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—¿Y son conscientes?

—Absolutamente. Tan conscientes como usted y como yo. De hecho, aunque los voltajes difieren, la firma eléctrica de un cerebro copiado y un cerebro original son la misma en los EEG adecuadamente calibrados.

—Pero… perdóneme, doctor, no pretendo ser obtuso…, pero si no sabe usted qué causa la conciencia, ¿cómo puede reproducirla? ¿Cómo sabe qué hay que reproducir?

Porter asintió.

—Considérelo de esta forma: no sé nada de música. Cuando estaba en el colegio, pensaban que sería una amenaza para cualquiera que me escuchase si me dieran un instrumento musical para tocar, de modo que me asignaron a la clase vocal, con la otra gente que no tenía oído. Así que no sé nada sobre lo que convierte a la Quinta de Beethoven en una gran pieza musical. Pero, como ingeniero, si me trajeran ustedes una grabación en CD y me pidieran que la copiase en una MemOblea, no habría ningún problema… podría hacerlo. No busco la materia «musical» del CD, no busco el «genio» en el CD. Sólo copio todo lo que hay en el nuevo medio. Y eso es exactamente lo que hacemos cuando transferimos la conciencia.

—Pero si no saben qué están buscando, ¿no es posible que pasen por alto algo fundamental?

—No. La mayoría de los psicólogos diría que aunque lo único que transferimos fuera un mapa de las interconexiones entre neuronas, y los diversos niveles de neurotransmisores, habríamos capturado todo lo que es significativo en el cerebro. Y en efecto lo hacemos.

Parece que hay de por medio una enorme cantidad de datos —dijo Deshawn.

—No es tanto como pudiera parecer —respondió Porter—. Hemos encontrado resonancias fractales en gran parte… Eso significa que las mismas pautas se repiten una y otra vez a distintos niveles de resolución. Los datos se comprimirían muy fácilmente si quisiéramos llevar un registro.

Me enderecé en mi asiento cuando dijo esto, pero, como estaba detrás de Karen, me resultó imposible mirarla a los ojos.

—¿Y al copiar esta información han copiado también la conciencia? —preguntó Deshawn—. ¿Copiando simplemente las redes neuronales y los niveles de neurotransmisores?

—Bueno, algunos discuten que estas cosas no son verdaderas correlaciones fisiológicas de la conciencia… es decir, que no son en sí mismas las indicaciones físicas del pensamiento consciente, y señalan los paramecios como prueba.

—¿Los paramecios? —repitió Deshawn.

—Sí. Humm, señoría, ¿puedo…?

Herrington asintió y Porter se levantó del estrado, con aspecto aliviado por no estar ya apretujado en él. Sacó un pequeño mando a distancia del otro bolsillo de su chaqueta y empezaron a aparecer imágenes en la pantalla mural.

—Un paramecio es una especie de protozoo, una forma de vida unicelular —dijo Porter—. Los paramecios no tienen sistema nervioso, ya que los sistemas nerviosos están compuestos por células nerviosas especializadas, y obviamente una forma de vida unicelular no puede tener células especializadas. Sin embargo, sin neuronas ni neurotransmisores, un paramecio puede aprender. No mucho, se lo aseguro… pero puede aprender. Puede enseñársele que si llega a una bifurcación, ir a la izquierda provocará una leve descarga e ir a la derecha siempre le hará conseguir comida. —Las imágenes de la pared fueron ilustrando todo esto—. De algún modo, el paramecio aprende esto a pesar de no tener sistema nervioso. Y eso al menos sugiere la posibilidad de que las redes neuronales no sean en realidad las responsables de nuestra conciencia.

—Bueno, entonces, ¿cómo se produce la conciencia? —preguntó Deshawn.

En la pantalla aparecieron imágenes diferentes.

—Un argumento es que es en los microtúbulos que componen el citoesqueleto de una célula donde reside la conciencia, la infinitésima conciencia de un paramecio… o un humano —respondió Porter—. Los microtúbulos son como mazorcas huecas de maíz; tienen un centro vacío, pero están cubiertas de granos. Y, al igual que en las mazorcas de maíz, el grano forma pautas. Algunos argumentan que estas pautas se mueven y replican como autómatas celulares y…

—¿Autómatas celulares?

Más imágenes, como crucigramas animados.

—Sí, así es —dijo Porter—. Considere la superficie del micro túbulo como un trazado de cuadrados enrollado en un tubo. Imagine que algunos de los cuadrados son blancos y otros son negros: ése es el aspecto de mazorca de maíz al que me refería hace un momento. Imagine, también, que los cuadrados responden a reglas sencillas, como ésta: si eres un cuadrado negro, y al menos tres de los ocho cuadrados que te rodean son negros también, entonces deberías volverte blanco.

La imagen ilustró todo esto.

—¿Ve? —dijo Porter—. Una regla muy simple. Pero de estas reglas surge una pauta compleja. Por ejemplo, se pueden obtener pautas en bumerán compuestas de una pauta consistente de cuadrados que se mueven por todo el trazado… cada vez que se aplica la regla básica, todo el conjunto puede moverse un espacio a la izquierda. También hay formas que devoran otras formas, y formas grandes que se dividen en dos más pequeñas, pero que por lo demás son idénticas.

Todos vimos estas cosas suceder en la pantalla.

—Ahora consideren que las pautas responden a estímulos en la forma de la regla que se está aplicando. La respuesta a los estímulos es uno de los criterios estándar para la vida. Las pautas se mueven y, una vez más, el movimiento es uno de los criterios estándar para la vida. Las pautas devoran otras pautas y, de nuevo, comer es el tercer criterio estándar para la vida. Y las pautas se reproducen y, naturalmente, hacer eso es también uno de los criterios estándar para la vida. De hecho, los autómatas celulares son una forma de lo que se llama vida artificial, aunque personalmente pienso que la palabra «artificial» es innecesaria. Son vida.

—¿Y por eso su proceso Mindscan copia las pautas de los autómatas celulares? —dijo Deshawn.

—Indirectamente, sí.

—¿Indirectamente? Si existe la posibilidad de que hayan pasado algo por alto…

—No, no. Copiamos la información con fidelidad absoluta, pero es físicamente imposible escanear la configuración de los autómatas celulares.

—¿Por qué?

—Bueno, como decía, grabamos la configuración de las redes neuronales, las posiciones e interconexiones de todas las neuronas del cerebro, pero no grabamos las pautas de autómatas celulares en la superficie de los microtúbulos que hay dentro de esas neuronas. Verán, los tubulinos (los pequeños granos que componen la mazorca de microtúbulos) pueden oscilar entre dos estados, que he estado mostrando como blanco y negro en las gráficas, para que compongan las pautas animadas complejas que han visto en la superficie del microtúbulo. Pero los dos estados no son en realidad blanco y negro. Más bien, se definen por dónde está un electrón: en la subunidad alfa del bolsillo tubulino o en la beta. —Sonrió al jurado—. Lo sé, lo sé… parece un galimatías. Pero el argumento es que se trata de un proceso mecánico-cuántico, y eso significa que ni siquiera podemos medir teóricamente los estados sin perturbarlos.

Porter se volvió hacia Deshawn.

—Pero cuando nuestra niebla cuántica se condensa en el nanogel del cerebro, enlaza cuánticamente de manera muy breve con el original biológico, y por eso las pautas de autómatas celulares encajan a la perfección. Y, si los microtúbulos son en efecto la fuente de la conciencia, es entonces cuando la conciencia se transfiere al duplicado. Naturalmente, el enlace se rompe fácilmente, pero para cuando lo hace las reglas han vuelto a aplicarse de nuevo en el nuevo autómata celular, así que, volviendo a nuestra anterior metáfora, los cuadrados se mueven de un lado a otro de estado en estado.

Porter miró ahora a Karen, sentada a la mesa del demandante.