrido de alguien que espanta un mosquito. Cuando los tres tenían poco más de veinte años, Jeremy se convirtió en Alfa. Ni vez he dado la impresión de que fue un ascenso sin sangre. No lo fue. Siete miembros de la Jauría respaldaron a Jeremy y cuatro no, incluyendo a Daniel y su hermano Stephen. La disensión se volvió más virulenta y Stephen intentó asesinar a Jeremy, pero Clay lo mató. Daniel insistió en que su hermano era inocente y que Clay lo había asesinado para aplastar la oposición a la conducción de Jeremy. Cuando Jeremy fue nombrado Alfa, Daniel decidió que no habla lugar para él en la nueva Jauría.
Desgraciadamente ése no fue el fin de la historia. Pese a que ya no eran hermanos de jauría, Daniel y Clay tuvieron muchos encontronazos desde entonces. Después de que aparecí yo, la cosa se puso peor. Daniel decidió que debía poseerme, aunque más no fuera porque yo le “pertenecía" a su archirrival. Cuando Daniel se me acercó por primera vez, llegué a pensar que era un tipo decente. Mi opinión cambió el día en que lo fin a visitar y lo encontré ocultando a una mujer en el ropero. No habría sido tan malo si la mujer hubiera estado viva. Aparentemente lo estaba justo hasta el momento en que toqué el timbre, momento en el que Daniel le rompió el cuello y trató de meterla en un ropero para que no lo encontrara con alguien. A partir de allí, empecé a creer más en las advertencias do Clay respecto de Daniel. La mujer en el ropero no era la primera que mataba Daniel. Cuando dejó la Jauría, abandonó sus enseñanzas y leyes y se convirtió en asesino. Como todos los callejeros asesinos exitosos y de vida prolongada, Daniel aprendió cómo convenía matar a humanos, el mismo truco que usa un lobo cuando se enfrenta a una gran manada: separar a los que están en el borde. Si uno se limitaba a los marginales – drogadictos, adolescentes escapados, prostitutas, gente sin hogar, había muchas probabilidades de que no lo agarraran. ¿Por qué? Porque no les importan a nadie. Por supuesto que dicen que si, los políticos y la policía y todos los que se suponen que defienden la ley, pero en realidad no. La gente puede desaparecer y, mientras no aparezca, no le importa a nadie. No hablo de dictaduras del tercer mundo ni de metrópolis de Estados Unidos famosas por sus tasas de criminalidad. En Vancouver desaparecieron treinta prostitutas de un solo barrio antes de que las autoridades sospecharan que había un problema. Créanme, si esas mujeres hubiesen sido estudiantes de la universidad de Columbia Británica, la gente se habría preocupado mucho antes. En eso fue que se equivocó Thomas le Blanc, al elegir como presa a hijas y esposas de clase inedia. Si se hubiera limitado a las prostitutas y chicos escapados, aún estaría haciendo grandes negocios en Chicago. En todas mis discusiones con Jeremy respecto del sistema jerárquico de la jauría siempre defendí el modelo democrático, donde todos supuestamente son igualmente importantes. Por supuesto que no es así. Si bien la jauría tenía una jerarquía estricta, no permitiría que quedara sin vengar la muerte incluso del último de sus miembros.
De regreso en la casa, Jeremy me pidió que lo ayudara con sus heridas. Quizá supuso que sería una enfermera más suave, más tolerable que los hombres. Correcto. Jeremy puede no saber mucho de mujeres, pero ha aprendido lo suficiente de ésta en particular como para no confundirme con la madre Teresa. Lo más probable es que haya pensado que, ante la opción de hacer de enfermera o cavar una tumba, sería mucho más feliz poniéndome cofia y uniforme. Mi último episodio junto a una tumba no era de los que hubiese querido repetir demasiado pronto. Al menos, si cuidaba de Jeremy, podía olvidar un poco lo que sucedía en otras partes.
Normalmente, Jeremy seria el encargado de las tareas de enfermería. Era el médico de la Jauría. No, ése no era un papel que se heredera a través de las generaciones de licántropos, Fue algo que Jeremy tomó a su cargo cuando Clay, de niño, saltó cinco pisos por el pozo del ascensor de un centro comercial (no pregunten) Y se fracturó el brazo en varias partes. Para no poner en riesgo la movilidad futura de Clay con un entablillado improvisado, Jeremy lo llevó a un médico. Aunque tuvo el cuidado de aducir motivos religiosos para impedir que se le hicieran estudios de sangre y otros tests de laboratorio, el médico los hizo igual. Los resultados pudieron haber pasado sin que nadie se sorprendiera, dado que no tenían mucho que ver con un brazo roto, pero un técnico de laboratorio del turno de la noche que estaba aburrido descubrió algo extraño y llamó a Jeremy a las dos de la mañana. La sangre de licántropo tiene algo raro. No me pidan más explicación, apenas si aprobé biología en la secundaria. Lo que sé es que no debemos permitir que nos saquen sangre y la analicen. Lo que el técnico de laboratorio vio en la sangre de Clay le hizo pensar que tenía algún problema grave y ordenó a Jeremy que lo llevara inmediatamente al hospital. El resultado de todo ese lío fue que tanto el técnico como los resultados del análisis estaban desaparecidos por la mañana. A partir de allí, Jeremy compró y estudió un cargamento de libros de medicina. Hace unos años cometí el error de regalarle una copia de una guía de primeros auxilios, le gustó tanto que me hizo comprar ejemplares para todos para que los tuviéramos a mano y pudiéramos curar nuestras propias amputaciones. Podrán decir que soy una maricona, pero si alguna vez pierdo un miembro y no hay nadie cerca, me daré por muerta, aunque la guía tenga maravillosas instrucciones (con ilustraciones muy útiles) acerca de cómo se debe atar la herida con un palo y una bolsa de plástico para desperdicios.
– ¿La pierna primero? -le pregunté a Jeremy cuando sacó su caja de provisiones médicas del armario del baño.
– El brazo. Yo me Coloco el hueso. Tú lo entablillas.
Eso no sonaba demasiado mal. Jeremy se sentó en el inodoro y yo me agaché a su lado mientras trabajaba. Como había sido un golpe limpio, sin fracturas, sólo tenía que retirar la basura de la piel y el hueso antes de realinearlo sosteniéndolo justo debajo de la muñeca- Luego traje una venda y siguiendo las instrucciones de Jeremy, la coloqué debajo de su codo y encima de la muñeca- Entonces hice un cabestrillo para mantenerle el brazo en alto. El entablillado llevó un rato pero fue fácil… al menos comparado con lo que quiso que hiciera a continuación.