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– Sí, señora. -Instantes después, la puerta se cerró.

Eve no había apartado la vista del cráneo. Tenía que alejar a Logan de su mente y no dejar que nada obstaculizara su trabajo. Las medidas tenían que ser exactas.

Pero todavía no. Primero tenía que establecer una conexión, como hacía siempre. Iba a ser más difícil, probablemente, porque se trataba de un adulto y no de un niño. Tenía que recordar que él también estaba perdido. Midió las diferentes partes del cráneo y anotó los números en su libreta.

– No eres el que Logan dice que eres, pero eso no importa. Eres importante por derecho propio, Jimmy.

¿Jimmy? ¿De dónde había salido eso?

Podría tratarse de Jimmy Hoffa o algún personaje de la Mafia.

Sonrió al recordar las razones por las que le había dicho a Logan que no quería tomar el trabajo.

Pero aquí estaba, haciéndolo.

Y Jimmy era un nombre como cualquier otro.

– Te voy a someter a todo tipo de cosas indignas, pero es por una buena causa, Jimmy -murmuró-. Aguanta y quédate conmigo ¿de acuerdo?

CHEVY CHASE, MARYLAND MARTES POR LA NOCHE

– No tengo tiempo para esto, Timwick -dijo Simón Doprel-. Me sacó de un caso importante que va a ir a juicio el mes que viene. Búsquese otra persona.

– Son solamente unos días. Usted dijo que lo haría.

– No dije que vendría desde Nueva York hasta aquí, al campo. Sus hombres prácticamente me secuestraron. ¿Por qué no me trajo el cráneo, directamente?

– Había que mantenerlo confidencial. No dé un paso atrás ahora. Averiguar si este es el terrorista que hemos estado buscando es más importante que un caso de asesinato.

– ¿Qué hace el Departamento del Tesoro persiguiendo terroristas? -preguntó Simón con aspereza.

– Siempre nos involucramos si la amenaza concierne a la Casa Blanca. Si necesita algo, pídaselo a Fiske. Lo tendrá más cerca que a su propia sombra hasta que termine el trabajo. -Timwick sonrió. -Queremos que esté los más cómodo posible mientras dure su estada con nosotros. -Salió de la habitación y cerró la puerta.

Casi era mejor que Doprel tuviera tan pocos deseos de hacer el trabajo, se dijo sombríamente. Trabajaría a toda velocidad y eso era justo lo que necesitaban.

Cuando Timwick se enteró de que el cráneo había sido arrojado de la limusina comenzó a sospechar de inmediato. La recuperación parecía haber sido un poco demasiado fácil. El temor por las vidas de los ocupantes del coche podía haber hecho que Logan sacrificara el cráneo, pero también era posible que hubiera tratado de distraerlos. ¿Por qué no sacó el cráneo antes de arrojar el ataúd? ¿Fue un momento de pánico?

Logan no era un hombre que sucumbía al pánico, pero había estado al volante de la limusina. Kenner dijo que la que había arrojado el cajón había sido la mujer. De todos modos, pronto lo sabrían.

Y hasta que lo supieran, seguirían vigilando Barrett House.

– Estás despierto. -Logan entró en el dormitorio y se sentó en el sillón junto a la cama de Gil. -¿Cómo te sientes?

– Me sentiría mucho mejor si ese médico no me hubiera dopado -se quejó Gil-. El hombro está bien, pero tengo un dolor de cabeza monstruoso.

– Necesitabas descansar.

– Sí, pero no doce horas. -Trató de incorporarse. -¿Qué hay de nuevo?

Logan se inclinó hacia delante y le acomodó las almohadas contra la cabecera de la cama.

– Eve está trabajando con el cráneo.

– Me sorprende. Pensé que estabas equivocado cuando decidiste llevarla. Se podría haber asustado hasta el punto de hacerla rechazar el trabajo.

– O ponerse tan furiosa como para decidir quedarse. Las dos cosas eran posibles. Pero no tenía opción. Tenía que hacerles creer que lo que estábamos haciendo era importante. No esperaba que se acercaran tanto.

– Lo que quieres decir es que esperabas que se acercaran, pero no tanto. -Esbozó una sonrisa burlona. -No me vengas con cuentos. Lo hubieras hecho de todas formas.

– Es probable. -Logan se puso serio. -Eso no quita que lamente de verdad que te hayan disparado.

– Para eso estaba allí. Nos pusimos de acuerdo en que yo intervendría y tú te encargarías del señuelo. -Gil hizo una mueca. -Pero estuve muy torpe. No estaría contando el cuento si no hubiera sido por nuestra dama de los huesos. Estuvo bien, más que bien.

– Sí, al parecer Quinn pensó que tenía que saber defenderse de los Fraser de este mundo.

– ¿De nuevo Quinn?

Logan asintió.

– ¿Siempre parece estar en el trasfondo, no? -Se puso de pie. -Voy abajo a llevarle un sándwich a Eve. Todavía no salió del laboratorio.

– Sin duda te agradecerá que le des permiso para comer.

– No seas sarcástico.

– No fue mi intención serlo. Lo dije en serio. Ahora que la tienes trabajando, imagino que andarás con el látigo hasta conseguir lo que quieres.

– Ella no me lo permitiría. ¿Quieres que te traiga algo?

– Mi reproductor de discos compactos y los discos. -Sonrió. -¿Las paredes, son gruesas? Pensaba torturarte con La hija del minero de Loretta Lynn.

– Si lo haces, le diré a Margaret que venga a hacerte de enfermera.

– No te atreverías, soy un hombre malherido. -Su sonrisa desapareció. -¿Cuánto tiempo crees que tenemos?

– Tres días como máximo. Una vez que descubran que tienen el cráneo equivocado, nos declararán la guerra en todos los frentes. Para cuando llegue ese momento, tendremos que haber desaparecido de aquí. -Se dirigió a la puerta. -Así que recupera las fuerzas, te necesito de pie.

– Mañana me levantaré y volveré a la casa de carruajes. Me tienta la idea de quedarme remoloneando en la cama con Loretta y Garth Brooks, pero no quiero correr el riesgo de que venga Margaret a cuidarme.

Logan cerró la puerta y bajó a la cocina. Quince minutos más tarde, estaba golpeando a la puerta del laboratorio, con un sándwich de jamón y un plato con sopa de verduras en una bandeja.

Nadie respondió.

– ¿Puedo entrar?

– Váyase. Estoy ocupada.

– Traje comida. Tienes que parar y alimentarte en algún momento.

– Déjela ahí, la buscaré más tarde.

Logan vaciló y luego dejó la bandeja sobre la mesa junto a la puerta.

– Date prisa, se te enfriará la sopa.

Por Dios, parecía una esposa rezongona, se dijo Logan. A lo que hemos llegado. Por suerte, Margaret no estaba allí para oír ese áspero rechazo. Se hubiera divertido como loca.

CAPITULO 10

– No cenaste. No puedes trabajar si no comes, mamá.

Lentamente, Eve levantó la cabeza del escritorio.

Bonnie estaba sentada en el suelo junto a la puerta, con los brazos cruzados alrededor de las rodillas.

– Y me parece una tontería que te quedes dormida en el escritorio teniendo una cama Adónde ir.

– Iba a cerrar los ojos por un minuto, nada más -se defendió Eve-. Tengo que trabajar.

– Ya lo sé. -Bonnie miró el cráneo que estaba sobre el pedestal. -Buen trabajo.

– ¿Te parece?

– Sí. -Bonnie tenía el entrecejo fruncido y una expresión perpleja en la cara. -No lo sé. Me parece que es importante. Por eso te llamé para que fueras al cementerio.

– No me llamaste. Fue un impulso.

Bonnie sonrió.

– ¿Eso crees?

– O a lo mejor todas esas flores sobre las tumbas actuaron como mensaje subliminal. Sabía que Logan era taimado y es posible que haya sospechado que… Déjate de sonreír.

– Lo siento. En realidad, estoy muy orgullosa de ti. Es lindo tener una mamá tan inteligente. Te equivocas, pero eres inteligente. – Volvió a mirar el cráneo. -¿Te está yendo bastante bien con Jimmy, no es cierto?