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Un vertedero de aguas construido en cemento: siete metros de profundidad.

Aguas de alcantarilla hasta el tobillo; técnicos chapoteando en ella.

Regueros de sangre en el terraplén de la derecha.

Cuatro cuerpos empapados en aguas fecales justo al fondo.

Pendientes inclinadas de cemento para acceder a ellos. Me deslicé cuesta abajo. Hombres del servicio técnico haciendo fotos. Luces de focos reflejándose en el agua ensangrentada.

Alcé la vista:

El promontorio, bordeado de árboles: buen escondite.

Miré abajo:

Cartuchos de caza encajados en el limo.

Reflexión:

Emboscada al resguardo de los árboles; los muertos, abatidos con postas.

Chapoteé en el limo entre el revuelo de técnicos. Arriba sonaron más sirenas. Cuatro cadáveres boca abajo, con la espalda desgarrada desde la rabadilla hasta las costillas.

Arriba, unas voces confusas: Noonan, Shipstad, Exley. Hombres del laboratorio moviendo los cuerpos y salpicándose de sangre.

Los cuatro muertos, boca arriba: dos blancos, dos mexicanos. Reconocí a tres: matones recaudadores de monedas para Mickey.

Conclusión instantánea:

Una emboscada de Dudley. SIN DISPAROS A LA CARA. Las víctimas, delincuentes del barrio negro.

Teoría instantánea:

Muertes escenificadas para los federales; la responsabilidad, achacada a bandas de fuera de la ciudad. Una charada de Dudley Smith, DE ALGÚN MODO.

Observo:

Exley avanzando por el agua; las vueltas de los pantalones, empapadas. Más cerca, Noonan: pantalones remangados, ¡ligas con los calcetines!

Comentarios técnicos, deslavazados.

Los muertos, con armas en las manos. Arriba, casquillos usados, con restos de hilos; los asesinos llevaban chalecos antibalas.

Hombres del laboratorio rodeando a Exley, reteniéndole. Noonan, enseguida junto a mí, salpicándome.

Agitando fotos, comparándolas con los muertos. Muerto de miedo.

– ¡Oh, Dios! ¡Oh, no! Hemos identificado a estos…

Le llevé aparte, lejos de Exley. Noonan dio un puntapié al agua; un cartucho de caza saltó de ella.

– Hemos identificado a esos hombres. Mickey Cohen les había traspasado su negocio de tragaperras del Southside. Formaban parte de un sindicato del Medio Oeste. Mickey dijo que eran los que mataron a esos hombres suyos que desaparecieron hace algún tiempo. Mickey ya no tiene agallas para tratar con las bandas y les ha vendido su negocio de las monedas para retirarse.

Tonterías. Mickey, un actor. Glenda criticaba su «estilo». Noonan:

– Vamos a presentar a Mickey como testigo. Le hemos garantizado la inmunidad y le hemos prometido una medalla federal por servicios. Cree que eso le ayudará a conseguir una franquicia para el juego en el distrito, lo cual es absurdo ya que esa ley no será aprobada nunca por el Legislativo del Estado.

El señor Fiscal Federal, portaligas a cuadros escoceses.

– Klein, ¿usted sabe algo de esto?

Confirmado: Mickey, «testigo principal». Un destello: Bob Gallaudet apoyaba el juego en el distrito.

Exley, mirándonos.

– Klein…

– No, ni idea.

– Esto puede perjudicarnos. Mickey iba a testificar contra esos hombres.

Perjudicarnos: Glenda había dado esquinazo a los federales.

– Quiero un día más antes de entrar en custodia.

– De ninguna manera. No vuelva a pedirlo y ni se le pase por la imaginación que le conceda nuevos favores. Hoy es su último día para resolver su curiosidad por los Kafesjian; a partir de mañana, esa curiosidad será asunto de testimonio federal.

El señor Fiscal Federaclass="underline" gomas usadas sujetas a los tobillos.

– ¿Quién cree que ha matado a esos tipos?

– Yo diría que unos mañosos de la Costa Este. Yo diría que ha corrido la noticia de que Mickey liquidaba sus tragaperras y algún tipo de la Costa Este intenta quedarse con el negocio.

Puras estupideces sin base.

Dudley Smith en mi cabeza: «Confía en MÍ, muchacho.»

Arriba, gritos:

– ¡Señor Noonan! ¡Señor Noonan, está hablando por la radio!

Noonan escaló la pendiente entre chapoteos; Exley me envió a tomar por saco con un gesto.

Escapé de él y subí la pendiente reprimiendo unos escalofríos. Coches de federales, agentes federales: Shipstad, Noonan, Milner y el jodido resto.

Mickey Cohen por la KMPC:

«…y realizo este anuncio público con toda sinceridad, de modo que voy a declararlo de una vez: He cortado mis relaciones con el hampa. Es una mitzvah y un buen acto de expiación, y me propongo colaborar en la investigación federal sobre el crimen organizado que se desarrolla actualmente en el barrio ne… quiero decir, en Southside Los Angeles. Hago esto con gran tsuris personal, que significa «dolor» para los muchos espectadores y oyentes angelinos que no entienden el yiddish. He tomado esta decisión porque unos sanguinarios gángsters del Medio Oeste mataron a cuatro de mis hombres hace unos meses y ahora amenazan a mi ex esposa, y permítanme aclararles al respecto que esos rumores de que ella me dejaba por un negro cantante de calipsos son falsos. También he tomado esta decisión porque es lo debido según enseña la Biblia, este maravilloso éxito de ventas perpetuo que contiene tantas maravillosas lecciones para gentiles y judíos por igual. He vendido mi negocio de máquinas expendedoras del Southside a los recién llegados del Medio Oeste para salvar vidas. Ahora, estoy dispuesto a ayudar a mi querido amigo, el fiscal federal Welles Noonan, y a sus valientes…»

Mickey, desvariando.

Shipstad, sonriente.

Noonan, tembloroso: pies mojados, rabioso.

«…y la investigación federal sobre el crimen organizado se realiza siguiendo los principios expresados en la Biblia, en uno de esos capítulos de gentiles que han servido de base a inspiradas películas como Sansón y Dalila o, quizá, la deslumbrante Los diez mandamientos.»

Noonan:

– Ahora, el testimonio de Mickey resultará un poco decepcionante. Me gustaría poder cargar estos muertos a los Kafesjian, pero esos armenios nunca han mostrado interés por las máquinas expendedoras. Mañana por la mañana, a las ocho en punto, hermano Klein. Traiga información sobre los Kafesjian y ni se le ocurra pedir una prórroga.

Dudley Smith, dulce como Jesús: «Confía en MÍ, muchacho.»

43

4.09: J.C. y Magde, en casa.

4.16: Lucille, paseando por Lincoln Heights; bares, quioscos.

4.23: Tommy, paseando por Lincoln Heights. Unidad 3-B67:

– Me parece que está mirando en pisos de adictos. Ha entrado en cuatro casas durante las dos últimas horas, y todas me han parecido casas de trapicheo.

4.36: Lucille, paseando.

4.41: Tommy, pasendo. 3-B67:

– He llamado a Highland Park para preguntar sobre esos sitios donde ha estado Tommy. Me han dicho que son lo que pensaba. Tommy y Lucille todavía no se han encontrado, lo cual me asombra.

4.53-4.59, todas las unidades: Richie Herrick, sin aparecer.

5.02: Base a todas las unidades J.C./Madge: dirigirse a Lincoln Heights y peinar el terreno en busca de Richie.

5.09: Lucille en Kwan's, «la pagoda del chow mein». 3-B71:

– Ha entrado directa a la cocina. Y conozco bien este sitio: Tío Ace Kwan vende heroína blanca, así que apuesto a que Lucy no ha pasado por aquí para comprar chop suey.

5.16: Lucille, saliendo del restaurante. 3-B71:

– Parece nerviosa y lleva una bolsa de papel marrón.

Extraño. ¿Lucille, pinchándose? Improbable.

¿Richie, yonqui? Lo mismo.

Tommy recorriendo sitios de droga:????

5.21: Tommy, orinando en la calle a plena vista de los niños. 3-B67:

– ¡Dios, vaya cipote! ¡Ese payaso debe de tener el récord del mundo de los hombres blancos!

Un ayudante me dio con el codo; me quité los auriculares.