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– Quizás. -Ken no podía contarle a su hermano muy bien lo que conllevaba sentir su piel cortándose en rodajas… aunque quizás Jack ya lo hubiera adivinado. Más de una vez había reparado el daño cuando Ken había sido incapaz de sentir la cuchilla de una sierra atravesándole la mano hasta que era demasiado tarde. No quería llegar ahí y ver piedad en los ojos de Jack-. ¿Oíste algo sobre el senador?

– Está siendo ocultado en un lugar sin revelar. Nadie dice cómo de grave ha sido herido. Nada en las noticias. Ni una mínima cosa sobre que fuera disparado y nada en los medios sobre el laboratorio de Whitney. El general mandó dentro un equipo, pero el lugar está abandonado y todos los documentos parecen estar destruidos. Por supuesto, les llevará semanas peinar todo. Whitney se ha trasladado. -Jack frunció el entrecejo-. Logan llamó por radio la pasada noche para advertirnos que Sean había sido visto por última vez tomando un avión en Montana. Está dirigiéndose aquí. Sabes que lo está.

Ken asintió.

– Estaba seguro que la seguiría, pero no pensé que viniera tan rápido. Coge a las mujeres y vete de aquí, Jack. Me ocuparé de él.

Jack gruñó.

– Como si eso fuera a pasar. Ya he llamado a Logan. Estará aquí en una hora, y él protegerá a las mujeres. Voy a estar apoyándote del mismo modo que lo hacemos siempre.

– Sean no va a parar hasta que ella o él mueran. Lo que quiera que Whitney hiciera a esos hombres les hace creer que tienen derechos sobre las mujeres. No les importa si las mujeres les quieren o no; ella es una posesión.

– Le cogeremos. -Los dedos de Jack tamborilearon contra la superficie de la mesa-. ¿Te has dado cuenta que Whitney no está solo en esto? El padre del senador Freeman está implicado, y Mari dejó caer el nombre de un banquero. Ha visto al menos a dos de los otros, y eso significa que las otras mujeres probablemente los hayan visto también.

– Lo que acrecienta el riesgo para ellas. Whitney y los otros van a quererlas de vuelta por muchas razones. Debería haberme dado cuenta cuando Mari realmente no quería hablar de ellos o dejarme ver cuál era su aspecto cuando estaba pensando en ellos, que ellos planeaban borrarse a sí mismos.

– No puedes condenarlas por no confiar en nadie -dijo Jack.

– No, pero estoy un poco cabreado con Mari. Si me hubiera avisado, podría haber tratado de persuadirlas de que había ayuda para ellas ahí afuera. -Mantuvo la cara apartada de su hermano. Mari estaba pensando en dejarle. Iba a unirse con sus hermanas y seguir con su plan original. Estaba desesperado por encerrarla… pero, ¿cómo?

– Confió en ti con su vida, no sólo con las otras mujeres.

– Hizo eso -Ken asintió, y miró fuera por la ventana mientras sorbía su café.

Una hora después. Logan llegó, con la cara sombría y enfadado.

– Divisé a Sean, estoy muy seguro que era él -dijo-. Se agachó entre los árboles y es demasiado cuidadoso para cometer el mismo error dos veces. No tenía una identificación segura así que no pude sacarle de aquí.

– ¿Cómo de cerca está?

– Cerca, Ken. Se está moviendo rápido. Dime lo que quieres y lo haré.

– Te vas a quedar y proteger a Mari y Briony. Jack va a escalar la montaña y dejar que Sean tome una imagen clara de él. Con suerte pensará que soy yo. Intentaré parecerme a Mari e iré a dar un pequeño paseo, llevándole lejos de la casa hasta el manantial que fluye junto al precipicio. Estoy pensando que hará su intento con Mari. Si no, irá detrás de Jack. De cualquier modo, Jack estará esperando o lo estaré yo.

– Y yo hago de canguro.

– Tienes el trabajo más importante, Logan -dijo Jack, acercándose detrás de ellos-. Si algo le sucede a Briony no seré bueno para nadie nunca más.

– Me siento del mismo modo con Mari -añadió Ken-. Si logra pasar sobre nosotros, tienes que matarle. Sin importar qué, tiene que morir.

Logan asintió y miró a las dos mujeres mientras entraban en la habitación.

– ¿Por qué las caras lúgubres? -preguntó Briony.

Jack tomó su mano con un tirón hasta que su cuerpo más pequeño descansaba contra el suyo.

– Vas a tener que bajar al túnel, Bri. Tenemos un visitante desagradable y no podemos tomar ningún riesgo. Toma tu bolsa de emergencia y vete con Mari y Logan.

Mari frunció el ceño y meneó la cabeza.

– Es Sean ¿verdad? Nos ha encontrado.

– Eso es cierto, cariño, y tienes que empezar a moverte -dijo Ken-. Ve con tu hermana y Logan. Nosotros nos haremos cargo de esto.

– ¿Qué? ¿Piensas que voy a esconderme mientras tú y tu hermano ponéis vuestras vidas en riesgo por mí? Piensa de nuevo -dijo Mari bruscamente, los ojos oscuros destellando. Parecía furiosa-. Sean es mi responsabilidad, no vuestra.

– Ni de coña. Métete en el maldito túnel, Mari, donde no tenga que preocuparme por ti mientras me ocupo de este bastardo.

– Voy a permanecer contigo.

Una alarma lumínica se activó en la casa. Una suave alarma zumbaba. Jack y Ken enviaron a Logan una rápida, dura mirada.

– ¿Una hora? -dijo Jack.

– No tengo tiempo para esto -dijo Ken bruscamente, la voz gélida-. Harás lo que digo. Esto es sobre seguridad, y cuando es una cuestión de seguridad, te pones a la cola, sin discusiones.

– Nadie me controla. Nadie. Whitney no pudo controlarme y estaré condenada si tú lo haces. No voy a esconderme mientras te pones en peligro.

Ken se acercó a ella. Los ojos glaciales.

– Harás exactamente lo que digo cuando lo digo, Mari. No estoy de coña aquí. No voy a dejar que consigas que te disparen de modo que puedas probar tu punto de vista. Esto no es sobre la libertad o lo que quiera que tú creas que es. Sean te quiere de cualquier modo que pueda tenerte. Tiene que pasar sobre mí para hacerlo. Si yo fallo, y Jack falla y Logan falla, serás bienvenida para liquidarlo.

La cara de Mari palideció y retrocedió un paso.

– ¡No te atrevas a mirarme como si estuvieras temerosa de que te pegara! -Ken le agarró el brazo y la sacudió hacia él.

Las manos de Mari se alzaron en una posición ligeramente defensiva.

– Aléjate de mí.

– Eso fue realmente sensible de tu parte -declaró Jack-. Caramba, Ken, ¿Puedes ser más tonto?

Ken ignoró a su hermano y empujó a Mari estrechamente contra su cuerpo.

– La pasada noche estaba tan profundamente dentro de ti que compartíamos la misma piel. Y hoy estás mirándome como si fuera un maldito monstruo. -Miró los propios dedos hincarse profundamente en su brazo, abruptamente la liberó, y miró a su hermano en busca de ayuda.

Jack puso un gran cuidado en no mirar a Briony. Cariño, tú eres el cerebro del equipo. Haz algo rápido.

Sin titubeos. Briony hizo un pequeño sonido de aflicción. Instantáneamente todo el mundo la miró. Enlazó los brazos protectoramente sobre su gran estómago.

– Jack. Estoy tan asustada. La última vez… -Disminuyó.

Instintivamente Mari se acercó a ella.

– Sean no va a acercarse a ti. No hay ningún modo de que eso pase.

– Vinieron la última vez. Mari, con helicópteros, y escapamos por los pelos. No puedo escalar el acantilado ahora. No puedo correr. El doctor me puso en reposo absoluto porque tenía unas contracciones. No puedo luchar esta vez.

– Mari es un muy buen soldado, Briony -dijo Ken-. Es una genial tiradora y la he visto luchar. No va a permitir que nadie llegue a ti.

Mari le disparó una sofocante mirada, pero sonrió consoladoramente a su hermana.

– No voy a dejar que nada te pase a ti o a los niños. Lo prometo. ¿Por qué no te adelantas hacia el túnel?

– Mari… -Ken no tenía ni idea de lo que iba a decir, pero no quería alejarse así. Estaba dudando acerca de quedarse con él, y desde que la había traído a la casa había estado diferente.

– Vete. Termínalo. Necesito otra pistola y un par de clips de munición, sólo para asegurarnos.