Выбрать главу

– Le dimos una buena tunda, lo admito. Ya sabes que se la estaba buscando desde hace tiempo. Pero un destornillador por el tímpano no es darle una lección a nadie. A mí eso me parece más bien el trabajo de un oportunista, de un aficionado que se aprovecha de lo que le caiga en mano. Él era un trápala al que mucha gente le tenía ganas. Aunque tú seas su hermano, eso no impide que una persona trate de recuperar lo que por derecho le pertenece, y tú lo sabes. Eso sin contar con que se estaba viendo con los hermanos Williams. El caso es que nosotros lo dejamos cerca del lugar por donde andan ellos. Sabíamos que lograría llegar, a pesar de estar más que colocado y borracho, entre otras cosas. Creíamos que necesitaba una mano en ese aspecto, pues no era capaz ni de encontrarse los huevos. Estaba hecho una mierda, además de que le dimos lo suyo. Créeme cuando te digo que pensé en quitarlo de en medio, pero finalmente decidimos tirarlo a un contenedor con el fin de ganarnos cierta credibilidad.

Patrick sirvió un par de copas para los dos, pero su enfado y desprecio eran más que patentes.

– Habrá sido alguno de sus camellos, tú sabes que hay muchas personas que tienen sobradas razones para haberlo quitado de en medio. Él estaba enganchado al caballo y ya sabes que no se puede confiar en esa gente, pues son capaces de vender a su abuela por un par de picos. Era un buen muchacho, pero eligió joderla y tú tienes que asimilarlo, Spider. Así que deja de dramatizar. Cain está frito. Es triste, pero así es la vida, así que asimílalo o, al menos, busca a los verdaderos culpables.

Patrick era un hombre importante y Spider había olvidado cómo Brodie podía intimidar a todos los que le rodeaban sin necesidad de recurrir a la violencia. Eso es lo que lo había colocado en la cima del mundo y lo que lo había mantenido allí.

– He hecho que vigilen a los Williams porque quiero saber dónde van y qué hacen. Apostaría a que andan detrás de la muerte de Cain porque él estaba demasiado apegado a ellos. El jodido Jasper está poniéndoles al día sobre los últimos acontecimientos y puedes apostar que también está metido en ello. Con los hermanos Williams siempre sucede lo mismo, pero esta vez no voy a permitir que se salgan con la suya y voy a darles una lección que no olvidarán. Tú fuiste el que me convenció para que no los tuviera en cuenta, ¿recuerdas? Tú y Cain, así que no arrastres tu mierda hasta mi puerta a menos que no quieras quitártela de encima. Tuviste tu oportunidad y la desaprovechaste y ahora que descubres la verdad dejas que te dominen las emociones.

El enfado de Patrick estaba más que justificado. Había tratado de mantener la paz, le había dicho a Spider que resolviera el problema y ése había sido el resultado. Debía de estar ablandándose con la edad. Pues bien, pensaba declararle la guerra a esa pandilla de mierdas, pensaba sentar un ejemplo que no pasaría por alto a ninguno de los de su mundo. Él quería a Spider como a un hermano y eso le había hecho equivocarse. Que cada uno cuide de su culo; a la larga es siempre lo mejor.

Spider observó las cambiantes expresiones de su rostro y sabía que su amigo estaba en lo cierto sobre la estupidez de su hermano y su demora en tratar de resolver ese problema. También sabía que Patrick tenía sus propios problemas familiares, ya que la fechoría cometida por su hijo había llegado a conocimiento de todos y, aunque la mayoría pensaban que el muchacho debía de estar algo majara y que necesitaba que le dieran una buena tunda, también lo consideraban una potencia para el futuro. Si era capaz de cometer una cosa tan vil ahora, ¿qué sería capaz de hacer dentro de diez o quince años? No había duda de que había nacido con una malicia innata y que su reputación ya se la había ganado. La pobre chica, sin embargo, pasó a segundo plano. Todas las historias se exageran cuando se cuentan y ésta no iba a ser una excepción, por lo que Lance empezó a ser conocido entre los hombres que rodeaban a Patrick. Vieron en él una vuelta a los viejos tiempos, alguien a quien tener en cuenta en el futuro.

A Spider, sin embargo, jamás le había gustado ese chico, cosa que no le sucedía con los otros hijos de Brodie, que eran unos niños encantadores. Sabía, al igual que Patrick, que tenía un tornillo flojo. Era un bicho raro, y eso era lo mejor que se podía decir de él. Cain, al parecer, había tenido el mismo defecto, había padecido esa misma clase de egoísmo, por eso ahora le resultaba tan duro aceptarlo. Al igual que Brodie, era de los que pensaban que es necesario extirpar el cáncer antes de que a uno le devore. Sin embargo, no había querido aplicar esa regla con Cain, pues se había sentido incapaz de hacerle daño. Lo habría hecho, pero cuando ya hubiese agotado todos los cartuchos.

Sabía que su hermano encontró la muerte a manos de ese hombre que tenía delante porque él no resolvió ese asunto, pero no quería dejarse llevar por el rencor, ya que Patrick había hecho lo que él debió hacer con antelación, sin tener en cuenta que era su hermano y su mejor amigo. Había querido a ese muchacho como si fuese su propio hijo y ése había sido su error. Ahora se daba cuenta de ello y aceptaba su estupidez con resignación. Había permitido que su hermano siguiera comportándose de esa manera sin intentar siquiera pararle los pies, y sabía de sobra que en esta vida se cosecha lo que se siembra. De algo sí estaba seguro, y es que no le volvería a suceder jamás en la vida.

Ahora se encontraban en peor situación incluso y todo era por culpa suya. Cain estaba muerto, pero la vida seguía y él aún tenía una familia a la que alimentar.

Los hermanos Williams, sin embargo, ya se podían dar por muertos, de eso pensaba encargarse personalmente. Y, además, antes de que la semana acabase. Spider creía en el servicio personal y estaba deseando ser él mismo quien acabase con ellos uno a uno. Sin embargo, antes de nada, debía tranquilizar las cosas con Brodie, volver a pedirle disculpas a ese hombre que le había dado todo lo que tenía en la vida sin dudarlo por un instante.

Spider se sentía en la obligación de recuperar lo que pudiera y esperaba que, llegado el momento, eso incluyera el respeto y el orgullo que ese hombre le había otorgado con más generosidad de lo que nadie había hecho en la vida.

Alan Palmer era un hombre que sabía reconocer su valía y, como propietario de la mayoría de las discotecas que había en West End, sabía todo lo que se cocía en sus clubes de alterne. Era un hombre grande, no gordo, sino robusto, con el pelo rubio y los ojos azules, tan apuesto que tenía garantizado el interés de las mujeres tanto si tenía la cartera llena como si no. Llevaba años tratando con Brodie y sabía que no podría estar dirigiendo sus locales si no fuese por su expreso consentimiento y por el dinero que le pagaba para garantizarle su seguridad.

Alan Palmer tenía tres cuñados, todos bastante habilidosos, con unas buenas credenciales y siempre a su servicio, ya que sus sueldos dependían de él. Su hermano había sido asesinado no hacía mucho tiempo por unos parientes del hombre joven que tenía sentado delante. Ricky Williams se había presentado en su oficina en Ilford para ofrecerle protección por un precio más reducido de lo que le pagaba a Brodie. En ese momento no tenía a mano a ninguno de sus cuñados para que le enseñara a ese cabrón dónde estaba la puerta, por lo que no le quedó más remedio que resolver ese asunto a su manera. Para Alan la violencia era el último recurso, al contrario que su hermano, que siempre recurrió a ella. Además, la violencia era algo que había que utilizar con la máxima discreción, especialmente cuando se trataba de negocios. Eso era algo que había aprendido hace muchos años y había sido una lección dura, cara y nada conveniente.

Enseñando su cara dentadura, Alan sonrió perezosamente por primera vez desde que Ricky irrumpió en su club.

– ¿Estás colocado o qué? -le dijo.

Su desprecio por el hombre que tenía delante resultaba patente en cada palabra. Ricky Williams se sintió ofendido.

– Márchate. Vete a darle la coña a tu madre y no vengas más vacilándome.