Gideon le observó con una mirada insondable.
– Hará falta más de un hombre para protegerla durante las veinticuatro horas del día.
– Entonces contrataré a todos los hombres que consideres necesarios para hacer el trabajo. El dinero no importa. -Dijo una cantidad equivalente al sueldo semestral de un detective. Cuando Gideon siguió en silencio, Logan duplicó la oferta con impaciencia.
Entonces Gideon reaccionó, pero no de la manera que Logan había esperado. En lugar de apresurarse a aceptar la oferta, una innegable rabia brilló en los ojos del hombre.
– Ni quiero ni necesito tu caridad, Logan.
Logan también reaccionó con rabia.
– No te estoy ofreciendo caridad, maldita sea. Es un trabajo.
– Por una gran cantidad de dinero.
– Es mi dinero, y lo gasto como me place. Y creo que vales esa cantidad. ¿Por qué tú no? Gideon frunció el ceño.
– No es eso…
Logan se inclinó hacia delante.
– Entonces, ¿qué es? Ahora estás casado. Pronto serás padre. Has de considerar otras cosas aparte de ti. Créeme, exigiré resultados. Y si no los obtienes, responderás ante mí.
Gideon lo consideró durante un momento y Logan lo maldijo para sus adentros por ser un hombre tan ilegible.
– Aceptaré el trabajo, pero antes quiero que me respondas a dos preguntas -dijo finalmente.
– Por supuesto. ¿Cuáles son?
– Has salvado a Emily de morir atropellada por un carruaje, has pasado la noche bajo su ventana con un frío de mil demonios y te han disparado, y ahora estás dispuesto a gastarte una fortuna por garantizar su seguridad. ¿Tienes alguna idea de por qué estás tan dispuesto a llegar a tales extremos por proteger a esa mujer?
Una incómoda sensación embargó a Logan, encogiéndole las entrañas. Lo cierto era que no se había parado a pensarlo… a propósito. Al menos no en profundidad, pues era una pregunta sobre la que no quería indagar demasiado por miedo a conocer la respuesta.
– Creo que es culpa mía que esté en peligro -dijo quedamente. -Por eso es responsabilidad mía asegurarme de que no resulte herida. O algo peor.
– ¿Eso es todo?
«Sí. No. Maldita sea, no lo sé. Espero que sí, pero tampoco quiero saberlo.»
– Sí.
Gideon asintió lentamente.
– Incluso aunque el pirómano actuara con gran rapidez, el jardín de la casa de Emily es muy pequeño -dijo. -¿Por qué tardaste tanto en verlo bajo la ventana de Emily?
Logan mantuvo la expresión impasible, un contraste con el apretado nudo que le retorcía las entrañas.
– Has dicho que me harías dos preguntas y ya van tres.
– Respóndeme de todas maneras.
Consideró no responder, pero imaginó que eso sólo daría lugar a más especulaciones. Pero que lo condenaran si le contaba a Gideon o a cualquier otro lo que había ocurrido entre Emily y él.
– Me distraje -dijo sencillamente.
Gideon le taladró con la mirada durante lo que pareció una eternidad, aunque seguramente no fueron más de veinte segundos.
– Entiendo -dijo al fin.
Logan frunció el ceño.
– ¿Qué es lo que entiendes?
– Lo que te está pasando.
– ¿Ah, sí? ¿Tú también has sufrido las acciones de un pirómano que, por razones que no puedes comprender, quema tu barco, mata e hiere a tus empleados y trata de hacer daño a tus amigos?
– No. Quería decir que entiendo lo que te está ocurriendo con Emily. Por qué estabas distraído mientras la protegías, ya que yo también sufrí exactamente lo mismo con Julianne. Créeme, sé cómo puede distraerte una mujer hermosa. Y cómo puede atraparte. -Gideon entrecerró los ojos. -Ya sabes lo que quiero decir.
Sí, maldita sea, lo sabía. Pero eso no quería decir que tuviera que admitirlo.
– ¿Y qué hiciste al respecto? -se encontró preguntando sin querer.
– ¿Estás seguro de que quieres saberlo? El instinto le decía a Logan que dijera que no y que cambiara de tema.
– Sí-dijo sin embargo.
– Luché contra mis sentimientos por ella hasta que ya no pude negarlos más. Después hicimos el amor. Y luego me casé. Y desde entonces he sido el hombre más feliz del mundo.
Bien, él casi había hecho el amor con Emily, le había pedido que se casara con él y ella lo había rechazado. Y desde entonces se sentía bastante miserable. No era precisamente el mismo panorama alentador que le había tocado en suerte a Gideon.
Su amigo se inclinó hacia delante.
– Luchas una batalla perdida, Logan. Es evidente lo mucho que te importa Emily. Más de lo que crees. Puede que no quieras que te importe y que no estés preparado para admitirlo, pero sabes que es así. Lo llevas escrito en la cara. Confía en mí; reconozco las señales. Te miro y me veo a mí mismo hace tres meses. Bien sabe Dios que no quería enamorarme de Julianne. Luché contra ello en todo momento, pero al final tuve que rendirme. Quedas advertido: no importa lo mucho que intentes huir de esos sentimientos, porque al final te atraparán. Igual que me atraparon a mí. Y te morderán el culo.
– Qué descripción tan gráfica -dijo Logan con sequedad. -Pero te aseguro que nada me ha mordido en el culo ni en ningún otro sitio. -Santo Dios, apenas si estaba seguro de gustarle a esa mujer, ni siquiera un poquito. Sólo porque hubiera perdido la cabeza por ella una vez no quería decir que volviera a hacerlo otra vez. Su situación con Emily no tenía nada que ver con la de Gideon y Julianne. Gideon no tenía ni idea de qué diablos hablaba.
Gideon se encogió de hombros.
– No digas que no te lo advertí. Cuando menos te lo esperes, la verdad te golpeará como un ladrillo en la cabeza.
– Bueno, es preferible eso a que me muerdan en el culo.
– Quizá, pero creo que en realidad depende de quién te muerda. -Gideon se puso en pie y Logan también. -Contrataré a los hombres para que la vigilen -dijo el detective. -Atwater estará de guardia durante el resto del día. Le relevaré personalmente. ¿Sabes qué planes tiene para esta noche?
– Creo que asistirá a la velada de lord Farmington. Yo también estaré allí. Me pondré en contacto con Farmington y me encargaré de que te entreguen una invitación. -Logan consideró la cuestión durante varios segundos antes de añadir: -Matthew no asistirá ya que Sarah podría dar a luz en cualquier momento, pero sin duda Daniel y Carolyn estarán invitados. Si asisten a la fiesta, confiaré la situación a Daniel. Nos vendrá bien tener otro par de ojos pendiente de Emily.
– Bueno. Pero no te preocupes si al final no asiste a la fiesta. Nosotros dos nos bastamos y nos sobramos para mantenerla a salvo.
Después de estrecharse la mano, Logan se marchó. Mientras se subía al carruaje, las palabras de Gideon resonaron en su mente: «Nosotros dos nos bastamos y nos sobramos para mantenerla a salvo.» Logan tenía intención de cumplir esas palabras.
CAPÍTULO 16
Estaba profundamente enterrado en mi interior,
y el placer me envolvió cuando hundí mis colmillos en su cuello.
Apenas lo oí jadear cuando alcanzó el éxtasis,
abrumada por la erótica combinación de su duro cuerpo embistiendo
contra el mío, y el intenso y delicioso sabor de su cálida sangre en mi boca.
El beso de lady Vampiro,
Anónimo
Emily salió de la destartalada casa de ladrillo y soltó un tembloroso suspiro. Las nubes grises cubrían el cielo, haciendo que aquella zona de los suburbios en Whitechapel resultara aún más sombría. Olía a una fétida mezcla de basura y cuerpos sin lavar, y sólo Dios sabía qué más flotaba en el gélido aire aparte de gritos, ladridos y el llanto de los niños.