Выбрать главу

No sé qué más decirte. Mañana vuelven mis padres de su viaje de novios. Aquí hace un calor horrible. Y no tengo amigos. Menos mal que leer me chifla. A ti no sé.

Adiós, Olalla. Buenas noches, donde estés. Yo me figuro que en la luna, que has subido en una escalera de cuerda que sujeta desde el suelo Bruno el sabio de la tribu. Ojalá te acuerdes de mí un poquito. Por si no lo sabes, el niño cúbico se llama

Baltasar

Nunca había escrito una carta a nadie y me pasé mucho rato sin dormir, haciendo borradores, hasta que quedó como la he copiado. Tenía la ventana abierta y miraba la luna. Luego me fui a la cama, pero seguía pensando en la carta y no me venía el sueño. Las posibilidades de mandársela estaban poco claras, porque era un asunto secreto y preguntar las señas de Olalla lo echaría todo a perder. Lo único que se me ocurrió fue buscarlas por mi cuenca. Mamá tiene una agenda gris que lleva siempre en el bolso y seguro que allí las tendría apuntadas por la B de Bruno, G de Gabriel o el apellido de mis hermanos, que es el mismo de Olalla, aunque ella no me toque nada. Me dormí dándole vueltas a ese lío que no hay quien lo entienda.

Luego, cuando volvieron mis padres de las islas Vírgenes, se me fueron pasando las ganas de fisgar a escondidas la agenda, por miedo de que alguien me pudiera pillar. Y además que, al releer la carta, pensaba que a lo mejor a Olalla le parecía algo cursi, así que la guardé en un cajoncito de dentro de la mesa de Gabriel, que tiene llave.

Mis padres vinieron del viaje bastante distintos, cada uno a su manera. A mamá le dio por poner orden en la casa del pasillo y ocuparse con otro interés de nosotros, menos de Pedro, que no lo necesita, y de Máximo, que echa el cierre y no hay quien le sonsaque nada. Pero Lola estaba pasando por una mala racha, y con ella sí hablaba mucho, metidas en el cuartito de la televisión, yo a veces las oía desde el pasillo, Lola ya entonces quería ser actriz.

Carmen Martín Gaite

***