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Ben estaba de pie con sus abultados brazos a los costados.

– Hum, podría llamarlos otra vez. Les conté lo importante que era, pero… ¿Quiere que lo haga?

– Está bien, Ben. Seguiremos trabajando aquí. Thom, es el momento de nuestros diagramas.

El ayudante escribió en la pizarra a medida que Rhyme le iba dictando:

ENCONTRADO EN LA ESCENA PRIMARIA DEL CRIMEN BLACKWATER LANDING

Kleenex con sangre

Polvo de caliza

Nitratos

Fosfatos

Amoníaco

Detergente

Canfeno

Rhyme observó la pizarra. Más preguntas que respuestas…

Pez fuera del agua…

Sus ojos se fijaron en la pila de polvo que Ben había extraído de la suela del chico. Luego se le ocurrió algo.

– ¡Jim! -gritó con una voz retumbante que sobresaltó a Thom y a Ben-. ¡Jim! ¿Dónde demonios está? ¡Jim!

– ¿Qué? -el sheriff entró corriendo al cuarto, alarmado-. ¿Algo va mal?

– ¿Cuántas personas trabajan en este edificio?

– No lo sé. Cerca de veinte.

– ¿Y viven por toda la región?

– Más que eso. Algunos llegan de Pasquotank, Albemarle y Chowan.

– Los quiero a todos aquí y ahora.

– ¿Qué?

– A todos los del edificio. Quiero muestras de tierra sacadas de sus zapatos… Espera: y las alfombrillas de sus coches.

– Tierra…

– ¡Tierra! ¡Polvo! ¡Barro! Ya sabes. ¡Lo quiero ahora!

Bell se fue. Rhyme dijo a Ben:

– ¿Ese soporte? ¿Allí arriba?

El zoólogo se movió pesadamente hacia la mesa sobre la cual estaba un largo soporte con una cantidad de tubos de ensayo.

– Es el aparato para probar el gradiente de densidad. Traza un perfil de la gravedad específica de materiales como el polvo.

El muchacho asintió.

– He oído hablar de él. Nunca he usado uno.

– Es fácil. Esas botellas de allí -Rhyme miraba hacia dos botellas oscuras. Una tenía una etiqueta que decía tetra, y la otra etanol-. Tú mezcla el líquido de esas botellas como yo te vaya diciendo y llena los tubos casi hasta el borde.

– Bien. ¿Qué conseguiremos?

– Comienza a mezclar. Te lo diré cuando hayas terminado.

Ben mezcló los elementos químicos de acuerdo con las instrucciones de Rhyme y luego llenó veinte tubos con bandas alternativas de líquidos de colores diferentes, etanol y tetrabromoetano.

– Vierte un poco de la muestra del polvo de la zapatilla de Garrett en el tubo de la izquierda. La tierra se separará y eso nos dará un perfil. Conseguiremos muestras de los empleados de aquí que vivan en diferentes zonas del condado. Si alguna de ellas es igual a la de Garrett significa que el polvo que se le pegó a la zapatilla podría ser de por allí.

Bell llegó con el primero de los empleados y Rhyme explicó lo que iba a hacer. El sheriff sonrió con admiración.

– Es una gran idea, Lincoln. El primo Roland sabe lo que hace cuando te alaba.

Pero, pasada media hora, esa tarea se reveló fútil. Ninguna de las muestras obtenidas de las personas que trabajaban en el edificio se parecía a la tierra encontrada en la suela de la zapatilla de Garrett. Rhyme frunció el ceño cuando la última muestra de polvo de los empleados se asentó en el tubo.

– Maldición.

– Sin embargo era una buena posibilidad -dijo Bell.

Una pérdida de tiempo precioso.

– ¿Debo tirar las muestras? -preguntó Ben.

– No. Nunca tires tus muestras sin registrarlas -dijo con firmeza. Luego recordó que no tenía que ser demasiado hiriente en sus instrucciones; aquel joven sólo les ayudaba por hacerle un favor a su pariente-. Thom, ayúdanos. Sachs pidió una cámara Polaroid a la oficina estatal. Debe de estar aquí en algún lugar. Encuéntrala y toma primeros planos de todos los tubos. Anota el nombre de cada empleado al dorso de las fotos.

El ayudante encontró la cámara y se puso a trabajar.

– Ahora analicemos lo que Sachs encontró en la casa de los padres adoptivos de Garrett. Los pantalones de esa bolsa, mira si hay algo en los bajos.

Ben abrió cuidadosamente la bolsa de plástico y examinó los pantalones.

– Sí, señor, algunas agujas de pino.

– Bien. ¿Cayeron de la rama o están cortadas?

– Parece que cortadas.

– Excelente. Eso significa que el chico les hizo algo. Las cortó a propósito. Y ese propósito puede tener que ver con el crimen. Todavía no sabemos de qué se trata pero adivino que es un camuflaje.

– Huelo a mofeta -dijo Ben, olfateando las ropas.

Rhyme afirmó:

– Eso es lo que dijo Amelia. No nos ayuda en nada, sin embargo. No en este momento.

– ¿Por qué no? -preguntó el zoólogo.

– Porque no hay forma de relacionar un animal salvaje con una ubicación específica. Una mofeta estacionaria sería de ayuda, una móvil no lo es. Vamos a mirar los indicios de las ropas. Corta un par de trozos de los pantalones y examínalos por el cromatógrafo.

Mientras esperaban los resultados, Rhyme examinó el resto de las pruebas procedentes del cuarto del chico.

– Déjame ver ese cuaderno, Thom.

El ayudante le pasó las páginas. Contenían sólo malos dibujos de insectos. Movió la cabeza. Nada de utilidad en ellos.

– ¿Esos otros libros? -Rhyme señaló los cuatro tomos de tapa dura que Sachs había encontrado en el cuarto. Uno, The Miniature World, había sido leído con tanta frecuencia que estaba destrozado. Rhyme notó pasajes rodeados de círculos, subrayados o marcados con asteriscos. Pero ninguno de los pasajes le dio indicio alguno en relación a dónde habría pasado su tiempo el muchacho. Parecían datos triviales sobre insectos. Dijo a Thom que los pusiera a un lado.

Luego, Rhyme observó lo que Garrett había escondido en el bote de las avispas: dinero, fotos de Mary Beth y de la familia del muchacho. La llave. El hilo de pescar.