Выбрать главу

Por eso participaba en las reuniones matinales tratando de no hacer caso de sus mezquinas maniobras, tratando de concentrarse en los problemas del planeta que se presentaban a su consideración, muchos de ellos relacionados con disputas medioambientales. Muchas ciudades deseaban quitar la tienda cuando la presión atmosférica lo permitiera, y casi ninguna de ellas consideraba que aquél fuera un asunto en el que los tribunales medioambientales tuvieran voz ni voto. Algunas zonas eran lo suficientemente áridas para que el agua fuese un tema crucial, y las solicitudes de asignaciones de agua llegaban a raudales; al final parecía que el nivel del mar del Norte descendería un kilómetro si se enviaba el agua necesaria a las sedientas ciudades del sur. Ésta y otras mil cuestiones ponían a prueba el alcance de las disposiciones constitucionales que trataban de compaginar la autonomía local con los intereses globales; los debates no acabarían nunca.

Aunque Nirgal no concedía un especial interés a estas disputas, le parecían sin embargo preferibles a la política que el partido ponía en práctica en Cairo. Había regresado de la Tierra sin ningún cargo oficial en el nuevo gobierno ni el viejo partido, y advertía que intentaban encontrar un sitio para él; unos querían endilgarle un cargo casi desprovisto de autoridad, y otros, los que le respaldaban (o mejor dicho, los oponentes de Jackie), deseaban darle poder real. Algunos amigos le aconsejaron que esperara y se postulara como senador en las próximas elecciones, otros mencionaron el consejo ejecutivo, otros, cargos en el partido, e incluso en el TMG. Todas esas funciones le parecían espantosas por una u otra razón, y cuando hablaba con Nadia por pantalla comprendía que representarían una dura carga; aunque ella trabajaba con ahínco, al parecer imperturbable, era evidente que el consejo ejecutivo le desagradaba sobremanera. Por tanto Nirgal se limitó a escuchar atentamente y con expresión impávida los consejos que recibía.

Jackie se guardó su opinión. En las reuniones donde se proponía que Nirgal fuese una suerte de ministro sin cartera, ella lo miraba con una expresión más vacía que la usual, por lo que Nirgal concluyó que a ella esa posibilidad le desagradaba profundamente. Jackie lo quería atrapado en algún cargo inferior, pero si Nirgal se quedaba al margen del sistema… Allí estaba ella, con el bebé en los brazos, que podía ser hijo suyo. Y Antar la miraba con la misma expresión que Nirgal, con el mismo pensamiento. También Dao se lo habría preguntado de haber estado vivo. Un espasmo de dolor sacudió a Nirgal al recordar a su medio hermano muerto, su torturador, su amigo… él y Dao habían estado peleándose desde que tenía memoria, pero a pesar de todo habían seguido siendo hermanos.

Aparentemente Jackie ya había olvidado a Dao, y también a Kasei. Como olvidaría a Nirgal si alguna vez lo mataban. Ella formaba parte del grupo que había ordenado el aplastamiento del asalto rojo a Sheffield, ella había abogado por una respuesta contundente. Tal vez se veía obligada a olvidar esas muertes.

La pequeña empezó a llorar. Era imposible encontrar ningún parecido en aquella cara regordeta. La boca era la de Jackie. Aparte de eso… El poder creado por el engendramiento anónimo era aterrador. Cierto que un hombre podía hacer lo mismo, obtener un huevo, desarrollarlo por ectogénesis, criar al niño solo. Seguramente empezaría a ocurrir, sobre todo si muchas mujeres seguían el ejemplo de Jackie. Un mundo sin padres. En fin, los amigos constituían la verdadera familia; pero de todas maneras se estremeció al recordar lo que Hiroko había hecho, lo que Jackie estaba haciendo.

Salía a volar para quitarse aquellos pensamientos de la cabeza. Una noche, después de un vuelo glorioso entre las nubes, estaba tomando una copa en el pub de la pista cuando la conversación tomó un nuevo rumbo y alguien mencionó el nombre de Hiroko.

—Oí decir que estaba en Elysium —dijo una mujer—, trabajando en una nueva comuna de comunas.

—¿Quién te lo dijo? —preguntó Nirgal, seguramente con algo de brusquedad.

Sorprendida, ella dijo:

—¿Recuerdas a los aviadores que estuvieron aquí la semana pasada, los que están dando la vuelta al mundo? Estuvieron en Elysium el mes pasado y dijeron que la habían visto. —Se encogió de hombros.— Eso es todo lo que sé. No hay modo de confirmarlo.

Nirgal se recostó en la silla. Siempre información de tercera mano. Algunas de las historias sin embargo se correspondían demasiado con la actitud de Hiroko para ser inventadas. Nirgal no sabía qué pensar. Pocos parecían creer que estuviera muerta. También decían haber visto a miembros de su grupo.

—Es que desean que ella esté aquí —dijo Jackie cuando Nirgal se lo mencionó al día siguiente.

—¿Acaso tú no lo deseas?

—Por supuesto —dijo, aunque él sabía que no era cierto—, pero eso no me lleva a inventar historias.

—¿Crees de verdad que todas son invenciones? Caramba, ¿quién haría algo así? No tiene sentido.

—Las acciones de la gente no siempre tienen sentido, Nirgal. Tienes que comprender eso. Alguien ve a una anciana japonesa en algún sitio y piensa: Caramba, se parece a Hiroko. Esa noche le dice a sus compañeros de habitación: Hoy me ha parecido ver a Hiroko, estaba en el mercado comprando ciruelas. Y al día siguiente el compañero de habitación va a la obra donde trabaja y dice: ¡Mi compañero de habitación vio ayer a Hiroko, comprando ciruelas!

Nirgal asintió. Seguramente era así, al menos en la mayor parte de los casos. En cuanto al resto…

—Mientras tanto, tienes que tomar una decisión a propósito de ese cargo en el tribunal medioambiental —dijo Jackie. Se trataba de un tribunal de provincia, por debajo del tribunal global—. Podemos arreglar las cosas para que Mem ocupe un cargo más influyente en el partido, o puedes ocuparlo tú si quieres, o ambos, supongo. Pero tenemos que saberlo.

—Sí, sí.

Entraron algunas personas que querían hablar con Jackie, y Nirgal se retiró a la ventana, cerca de la niñera y la pequeña. No le interesaba lo que estaban haciendo, nada de lo que hacían; era desagradable y abstracto, una manipulación continua de la gente desprovista de recompensas tangibles. Así es la política, diría Jackie. Y era evidente que a ella le gustaba, pero a Nirgal, no. Era extraño; había trabajado toda su vida para llegar a esa situación, y ahora la detestaba.

Podía aprender lo suficiente para desempeñarse en un cargo, pero tendría que vencer la hostilidad de quienes no deseaban su vuelta al partido y crear su propia base de poder, lo que significaría reunir un grupo que lo apoyara desde sus posiciones oficiales, hacerles favores y buscar sus favores, enfrentarlos entre sí, de manera que todos se plegaran a su voluntad para alcanzar una posición preeminente… Veía todos esos procesos en ese mismo momento, mientras Jackie se entrevistaba con diferentes consejeros, viendo de dónde podía sacar tajada, y luego persuadiéndolos para asegurarse su lealtad. Por supuesto, diría ella si Nirgal se lo mencionaba, así es la política. Si querían crear el nuevo mundo por el que tanto habían luchado tenían que actuar de aquella manera. No podían mostrarse demasiado escrupulosos, tenían que ser realistas, taparse las narices y obrar. En cierto modo era una actitud noble, pues era trabajo que debía hacerse.