No muy bien, según una fuente cercana a la pareja. «Se casaron muy jóvenes, y sí, han resistido cinco años juntos, pero están al borde del colapso -asegura la citada fuente-. Julian tiene una agenda muy exigente y Brooke no ha sabido adaptarse.»
Se conocieron poco después de los ataques terroristas del 11 de septiembre y cimentaron su relación en el clima de desazón que vivía la ciudad. «Brooke lo persiguió durante meses por todo Manhattan. Iba sola a todas sus actuaciones, hasta que al final él no tuvo más remedio que fijarse en ella. Los dos se sentían solos», explica nuestra fuente. Un amigo de la familia Alter lo corrobora: «Los padres de Julian se desesperaron cuando Julian anunció que se iba a casar con Brooke, después de menos de dos años de salir juntos. Sólo tenían veinticuatro años. ¿Qué prisa tenían?» Aun así, la pareja se unió en una sencilla ceremonia en la casa familiar de los Alter en los Hamptons, aunque los padres de Julian, ambos médicos, «sospechaban que Brooke, una chica salida de un pueblo perdido de Pennsylvania, estaba intentando engancharse al vagón del éxito de Julian».
Durante los últimos años, Brooke compaginó dos empleos para ayudar a su marido a abrirse camino en el mundo de la música, pero alguien que la conoce comenta: «Brooke habría hecho cualquier cosa para que Julian alcanzara la fama que ella tanto anhelaba. Dos empleos, diez… Todo le daba igual, siempre que le sirviera para su propósito: estar casada con un famoso.» La madre de una alumna del selecto colegio privado del Upper East Side donde Brooke trabaja de asesora nutricional afirma: «Parece muy amable, pero mi hija me ha dicho que a menudo se va antes de hora o cancela citas.» Los problemas laborales no se acaban ahí. Una colega suya del Centro Médico de la Universidad de Nueva York explica: «Brooke era la mejor de todo el departamento, pero últimamente se ha descuidado. Será porque la carrera de su marido la distrae o porque la suya la aburre, pero en cualquier caso, es triste ver cómo ha empeorado.»