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– Un corazón roto provoca eso en un hombre -. Apuntó Kenny desde el borde del green. -Les hace volverse un poco locos -. Su bola se paró a unos cuantos centímetros de la bandera.

– Además de la humillación de que todo el mundo en el pueblo todavía sienta lástima por él a sus espaldas -. Skeet, el único caddie que tenía permitido tratar de forma familiar a los jugadores, quitó algo de maleza que había caído en el green.

Dallie se preparó para su disparo. -Intenté enseñarle con el ejemplo como se mantiene a una mujer. El niño no prestó atención.

Los hombres parecían deleitarse burlándose de las vulnerabilidades de los otros. Incluso el propio padre de Ted. Una prueba de hombría o algo así. Sí sus amigas hicieran entre ellas lo que hacían estos tipos, alguien habría terminado llorando. Pero Ted simplemente sonrió como siempre, esperó su turno y golpeó su putt alejando la bola unos tres metros.

Cuando los hombres abandonaron el green, Kenny Traveler, por alguna razón que ella no podía comprender, decidió decirle a Spencer Skipjack quiénes eran sus padres. Los ojos de Skipjack se iluminaron. -¿Jake Koranda es tu padre? Eso si es realmente algo. Y yo aquí pensando que trabajabas de caddie por dinero -. Lanzó una mirada entre ella y Ted. -¿Ahora sois pareja?

– ¡No! -dijo ella.

– Me temo que no -, dijo sencillamente Te. -Como puedes suponer, todavía estoy intentando recuperarme de mi compromiso roto.

– No creo que pueda llamarse compromiso roto cuando te dejaron plantado en el altar -, señaló Kenny. -Eso es conocido más comúnmente como catástrofe.

¿Cómo podía Ted estar tan preocupado porque ella lo avergonzara hoy cuando sus propios amigos estaban haciendo tan buen trabajo? Pero Skipjack parecía estar pasándoselo como nunca en su vida, y se dio cuenta que su charla sobre asuntos personales le hacía sentir como si fuera uno de ellos. Kenny y Dallie, con todas sus idioteces de perros viejos, estaban consiguiendo lo que querían.

Después de la revelación de sus padres famosos, Skipjack no la dejaría sola. -Entonces, ¿cómo es crecer con Jake Koranda como padre?

Había escuchado esa pregunta unas mil veces y todavía encontraba ofensivo que la gente no reconociera a su madre, como si sólo fuera un complemento de su padre. Deliberadamente respondió. -Mis padres son papá y mamá para mí.

Ted finalmente se dio cuenta que ella podría tener algo de valor para él. -La madre de Meg también es famosa. Dirige una gran agencia de talentos, pero antes fue una famosa modelo y actriz.

Su madre había aparecido exactamente en una película, Sunday Morning Eclipse, donde conoció al padre de Meg.

– ¡Espera un minuto! -exclamó Spencer. -Hijo de… Tenía ese póster de tu madre en la parte de atrás de la puerta de mi habitación cuando era un crío.

Otra frase que había escuchado un millón de veces más. -Me lo imagino -. Ted le dirigió otra de sus miradas.

Skipjack no dejo de hablar sobre sus famosos padres hasta que se acercaron al hoy diecisiete. Debido a algunos malos tiros, Kenny y Skipjack estaban un hoyo por debajo, y Skipjack no estaba contento. Se puso más descontento cuando Kenny recibió una llamada de teléfono de su mujer, antes de que él diera el primer golpe, contándole que ella se había cortado la mano mientras estaba trabajando en el jardín y había conducido ella sola hasta el médico para que le pusiera un par de puntos. Era evidente por la parte final de la conversación de Kenny que el daño era menos y su mujer no quería ni oírle decir que abandonaba el partido, pero desde entonces él estuvo distraído.

Meg pudo ver cuánto quería ganar Skipjack, al igual que podía ver que ni Ted ni Dallie se iban a dejar ganar, ni siquiera por el futuro del pueblo. Dallie estaba jugando consistentemente y el juego errático de Ted ahora era algo del pasado. Tenía la extraña sensación de que él podría estar disfrutando del desafío de recuperar los tres hoyos que ella les había hecho perder.

Skipjack espetó a Mark por tomarse demasiado tiempo para entregarle un palo. Él podía sentir como la victoria se le escapaba y, con ella, la oportunidad de jactarse que él y Kenny Traveler habían vencido a Dallie y Ted Beaudine en su campo de golf. Incluso dejó de molestar a Meg.

Todo lo que el equipo Beaudine tenía que hacer era fallar unos pocos golpes y conseguirían que Spencer Skipjack estuviera con un estado de ánimo generoso para las futuras negociaciones, pero no parecía que lo fueran a hacer. No podía comprenderlo. Debían tener en cuenta el enorme ego de su invitado en lugar de jugar como si sólo importara el resultado del partido. Aparentemente ellos pensaban que lanzándose algunas bromas unos a otros y dejando que Skipjack se sintiera parte del grupo era suficiente. Pero Skipjack estaba enfurruñado. Si Ted quería que fuera receptivo, él y su padre necesitaban perder este partido. En su lugar, se estaban esforzando para mantener su hoyo de ventaja.

Afortunadamente, Kenny volvió a la vida en el green diecisiete y embocó a unos siete metros y medio, lo que empató a los equipos.

A Meg no le gustó el brillo de determinación en los ojos de Ted cuando él golpeó por primera vez en el último hoyo. Alineó su drive, ajustó su posición y lanzó su swing… en el momento exacto en que ella accidentalmente a propósito, dejo caer la bolsa con los palos de golf…

CAPÍTULO 08

Los palos cayeron provocando un estruendo. Los siete hombres que estaban en el tee de salida se giraron para mirarla. Intentó parecer avergonzada. -Oops. Mierda. Gran error.

Ted había mandado su drive lejos, a la zona desnivelada de la izquierda, y Skipjack sonrió. -Señorita Meg, puedo asegurarle que me alegro de que no sea mi caddie.

Ella clavó sus deportivas en el suelo. -Realmente lo siento -. No lo hacía.

¿Y qué hizo Ted en respuesta a su metedura de pata? ¿Le agradeció por recordarle lo que hoy era más importante? O por el contrario, ¿la acechó y la estranguló con sus palos como ella sabía que él quería hacer? Oh, no. El señor Perfecto era demasiado frío para algo de eso. En su lugar, sonrió como los niños del coro, fue hasta ella con su trote ligero y él mismo enderezó la bolsa. -No te preocupes, Meg. Sólo has hecho el partido más interesante.

Era el mejor actor que había visto nunca, pero incluso si los otros no podían verlo, ella sabía que estaba furioso.

Todos se alejaron por la calle. La cara de Skipjack estaba roja, su camiseta de golf se pegaba a su barriga. Ella comprendía suficientemente bien ahora el juego como para saber lo que tenía que suceder. Debido a su handicap, Skipjack consiguió un golpe extra en este hoyo, así que si todo el mundo hacía lo esperado, Skipjack ganaría el hoyo para su equipo. Pero si Dallie o Ted hacían birdie en el hoyo, Skipjack necesitaría también un birdie para ganar el hoyo, algo que parecía muy poco probable. De lo contrario, el partido acabaría con un insatisfactorio empate.

Gracias a su intervención, Ted estaba muy alejado del banderín, así que fue el primero en realizar el segundo tiro. Como no había nadie lo suficientemente cerca para oírlos, pudo decirle exactamente lo que pensaba. -¡Déjale ganar, idiota! ¿No ves cuánto significa para él?

En lugar de escucharla, ejercitó su hierro cuatro en la calle, haciéndolo de tal forma que incluso ella pudo ver que era la posición perfecta. -Tonto -, murmuró ella. -Si consigues un birdie, no harás más que garantizar que tu invitado no pueda ganar. ¿Realmente piensas que es la mejor forma para ponerlo de buen humor para tus odiosas negociaciones?

Él le arrojó su palo. -Sé como se juega a este juego, Meg, y también lo sabe Skipjack. Él no es un niño -. Él se alejó.