Logan consideró la pregunta.
– Lady Hombly, por supuesto. Su mayordomo, Thurman, pues ella le mencionó nuestros planes cuando salimos de su casa. Mi mayordomo y mi cochero. Mi secretario, Adam Seaton. Y no sé si alguno de ellos se lo dijo a otra persona.
– ¿Estás seguro de que Emily no esperaba verte?
– Sí. Nuestro encuentro fue totalmente fortuito.
– ¿Y sólo te sentiste observado al final del paseo?
– Exacto. -Aunque tuvo que preguntarse si era porque no lo habían vigilado hasta entonces o porque él estuvo concentrado en lady Emily.
Incapaz de quedarse sentado, Logan se levantó y anduvo de un lado para otro de la habitación. Al cabo de un rato se detuvo frente al escritorio de Gideon.
– Teniendo en cuenta todo lo que ha ocurrido hasta ahora: el asalto frustrado en los muelles, la destrucción de uno de mis barcos, la reiterada sensación de estar siendo vigilado… no puedo más que pensar que el incidente con el carruaje ha sido deliberado.
– Estoy de acuerdo contigo. Si el cochero hubiera perdido el control, habría gritado alguna advertencia y no habría ocultado su identidad bajo una capa con capucha.
– Exacto. -Miró directamente a los ojos de Gideon. -Pero no fue a mí a quien casi atropella. Fue a lady Emily.
Gideon le estudió por encima de los dedos.
– ¿Crees que alguien intentó herirla a ella en vez de a ti?
Logan se pasó las manos por el pelo.
– No lo sé. Parece mucho más probable que yo fuera la víctima escogida y que ella sólo estuviera en el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero lo cierto es que el carruaje se dirigió directo hacia ella, no hacia mí. Aun así, no me explico por qué alguien querría hacerle daño.
– Cuando eres tú quien tiene un gran número de enemigos.
– Efectivamente.
– Quizás el cochero pensó que te lanzarías al rescate y esperaba que al final fueras tú la víctima.
– Quizás, aunque me parece una manera un tanto retorcida de lograr sus objetivos. Si quería hacerme daño a mí, ¿por qué no dispararme o apuñalarme en vez de andarse con rodeos?
– Es más fácil escapar cuando uno ya está en un vehículo en marcha, algo que además podría ser considerado como un accidente, que hacerlo de un tiroteo o apuñalamiento.
– Cierto. -Logan volvió a pasearse por la habitación. -No hago más que darle vueltas al asunto. Quizás haya alguien que esté tratando de vengarse de mí sin dañarme físicamente, sino de otras maneras. Saboteando mi barco, atacando mis negocios y perjudicándome financieramente. Gideon asintió lentamente.
– Es una posibilidad. Pero una vez más, ¿por qué intentar herir a Emily? A menos, claro está, que el culpable también quiera hacerte daño lastimando a alguien que sea importante para ti. Puede que quienquiera que te vigile crea que Emily significa algo para ti. -Gideon hizo una pausa antes de preguntar: -¿Es así?
Logan se detuvo en seco. Un compulsivo «no» subió a su garganta, pero fue incapaz de pronunciarlo. Incluso carraspeó dos veces en un intento de soltar la negativa, pero no pudo. Lo que era ridículo. Emily no era importante para él. No se preocupaba por ella, al menos no más de lo que se preocuparía por cualquier conocido.
«Entonces, ¿por qué sus besos te han estremecido de los pies a la cabeza? -Preguntó aquella molesta vocecita interior. -¿Y por qué casi se te detuvo el corazón cuando pensaste que había resultado herida?»
Frunció el ceño. Las dos preguntas eran fáciles de responder. Había pasado demasiado tiempo sin una mujer, por lo que era natural que cualquier beso le hubiera afectado. Y, por supuesto, no querría que nadie -sin importar quién fuera -se hiciera daño.
Se dio cuenta de que Gideon lo estaba mirando con atención.
– Sólo estábamos paseando por el parque -dijo finalmente. -Toda su familia estaba presente.
– No es eso lo que te he preguntado.
Cierto. Le había preguntado si ella era importante para él. Logan se aclaró la garganta.
– No hay nada entre nosotros. -Cierto. Salvo esos besos y un deseo que no podía apagar ni controlar de ninguna manera. -Al menos, no del modo en que insinúas.
Gideon arqueó las cejas.
– No estaba dando a entender nada. Sólo he hecho una sencilla pregunta.
– En ese caso, la respuesta es… -«Sí. No. Maldita sea, no lo sé». -No significa para mí más que cualquier otra persona.
Sólo somos… amigos. -Casi se atragantó al pronunciar la insulsa palabra. ¿Amigos? Nunca antes había tenido un amigo al que quisiera besar hasta dejar sin aliento. Al que quisiera arrancarle la ropa… con los dientes. Con quien quisiera pasar dos semanas… desnudo. Eso para empezar.
– Quizás el cochero piense que sois más que amigos. O tal vez se conforme con hacerle daño a una amiga tuya.
Logan sintió que le inundaba una intensa furia ante tal sugerencia.
– Bueno, entonces tendremos que averiguar quién es ese bastardo y qué le motiva. Y hacerlo ya. Antes de que lady Emily o cualquier otra persona resulte herida. -Una imagen de Velma y Lara Whitaker irrumpió en su mente. -O muerta. -Le palpitó un músculo en la mandíbula. -Cuando averigüe quién es el responsable de esto…
Contuvo el resto de las palabras. Sería mejor no decir esas cosas delante de un hombre que había jurado defender la ley.
– Hasta que lo haga, quiero que alguien la vigile durante el día. Desde hoy mismo. Busca al mejor hombre. Quiero que la mantenga a salvo.
Gideon permaneció en silencio durante varios segundos. Luego carraspeó.
– Porque ella no significa nada para ti, claro.
– Porque casi la matan hoy -dijo Logan sin alterarse. -Y no quiero ni necesito más muertes sobre mi cabeza.
Gideon asintió.
– Conozco a alguien, pero no será barato.
– No me importa el dinero que cueste.
– Es probable que hagan falta dos hombres…
– Sólo necesito a una persona que la vigile durante el día -le interrumpió Logan.
– ¿Y qué pasará por la noche?
– Yo la vigilaré por la noche.
Gideon arqueó las cejas.
– ¿Cómo?
Logan le dirigió una mirada fría al detective.
– Asistimos a las mismas veladas. Será más discreto y fácil que la vigile yo en vez de un desconocido.
– ¿Y después de las veladas? ¿Tienes intención de plantarte debajo de la ventana de su dormitorio?
– Sólo si es necesario.
Logan observó la mirada especulativa de Gideon, pero francamente, le importaba un bledo lo que el otro hombre pensara. Hacía mucho tiempo que había aprendido que si quería que algo se hiciera bien, tenía que hacerlo él mismo. Por supuesto, no tenía nada que ver con la sensación que le corroía por dentro al pensar que otro hombre estuviera cerca de Emily durante un baile.
Un largo silencio se extendió entre ellos. Finalmente, Gideon asintió con gravedad. -Entiendo.
Logan tuvo la sensación de que Gideon había querido decir muchas cosas con esa palabra, desde luego mucho más de lo que parecía, pero no tenía ningún deseo de prolongar la conversación.
– Bien -dijo.
– ¿Y tú? -Preguntó Gideon. -¿No quieres protección para ti?
– Puedo arreglármelas solo y ya le he dado instrucciones a mi secretario para que contrate más personal de seguridad para mis barcos y almacenes. Tengo intención de ser tan visible como sea posible, a ver si ese bastardo da la cara.
– Asegúrate de ir armado -dijo Gideon, -no vaya a ser que te coja desprevenido.
Logan lanzó una mirada sombría a su bota donde tenía guardado un puñal.
– No te preocupes, no me pillará desprevenido. Y ahora dejaré que continúes con tu trabajo.
– Encontraremos al responsable de esto, Logan -le dijo Gideon en voz baja mientras se estrechaban la mano.
De eso Logan estaba seguro, porque no descansaría hasta haberlo hecho.