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Tres semanas después, las pinazas de la nave recorrían las venas y arterias del artefacto espacial. Durante quince días la nave principal se había cernido a una distancia de cinco millones de kilómetros, esperando que el planeta estableciese contacto en respuesta a sus señales de láser y de radio. Al ser recibidos por el más completo silencio, finalmente se habían acercado para comenzar con la exploración directa.

Los confusos filamentos de la pantalla resultaron ser la trama de un artefacto colosal. Se extendían hasta la superficie del planeta, un mundo deshabitado y aparentemente apropiado para la colonización humana; pero los zarcillos también se extendían hacia el espacio exterior con propósitos imposibles de adivinar.

Y resultaba imposible averiguar aquellos propósitos interrogando a sus creadores. Al igual que el planeta, el artefacto estaba deshabitado.

Támara y Damon Savalle viajaron en su pinaza a lo largo de uno de los filamentos, un tubo hecho en metal y polímero, de tres kilómetros de ancho y cincuenta mil de largo. Las máquinas de mantenimiento se desplazaban por el interior, con movimientos tan lentos que su avance era apenas perceptible. Las máquinas ignoraron por completo a la pequeña pinaza.

Támara, que se encontraba ante el tablero de comunicaciones, en contacto con la nave principal, dijo:

—Confirman nuestros análisis de corrosión meteorítica. Su antigüedad es de al menos diez millones de años, y ha estado deshabitado durante más de tres. Y no veo ningún motivo para sonreír.

—Lo siento. —Damon no estaba mirando—. Estaba pensando en la antigua paradoja de antes de la Expansión. Si existen seres diferentes, ¿dónde están? Hace veinte días creíamos tener la respuesta: no los había. Ahora volvemos a formularnos las preguntas. ¿Dónde están, Tammy? ¿Quién construyó todo esto? ¿Y dónde están los Constructores?

Ella se encogió de hombros. La pregunta de Damon permanecería sin responder durante más de tres mil años.

Pero mientras ellos observaban y se maravillaban con lo que veían, en la nave principal se estaba recibiendo una señal débil de una pequeña y pujante colonia establecida en Eta Casiopea. Hablaba de una nueva y fascinante teoría relacionada con la mecánica estadística de Bose-Einstein, junto con la sugerencia de un complejo experimento espacial que excedía largamente los limitados recursos de la pequeña colonia.

Pero en Lacoste todo el mundo tenía la atención puesta en los Constructores, y nadie reparó en el nuevo mensaje.

Sin embargo, los Constructores habían partido hacía mucho, y el viaje a velocidad superior a la luz estaba en camino.

ARTEFACTO: CAPULLO

UAC#: 7

Coordenadas galácticas: 26.223,489 / 14.599,029 / +112,58

Nombre: Capullo

Asociación estrella/planeta: Lacoste/Savalle

Nodo de Acceso Bose: 99

Antigüedad estimada: 10,464 ± 0,41 Megaaños

Historia de su exploración: Capullo conserva un lugar especial en la historia humana por ser el primer artefacto descubierto por sus exploradores, así como Cuerno (véase Registro 300) fue el primero en ser descubierto por la especie Cecropian. Capullo fue descubierto en E. 1086 por una primitiva nave colonizadora que buscaba planetas habitables en el sistema Lacoste.

Descripción física: La forma de Capullo es un desarrollo tridimensional de las conocidas ciudades en anillo encontradas alrededor de muchos mundos deshabitados. Sin embargo, excede al modelo plano ecuatorial, tanto en su extensión como en sus supuestas funciones. Este artefacto emplea cuarenta y ocho Troncos Básales que conectan a Capullo con la superficie ecuatorial del planeta, extendiéndose hasta la estructura continua en anillo a una altura estacionaria. Cuatrocientos treinta y dos mil filamentos se extienden a quinientos mil kilómetros del planeta. No hay dos filamentos que sean idénticos, pero las dimensiones típicas de los tubos cilíndricos huecos varían de dos a cuatro kilómetros de radio externo. Vista desde diversas posiciones, la superficie de Savalle se encuentra completamente oscurecida por Capullo.

En el interior de Capullo, los corredores se encuentran extensamente patrullados por Fagias (véase Registro 1.067). Los exploradores deben vigilar continuamente para advertir su presencia.

Naturaleza física: La construcción de Capullo emplea los habituales polímeros de gran resistencia utilizados en casi todos los artefactos de los Constructores. Aunque la investigación de fósiles muestra claramente que hasta hace doce millones de años ocurrían mareas producidas por dos satélites, la ausencia de un segundo satélite natural en Savalle sugiere que una de las lunas fue la fuente principal de materiales en la construcción de Capullo.

Los filamentos de Capullo se mantienen en una posición estable por medio de la gravedad, estructuras giratorias de referencia y la presión de la radiación estelar. No se necesita ninguna ciencia desconocida para explicar esa estabilidad, aunque el diseño del sistema requeriría la solución de importantes problemas de optimización discreta que superan a los mejores ordenadores disponibles entre las Especies. Elefante (véase Registro 859) fue aplicado al problema y alcanzó una solución restringida (que se llamó Problema Capullo Restricto) en un tiempo de cálculo de cuatro años oficiales.

Objetivo propuesto: Existen pocos secretos con relación a Capullo, si exceptuamos la necesidad de un sistema tan colosal. Los Troncos Básales permiten que los materiales lleguen y abandonen la superficie planetaria de Savalle con un coste ínfimo; los Filamentos Exteriores posibilitan que las naves de carga se trasladen a cualquier punto del sistema estelar Lacoste, utilizando el principio del momento angular. La capacidad de Capullo es enorme: en principio, un cincuenta milésimo de la masa de Savalle podría ser transferido al espacio cada año, lo suficiente para retardar considerablemente la velocidad de rotación planetaria y modificar en dos segundos la duración del día en Savalle.

Del Catálogo Universal de Artefactos Lang, cuarta edición.

1

Expansión 4135 (6219 d. C.)

¿Dónde estoy?

Un hombre que había visto cincuenta planetas y triunfado en cien trabajos difíciles debía de ser como un gato, que gira de forma instintiva para caer sobre sus pies en toda situación. Pero en los últimos tiempos parecía ser precisamente lo opuesto; se encontraba más desorientado con cada tarea.

Hans Rebka terminó de despertar y permaneció tendido con los ojos cerrados, esperando que su cerebro se ubicase en el tiempo y recordase cuál era su función. Cuando esto ocurrió, la confusión fue reemplazada por la ira.

Una semana antes se había encontrado en órbita alrededor de Paradoja, preparándose para una de las misiones más desafiantes de su vida. Él y tres compañeros debían entrar en la esfera de Paradoja, llevando consigo un nuevo blindaje y una clase completamente nueva de sensor magnetofónico. Si tenían éxito, traerían por primera vez información sobre el interior de Paradoja… y tal vez sobre los mismos Constructores.

Para Rebka, Paradoja era la estructura más enigmática y fascinante de todas las creadas por los Constructores. La burbuja esférica y oscura de cincuenta kilómetros de ancho permitía una entrada fácil, pero al salir borraba todos los recuerdos, tanto orgánicos como inorgánicos. Los ordenadores emergían sin ningún registro ni acumulación de datos. Los humanos que habían alcanzado el interior habían regresado con el cerebro de un bebé recién nacido.