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– ¿No estarás queriendo decir que has utilizado vías intravenosas?

– Claro que sí -respondió Ben-. Cuando vosotros comenzasteis a utilizarlas, observamos cómo la doctora McMahon lo hacía… y mi Maggie es enfermera. Te tenemos que dar las gracias, doctora le dijo a Kirsty.

– Fatso tendrá que ganar -dijo Susie, colocando a su pequeña sobre la calabaza-. Oh, Angus, ¿te molesta mucho?

– Desde luego que me molesta -espetó ante Ben-. Mocoso. Será la octava vez de veinte que me ganes, ¡Espera al año que viene!

– Entonces es un reto -dijo Ben-. En la misma feria el año que viene, Angus Douglas. Apostamos una botella de tu mejor whisky escocés contra una de las tartas de frutas de Maggie.

– Esta hecho.

Todos rieron. Angus le dio unas palmaditas a su amigo en la espalda y ambos se dirigieron dentro de las instalaciones, seguramente a por uno de los whiskys de Angus.

– Es la hora de la carrera de sacos de madres e hijas -anunció alguien por megafonía.

Entonces Jake se acercó a sus gemelas, que estaban admirando las calabazas.

– Vamos a por una limonada, chicas -les dijo.

Kirsty observó cómo todas las madres con sus hijas se metían en un mismo saco. Incluso estaba Mavis en una silla de ruedas, lo que la dejó impresionada.

– Yo puedo hacerlo -dijo Susie, que había ido en su silla de ruedas para poder llevar consigo a Rosie-. Yo soy mamá y, si Mavis puede hacerlo, yo también.

– ¡Tú y Rosie vais a dejarles tirados, chica! -Gritó la señora Grey, arreglando un saco para ellas.

Kirsty fue a ayudar, pero se dio cuenta de que ya había mucha gente ayudando a Susie. Entonces vio que Jake se marchaba de allí con sus niñas, para que no preguntaran nada. Para que no preguntaran por qué ellas no tenían madre. Pero estaba claro que las pequeñas sabían lo que ocurría… y lo odiaban.

– ¡Alice! -Gritó Kirsty-. ¡Penelope!

Las niñas se dieron la vuelta junto con su padre. Parecían esperanzadas.

– ¿Queréis venir en un saco conmigo? -Gritó.

Todos sabían lo que en realidad ella estaba diciendo. Jake se quedó inmóvil. Inexpresivo.

– Tú no eres nuestra madre -gritó Alice.

– No, pero una carrera madre e hija es divertida -gritó Kirsty a su vez-. Así que pensé… que podría ser una amiga que puede ejercer de madre cuando me necesitéis.

Todos se quedaron con la boca abierta ante aquello. Las gemelas soltaron la mano de su padre y corrieron. Se metieron en el saco que Ben les sujetaba, dejando un espacio en medio.

– Éste es tu sitio -le dijo Penelope a Kirsty-. En el medio.

– Ahí es donde van las mejores mamás -dijo Susie delicadamente-. Métete, Kirsty, cariño. Pon todo tu corazón y amor.

Así lo hizo. Se alinearon en la salida junto con todas las demás y Kirsty observó a Jake, que estaba mirando al grupo. Vio cómo Angus le daba unos golpecitos en el hombro y de repente sintió ganas de llorar.

– ¡Salid!

Entonces todos los sacos comenzaron a correr, madres e hijas de todas las generaciones.

– Saltad -les dijo Kirsty a las gemelas.

– ¡Estamos saltando, estamos saltando! -Gritaron las niñas-. Míranos, papi.

– ¡Seguid así! -Chillo Kirsty-. Podemos hacerlo.

Ella podía hacerlo. Podían hacerlo. Llegaron a la meta en decimoctavo lugar… quizá decimonoveno, pero no de las últimas. Fue estupendo. Y entonces, alguien proclamó a Susie y a Rose, ¡Susie y Rose!, ganadoras. Las segundas fueron Mavis y Bárbara.

Kirsty se tumbó en el suelo y abrazó a las niñas. Boris se acercó y le besó la cara y ella se preguntó cómo podría sentirse más ganadora de lo que lo hacía en aquel momento.

Entonces Jake se acercó. La liberó del saco y la abrazó. La besó, sonriendo ante lo que veía. Estaba orgulloso y feliz.

– No ganamos, papi -dijo Alice.

– No ganamos -repitió su hermana-. Pero saltamos muy alto.

– No os preocupéis por ganar -dijo Jake-. Siempre está el año que viene.

Y entonces, frente a todos los habitantes de Dolphin Bay, frente a aquellas personas que serían parte de sus vidas para siempre, el doctor Jake Cameron besó a la doctora Kirsty McMahon.

Los dos se convirtieron en uno.

O… dos pasaron a formar parte de aquella maravillosa población que estaba llena de vida.

Para siempre.

Marion Lennox

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