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– ¿Y eso?

– Y eso, que trabajan juntos en Subdirección y que tiene unos antecedentes excelentes como instructor de toma de pruebas.

Impasible; una actitud dura.

– No me trago esa explicación de la relación personal. De usted, no.

– Hágala personal usted mismo.

Tiro de las riendas, contengo la risa.

– Ya está sucediendo.

– Bien. Y ahora, ¿qué hay de los socios conocidos de la familia?

– He puesto a trabajar en ello a mi mejor soplón. Hablé con un tal Abe Voldrich, pero no creo que sepa nada del robo.

– Es contable de Kafesjian desde hace mucho. Quizá tiene alguna información de interés sobre la familia.

– Sí, pero, ¿qué busca usted, un sospechoso de robo o echar lodo sobre la familia?

No hubo respuesta.

Exley abandonó la sala. Yo leí la nota de Gallaudet:

Dave:

Comprendo tu necesidad de proteger a ciertos amigos tuyos que tienen negocios en el Southside, y creo que la fijación del jefe Exley por los Kafesjian es un poco inconveniente. Por favor, haz cuanto puedas por proteger los intereses del LAPD en el Southside, sobre todo teniendo en cuenta esa maldita investigación federal. Y hazme otro favor: sin decírselo al jefe Exley, ponme al corriente periódicamente sobre la marcha de la investigación de los Kafesjian.

Cuatro días: persigo pruebas, soy perseguido. Corro, soy acosado aún más de cerca. Imágenes que no puedo eludir.

Le dije a Mickey que retirara las máquinas; él quitó importancia al asunto de los federales. Estúpido Mickey; Jack Woods liquidó su negocio en un tiempo récord. Llené a Exley de papeles: el 459 CP de Kafesjian, informe detallado. Suprimidos de éclass="underline" la grabación del mirón y los interrogatorios a los dos clientes de Lucille.

Exley dijo que adelante. De palique: ¿qué tal llevaba Stemmons el caso?

Respondí que bien. Imágenes mentales: Johnny Duhamel, el músculos; lápiz de labios en las colillas de cigarrillo.

Exley dijo que adelante; yo pasé información a Bob Gallaudet a escondidas. Política: Bob no quería que Welles Noonan sacara jugo de los Kafesjian.

Perseguir, vigilar posibles perseguidores. No había ninguno; casi me estrello varias veces. Exley/Hughes/Narcóticos/federales: posibles perseguidores, grandes recursos.

Buscando pruebas:

Aceché el Red Arrow Inn: ni Lucille, ni sospechosos de mirones. Comprobé en la calle Setenta y siete: ninguna ficha de mirones. Antecedentes de modus operandi de tres estados: cero. Lester Lake dijo que habría novedades pronto, «quizás». Buscando secretos, persiguiendo imágenes…

Redadas de clientes en solitario: ningún cliente más de Lucille confirmado. Western y Adams, dirección sur, buscando historias. Seguí fisgando sobre la familia poniendo toda la carne en el asador.

Igual que Exley.

Llamémoslo «estilo abogado»:

Incordiar a los Kafesjian con una investigación federal sobre narcóticos en puertas es una decidida locura. Edmund Exley es un detective decididamente eficiente con capacidad de mando reconocida a nivel nacional. Narcóticos no estaba presente en la reunión sobre la investigación federal. Narcóticos es la sección del LAPD más autónoma. Narcóticos y la familia Kafesjian llevan veintitantos años relacionándose de un modo autónomo. Exley sabe que la investigación federal tendrá resultados y quiere que la flor y nata del LAPD quede a salvo. Sabe que deben rodar cabezas y ha convencido al jefe Parker de que la estrategia menos gravosa y más sensata es sacrificar Narcóticos a los federales: la brigada puede ser presentada como un grupo de policías corruptos que se volvió loco por sí solo sin causar graves quebrantos al prestigio general del departamento.

No me convenció del todo: aquella obsesión por la familia tenía un aspecto demasiado feo.

Igual que la mía. Igual que la de Junior.

George Stemmons II: mis peores imágenes.

Le perseguí durante cuatro días; sencillamente, había desaparecido. En la oficina: ni señal de vida. La casa que había revuelto: cerrada a cal y canto. El barrio negro: no. La casa de su padre: no. Fern Delclass="underline" no. Bares de maricas: no, Junior no tenía agallas para ser tan descarado. Tiro a ciegas: Johnny Duhamel (su querencia conocida).

Personal me facilitó la dirección. Pasé por allí tres días/noches seguidos: ni Johnny, ni Junior. Ni hablar de contactar con Duhamel en horas de servicio: no podía saltarme a Dudley Smith. El instinto me dijo que el amor de Junior no era correspondido: el Rubio y el Despampanante no hacían migas. Posible confirmación: Reuben Ruiz, colega de Johnny. Gallaudet le tenía de relaciones públicas encargado de untar a los chicanos para que dejaran Chavez Ravine.