– Quiero que Joe se entere de esto. El podrá encontrar a ese canalla.
– ¿Realmente quieres involucrar a Quinn antes de tener pruebas? Timwick es un peso pesado, Con una llamada podría complicarle mucho la vida a tu amigo. -Su voz se tornó persuasiva. -Ponte a buscar esas pruebas, Eve, haz tu trabajo. Harás que todo sea más fácil para Quinn y tú quedarás a salvo.
– Y estaré haciendo lo que usted quiere.
– Todo tiene su lado negativo. Pero no dejes de hacerlo para contrariarme a mí. Crees que estoy equivocado. Si lo demuestras ¿no me estarías castigando por todos los problemas que te he traído?
– Un intento de asesinato no puede calificarse como problema.
– He sido franco contigo y te he prevenido. Ahora la decisión es tuya.
– Siempre lo fue.
– Entonces toma la que más te convenga. -Dio media vuelta y dio la conversación por terminada. -Hacer los arreglos de seguridad para que vuelvas a tu casa va a llevar un poco de tiempo. Le diré a Margaret que te reserve un pasaje en el vuelo de la tarde que sale del aeropuerto Reagan National.
– ¿Y si me quiero ir ahora?
Logan sacudió la cabeza.
– Te he convertido en un blanco y pienso protegerte de la mejor forma posible. También redoblaré la seguridad alrededor de tu madre y de tu casa de Atlanta. -Se volvió para mirarla. -¿Por qué no cambias de idea, Eve? Olvida lo disgustada que estás conmigo y haz lo mejor para ti y tu madre.
La puerta se cerró antes de que ella pudiera responderle.
Estocada y fuga. Qué manera de manejarla.
Mantén a tu madre con vida.
Trató de sofocar el pánico que la invadió. Logan había elegido con mucha astucia las palabras que más hondo calarían. Lo mejor que podía hacer era no prestar atención a nada de lo que él había dicho y desaparecer de allí cuanto antes. De haber sabido en lo que se estaba metiendo, jamás le hubiera dicho que haría el trabajo. Logan la había engañado deliberadamente y la había metido en una situación que…
Despacio, despacio. Tenía que olvidarse de que quería estrangularlo. La situación existía. ¿Qué podía hacer ella al respecto?
Demuestra que estoy equivocado.
Qué tentación. Si trabajara duro, en un par de días podría tener las pruebas.
¿Y dárselas a Logan después de todo lo que le había hecho pasar?
Ni loca. No pensaba hacerlo mientras tuviera otro camino que tomar.
Haz lo que sea mejor para ti y tu madre.
Caminó lentamente hacia la ventana. Comenzaba a amanecer. A la tarde ya podría estar volviendo a casa. Dios, cómo deseaba estar de vuelta donde todo era conocido y tranquilizador.
Pero quizá ya no pudiera sentirse segura allí. La sola decisión de aceptar el trabajo de Logan podía haber destruido la paz y seguridad que tanto había cultivado a través de los años, desde la ejecución de Fraser. La estaban arrastrando otra vez hacia un pantano de pesadilla en el que casi se había hundido después de la muerte de Bonnie.
Pues bien, no se iba a ahogar. Si había sobrevivido a la muerte de Bonnie, nada iba a hundirla ahora.
BARRETT HOUSE MARTES POR LA TARDE
Logan estaba de pie en el vestíbulo cuando Eve bajó las escaleras después de la una de la tarde.
Una sonrisa lenta le iluminó la cara.
– No traes la valija en la mano.
– Sigue estando lista. Me iré en cuanto termine el trabajo. Pero decidí que hacerlo es la mejor forma de romper todo tipo de ataduras con este horror. -Avanzó por el corredor hacia el laboratorio. -¿Dónde está el cráneo?
– Vas directo hacia él. La caja está sobre tu escritorio. ¿Pero no te convendría dormir un poco, primero?
– Ya dormí. Me duché y dormí un rato después de que tomé la decisión de seguir.
– Podrías haberme mandado avisar para aliviar mi ansiedad.
– No tengo ningún deseo de aliviar su ansiedad.
– Comprendo tu punto de vista. Pero has tomado la decisión correcta.
– Si no estuviera segura de eso estaría caminando hacia la puerta en lugar de hacia el laboratorio. -Lo miró con frialdad. -Y pongamos las cosas en claro. En cuanto pueda demostrar que el cráneo no es el de Kennedy, llamaré a los periódicos y les diré que usted es un idiota.
– Me parece bien.
– Y no pienso mantenerme incomunicada. Llamaré a mi madre y a Joe todos los días.
– ¿Acaso traté de impedírtelo? No te tengo prisionera. Espero que podamos trabajar juntos.
– No es probable. -Abrió la puerta del laboratorio. La caja de plomo ocupaba el centro del escritorio. Eve avanzó directamente hacia ella. -Trabajo sola.
– ¿Puedo preguntarte cuánto te va a llevar?
– Depende de las condiciones en que se encuentre el cráneo. Si no es un rompecabezas, dos días, o tal vez tres.
– En mi opinión, se lo veía bastante intacto. -Logan hizo una pausa. -Trata de que sean dos, Eve.
– No me presione, Logan.
– Me veo obligado a presionarte. No sé cuánto tiempo los mantendremos distraídos. Timwick no dará por sentado que el cráneo que tiene es el correcto. Lo hará revisar por algún colega tuyo. Tarde o temprano descubrirá que no es el verdadero.
– Usted dijo que él no iba a querer correr el riesgo de hacer identificar el cráneo.
– Pero va a tener que hacerlo. No puede arriesgarse con el ADN o con los registros dentales, pero puede hacerlo de otra forma. Siempre hay formas de deshacerse luego de la gente que sabe demasiado. ¿Así que si el escultor es bueno… le llevará dos días?
– Depende de si trabaja sobre un molde del cráneo o sobre el cráneo mismo. Y de si tiene ganas de apurarse.
– No le quedará otra opción que apurarse, Timwick le aplicará una presión increíble. ¿Quién es lo suficientemente bueno como para hacer este trabajo?
– Hay solamente cuatro o cinco escultores forenses de primera categoría en el país.
– Es lo que descubrí cuando me puse a buscar uno. A mi abogado no le costó demasiado conseguir la lista.
Eve abrió la caja de plomo.
– ¡Ojalá hubiera conseguido a otro en lugar de a mí!
– Pero tú eres la mejor, y yo tenía que conseguir al mejor. ¿Quién es el segundo mejor?
– Simon Doprel. Tiene el toque.
– ¿El toque?
Eve se encogió de hombros.
– Se toman todas las medidas y se hacen las pericias técnicas, pero cuando se llega a las fases finales de la escultura, hay mucho de intuitivo. Uno siente lo que está bien o está mal. Algunos lo tenemos, otros no.
– Interesante. -Logan hizo una mueca. -Y un poco extraño, quizá.
– No sea estúpido -le espetó Eve con frialdad-. Es un talento, no una idiotez supernatural o algo así.
– ¿Y Doprel lo tiene, también?
– Sí
Eve sacó cuidadosamente el cráneo quemado de la caja. Caucásico. Masculino. Huesos faciales casi intactos. Faltaba una buena parte de la parte posterior.
– ¿No es demasiado bonito, no? -dijo Logan.
– Usted tampoco lo sería si hubiera pasado por lo que pasó él. Donnelli tuvo suerte. El cerebro podría haber estallado hacia adelante, en lugar de hacia atrás y no hubiera habido chantaje… Ni una reconstrucción posible.
– ¿El fuego hace que el cerebro estalle?
Eve asintió.
– Sucede casi siempre con las víctimas de incendios.
Logan retomó la conversación anterior.
– ¿Entonces Doprel sería una primera elección razonable?
– Si Timwick lo consigue. Trabaja casi exclusivamente para el Departamento de Policía de Nueva York.
– Timwick lo va a conseguir. -Logan bajó la vista hacia el cráneo. -Dos días, Eve. Por favor.
– Estará listo cuando tenga que estar listo. No se preocupe, no voy a perder tiempo. Quiero que esto termine. -Avanzó hacia el pedestal y colocó el cráneo en el centro. -Ahora, váyase. Tengo que tomar medidas y necesito concentrarme.