– No te preocupes -. Meg se volvió hacia Shelby y Torie. -¿Por qué le dijisteis a Spence que ya no estaba enamorada de Ted?
– Porque nunca lo has estado -. Las pulseras brillantes de colores de la muñeca de Shelby sonaron mientras gesticulaba. -Al menos eso creo. Aunque tratándose de Ted…
– Y tú siendo una mujer… -Torie cruzó sus brazos. -Aunque es obvio que inventaste todo eso para evitar a Spence y todos lo habríamos dejado pasar si Sunny no hubiera aparecido.
La puerta del baño se abrió, y Birdie entró, seguida de Kayla y Zoey.
Meg alzó las manos. -Genial. Voy a conseguir que me violen.
– No deberías hacer bromas sobre un asunto tan importante como este -, dijo Zoey. Llevaba unos pantalones piratas blancos, una camiseta azul marino en la que se leía el cuadro de honor de las escuelas públicas de Wynettte y unos pendientes que parecían haber sido hechos con pajitas de beber.
– Así son la gente de Hollywood -, dijo Birdie. -No tienen las mismas reglas morales que nosotros -. Y luego le dijo a Shelby, -¿le dijiste que tenía que alejarse de Ted ahora que Sunny se está enamorando de él?
– Estamos en ello -, dijo Shelby.
Emma tomó el mando. Era de señalar la autoridad que podía poseer una mujer relativamente pequeña con mejillas de muñeca de porcelana y rizos de dorados. -Debes pensar que nadie comprende tu situación. Una vez yo también fui una forastera en Wynette, así que yo…
– Todavía lo eres -, observó Torie con un susurro.
Emma la ignoró. -… así que no soy indiferente. También sé lo que es tener las atenciones de un hombre que no te atrae, aunque el duque de Beddington era bastante más odioso que el señor Skipjack. Sin embargo, mi odioso pretendiente no tenía la economía de este pueblo en sus manos. Pero tampoco intenté utilizar a Ted para disuadirlo.
– Hiciste algo parecido -, dijo Torie. -Pero Ted sólo tenía veintidós años en esa época y Kenny se dio cuenta.
La boca de Emma se apretó, enfatizando su carnoso labio inferior. -Meg, tu presencia ha contribuido a complicar una situación ya de por sí complicada. Obviamente encuentras las atenciones de Spence desagradables, y lo entendemos.
– Yo no -. Kayla se ajustó sus gafas de sol Burberry sin montura que había colocado sobre su pelo rubio. -¿Tienes idea de lo rico que es? Y tiene un gran pelo.
– Desafortunadamente, tu método para desalentarle incluye a Ted -, siguió Emma, -lo que habría sido aceptable si Sunny no hubiera aparecido.
Birdie tiro del dobladillo de la camisa de seda rojo tomate que llevaba con una falda de algodón. -Cualquiera con dos ojos en la cara puede ver lo loco que está Spence por su hija. Puedes rechazarlo, pero no puedes hacerlo usando al hombre del que su pequeña está enamorada.
Torie asintió. -Lo que Sunny quiere, Sunny lo consigue.
– Ella no va conseguir a Ted -, dijo Meg.
– Algo que Ted no le dejará ver hasta que la tinta del contrato esté seca -, dijo Emma con fuerza.
Meg había escuchado suficiente. -Esto es algo aterrador. ¿Qué pasa si vuestro santo alcalde decide echaros a los lobos y ocuparse de sí mismo?
Zoey la señalo con su dedo acusador de directora, un gesto notablemente efectivo para una mujer que sólo era una año mayor que la propia Meg. – Esto es una gran broma para ti, pero no es una broma para los niños de mi escuela que están afinados en aulas superpobladas. O para los profesores intentando hacer su trabajo con libros anticuados y sin ayuda.
– Estate segura que no es una broma para mi -. Kayla se miró de refilón en el espejo. -Odio llevar una tienda de segunda mano llena de ropa de mujeres mayores, pero ahora mismo no hay más que un puñado de mujeres en este pueblo que pueda permitirse comprar el tipo de ropa que estaba destinada a vender -. Sus ojos recorrieron la minifalda de segunda mano de Meg.
– He estado queriendo abrir un salón de té con librería desde que me hice cargo del hotel -, dijo Birdie.
Shelby puso su melena rubia detrás de su oreja, revelando pequeños aros de oro. -Tengo un marido que apenas duerme por las noches sintiéndose culpable porque su empresa no puede proveer suficientes empleos para mantener a flote el pueblo.
– Dex se siente igual -, dijo Torie. -Un pueblo de este tamaño no puede sobrevivir con una industria.
Meg se giró hacia Emma. -¿Qué hay de ti? ¿Qué razón tienes para esperar que me prostituya con Spencer Skipjacks?
– Si este pueblo se muere -, dijo Emma en voz baja, -Kenny y yo tenemos suficiente dinero para estar bien. La mayoría de nuestros amigos no.
Torie golpeó el suelo con la punta de su sandalia de cuero con tachuelas. -Meg, estás complicando las cosas entre Spence, Sunny y Ted. Necesitas irte de Wynette. Y a diferencia de al resto, me caes muy bien, así que esto no es personal.
– A mí no me cae mal -, dijo Emma.
– A mí sí -, dijo Birdie.
– A mí tampoco me cae mal -, dijo Shelby. -Tienes una bonita sonrisa.
Kayla gesticuló hacia el collar de una llave antigua que había hecho hacia unas horas. -A Zoey y a mí nos encantan tus joyas.
Birdie se hinchó como un periquito enfadado. -¿Cómo podéis decir algo bueno de ella? ¿Habéis olvidado lo de Lucy? Gracias a Meg, a Ted le rompieron el corazón.
– Parece que se ha recuperado -, dijo Emma, -así que estoy dispuesta a pasarlo por alto.
Shelby abrió su bolso, un pequeño Juicy de cachemira rosa y marrón, y sacó un pedazo de papel, rápidamente Meg se dio cuenta que se trataba de un cheque. -Sabemos que andas corta de efectivo, así que tenemos algo para ayudarte a comenzar de nuevo en otro sitio.
Por primera vez desde que Meg la había conocido, Torie parecía avergonzada. -Puedes considerarlo un préstamo si te hace sentir incómoda.
– Apreciaríamos que lo cogieras -, dijo Emma amablemente. -Será lo mejor para todos.
Antes de que Meg pudiera mandarlas al infierno, la puerta del baño se abrió y Sunny entró. -¿Hay una fiesta?
Rápidamente Shelby volvió a meter el cheque en su bolso. -No empezamos con esa intención, pero nos pusimos a hablar.
– Y ahora necesitamos tu opinión -. Torie se giró hacia el espejo deliberadamente y fingió buscar un rimel. -¿Charlize Theron o Angelina Jolie? ¿A quién elegirías?
– Diría Angelina Jolie -. Kayla se puso brillo de labios. -En serio. Cualquier mujer que dice que no miente y es profundamente abnegada. Esa mujer exuda sexo.
– En tu opinión -. Zoey, quién había sido tan moralmente rigurosa antes, comenzó a agitar su cabello. -Yo elegiría a Ferry Washington. Una fuerte mujer negra. O Anne Hathaway. Pero sólo porque ella fue a Vassar.
– Tú no te sentirías atraída por a Anne Hathaway -, protestó Birdie. – Anne Hathaway es una gran actriz, pero no es tu tipo.
– Como no soy gay, el quiz de la cuestión no es cual es mi tipo -. Zoey cogió el brillo de Kayla. -Meramente estoy comentando que si yo fuera gay, querría una pareja con cerebro y talento, no sólo belleza.
Emma se alisó su camisa de girasoles. -Debo admitir que encuentro a Keira Knightley muy convincente.
Kayla recuperó su brillo de labios. -Siempre de parte de los británicos.
– Al menos no dijo Emma Thompson -. Torie cogió una toallita de papel del dispensador. -¿Tú que opinas, Meg?
A Meg le ponía enferma ser manipulada. -Prefiero a los hombres. Específicamente a fornidos hombres de Texas. ¿Se te ocurre alguien?
A su alrededor podía escuchar ruedas metálicas mentales rodando mientras las chaladas mujeres de Wynette intentaban buscar algo para responderle. Se dirigió a la puerta y las dejo reflexionando.
Para cuando volvió a la mesa, había llegado a tres conclusiones: Ted tendría que resolver él sólo su problema con Sunny. Se encargaría de Spence día a día. Y nadie la iba a sacar de este pueblo hasta que estuviera lista para irse.